'Paparazzi', la historia de la crónica social española

SPC
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Esta docuserie hace un recorrido a través de esta profesión y su impacto en los medios con la participación de, entre otros, Ana Obregón, Francisco Rivera, Antonio Montero y Lalo Álvarez

‘Paparazzi’, la historia de la crónica social española

Sus objetivos capturan el reflejo de España y sus fotos son las encargadas de narrar momentos que han abierto portadas de diarios y revistas de todo el mundo. Paparazzi, una serie documental de Movistar Plus+ que llega el próximo 29 de septiembre, da voz a los fotógrafos que consiguieron estas instantáneas que acabaron siendo grandes exclusivas.

Escándalos, sorpresas, secretos e intereses ocultos de un negocio millonario, a veces al límite de la ley, son analizados en este original producido en colaboración con Kometa Producciones Audiovisuales y compuesto por 3 episodios.

La docuserie, contada en primera persona por los mejores paparazzi del país que han dedicado su vida a conseguir exclusivas, cuenta con entrevistas a famosos que narran su punto de vista al ser perseguidos por los fotógrafos. Además, incluye testimonios de expertos de la prensa y de los directores de las principales publicaciones del corazón, los máximos conocedores del funcionamiento del negocio.

La serie documental se compone de tres episodios que exploran la lucha entre paparazzi y famosos, la historia desconocida detrás de cada exclusiva, así como un repaso de las portadas y la evolución de un negocio que no ha dejado de cambiar a lo largo de los años. Se plantea al paparazzo como un cazador que persigue de manera implacable a su presa.

El arranque

Durante los años dorados, la relación entre los paparazzi y las celebrities es excelente, incluso de amistad. Las imágenes  están protagonizadas por grandes estrellas y el papel de la mujer fue crucial: tanto por ser el público objetivo al que se dirigen estas exclusivas, como por ser las protagonistas de las portadas.

Con la llegada de la democracia, artistas, cantantes y actrices abrazan las nuevas libertades e irrumpen los desnudos (Marisol, Lola Flores o Carmina Ordóñez). España entera habla de estas portadas.

La relación entre fotógrafos y famosos se intensifica en los 80, pero el negocio cambia: surgen los primeros robados así como los pactos, donde los famosos empiezan a usar los medios a su favor; pero también los chantajes. Así ocurrió con Marta Chávarri y Alberto Cortina, o Isabel Preysler y Miguel Boyer.

Muchos ceros

En los 90 el valor económico de las fotografías alcanza cifras desorbitadas. Son los años salvajes en los que se intensifica la persecución hacia las celebrities. El nacimiento de las televisiones privadas y el auge de los programas del corazón dispara el interés por conocer su intimidad.

La época, en la que la eterna lucha entre el cazador y su presa llega a su momento más álgido, donde predominan los robados: desde el desnudo del rey Juan Carlos o Marta Sánchez, el descubrimiento de la pareja formada por Antonio Banderas y Melanie Griffith, las fotografías de Isabel Pantoja junto a Encarna Sánchez y María del Monte, así como la persecución a Mar Flores, entre otros.

La relación entre ambos mundos deja de ser idílica. Estos años de crudeza que desembocan en la muerte de Diana de Gales, el gran personaje de la década.

La crisis

La muerte de Lady Di supone una crisis reputacional y económica para los paparazzi. Pese a ello, en un momento en el que la venta de una fotografía parecía imposible, hay temas que generan interés como la monarquía.

La llegada de la telerrealidad desemboca en nuevos paradigmas para el negocio, ya que es más fácil aparecer en la pequeña pantalla. Además, las redes sociales hacen que los personajes públicos puedan ser los propios dueños de la información que quieren compartir.

Las celebrities consiguen dar un paso más allá en la protección de su intimidad. La sentencia del caso de Elsa Pataky es uno de los grandes hitos en este sentido.

También se analizan las exclusivas más sonadas con protagonistas como Tamara Falcó e Íñigo Onieva, la llegada de la nieta de Ana Obregón o la fotografía de Genoveva Casanova y Federico de Dinamarca. A pesar de todo, los paparazzi siguen llegando a donde otros no pueden.