Medina recupera la tranquilidad con el Zapardiel en descenso

D.V.
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Los bomberos y los empleados municipales han practicado taludes con máquinas en esas áreas anegadas para tratar de contener el efecto de las avenidas

Desbordamiento del Zapardiel en Medina del Campo. - Foto: Leticia Pérez (Ical)

La villa vallisoletana de Medina del Campo ha recuperado la tranquilidad doce horas después de la crecida del río Zapardiel, que a primera hora de este sábado registró cotas de casi tres metros de altura, se desbordó a la entrada y salida del casco urbano y amenazó con inundar el centro de la localidad.

"Llevamos en pie desde las cinco de la mañana pero afortunadamente ya estamos tranquilos: todo está controlado, el río no se ha desbordado, lo peor ya ha pasado y el nivel del agua baja poco a poco", ha detallado a EFE el alcalde, Guzmán Gómez.

El río se ha desbordado a la entrada y salida del municipio donde ha inundado garajes, cocheras, naves e incluso algunas casas molineras donde los bomberos de la Diputación se han empleado para achicar agua.

Tanto los bomberos como los empleados municipales han practicado taludes con máquinas en esas áreas anegadas para tratar de contener el efecto de las avenidas, y reforzado con sacos terreros algunos de los puntos más vulnerables, ha explicado el alcalde.

Los trabajos más urgentes han finalizado entre las 14,30 y 15,00 horas, momento en que el río comenzó a ceder en su ímpetu, ya que estuvo a escasos centímetros de rebosar alguno de los puentes situado en el casco urbano, entre ellos el de San Miguel.

Junto al puente de Aguacaballos el agua se desparramó levemente al igual que en el puente Bonero o de hierro por donde pasa la línea férrea entre Medina del Campo y Salamanca.

La crecida del Zapardiel ha dejado estampas inusuales en Medina del Campo, canalizado a lo largo de su casco urbano y que habitualmente es un hilo de agua apenas visible, seco el cauce al comienzo de semana y con una corriente violenta durante este sábado.

El Zapardiel, que nace en la Sierra de Ávila, ha llegado embravecido hasta la llanura de Arévalo (Ávila), donde recibe las aguas del Arevalillo, y entre Ataquines y Fuente el Sol (Valladolid) se ha venido arriba parta encharcar fincas de labor y praderas.