«Aquí la gente corre por deporte y en mi país, para robarte»

Óscar Fraile
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La colombiana Alejandra Torres lleva algo más de tres meses en Valladolid, donde regenta un negocio de manicura y pedicura

Alejandra Torres posa junto al Campo Grande. - Foto: J. Tajes

Alejandra Torres llegó a Valladolid hace algo más de tres meses procedente de Bogotá (Colombia). Lo hizo porque la familia de su pareja vive aquí desde hace años y porque, en cierto modo, esta experiencia le venía bien para la formación de Estudios Internacionales que cursó en su país. Allí trabajaba en el sector logístico y también para un banco de Estados Unidos, ya que es bilingüe.

Las primeras impresiones que ha tenido de la ciudad son excelentes. Más o menos lo que se esperaba. Pero, si hay algún aspecto que le ha llamado la atención, ha sido el de la tranquilidad. Acostumbrada a la marea de gente de Bogotá, al ruido y a la vida a doscientos por hora de una ciudad en la que viven más de ocho millones de personas, la paz de Valladolid le parece el paraíso. «Es muy, muy, muy tranquila, aparte de ser muy verde, tener muchos árboles y zonas muy naturales», explica. Alejandra se ha instalado en el barrio de Parquesol y la relación que ha tenido hasta ahora con los vecinos ha sido muy buena. «Me habían dicho que la gente aquí es muy fría y muy seria, pero la verdad es que a mí me ha ido muy bien, todos han sido muy amables, cordiales y dispuestos a colaborar y ayudar cuando necesitas una dirección en la calle o cualquier otra cosa... eso me ha gustado mucho», añade. A pesar de que solo tiene 23 años, esta colombiana destaca por su espíritu emprendedor. De hecho, ya tiene en marcha un negocio de manicura y pedicura que, de momento, no le va nada mal. «Trabajo como autónoma y quiero seguir creciendo, ahora es una muy buena época porque en verano todo el mundo se hace las uñas y espero que esto me ayude a expandirme a otras zonas de Valladolid y alrededores», asegura. Aparte de esta empresa, Alejandra también hace algunos trabajos «como independiente» para empresas de Estados Unidos.

Su balance en Valladolid, de momento, es muy bueno, aunque, si tuviera que destacar algo negativo, sería el clima. «Es algo que no me enamora», dice. Acostumbrada a temperaturas más suaves y al frío en Bogotá, Alejandra se ha encontrado de golpe con un verano sofocante y ya le han avisado de que el invierno también es extremo. Pero es un detalle que no eclipsa otras cosas positivas, como la comida. Reconoce que echa de menos algunas frutas de su país que no encuentra aquí, pero ha descubierto 'tesoros', como los torreznos y el tinto de verano: «Es delicioso». También valora mucho la seguridad, con resignada ironía: «Aquí la gente corre por deporte y en mi país, si lo hace, es para robarte».