El Ministerio de Trabajo y Economía Social cuenta con volver a sentarse con CCOO, UGT, CEOE y Cepyme el próximo lunes para negociar la reducción de la jornada laboral, de forma progresiva y sin merma salarial, 41 años después de que el Estatuto de los Trabajadores la fijara en 40 horas semanales. Sobre la mesa, el borrador de un anteproyecto de ley que empezaba a elaborarse meses atrás con el objetivo de bajar a 38,5 horas en la segunda mitad de este año y a 37,5 en 2025, aunque, tras la última reunión sin acuerdo del 29 de julio, está por verse en qué términos siguen las conversaciones y sobre todo cómo acaban, mientras planea la amenaza de la ministra Yolanda Díaz de decidir por (real) decreto una medida de alto impacto para las empresas y sus empleados, y no precisamente bien acogida por ambas partes. Para las empresas puede suponer una subida de costes de hasta más del 6%, aparte del quebranto organizativo, mientras los empleados no sólo verían revalorizado su tiempo de trabajo sino que, al cabo del año, podrían llegar a ahorrarse el equivalente a 15 días laborables en los casos de quienes están en el máximo legal. Porque a todas y todos no les afectaría igual, claro.
El Estatuto de los Trabajadores sólo menciona de forma expresa las ya citadas 40 horas de media semanal, si bien por sentencias judiciales precedentes se han llegado a traducir en una jornada anual de hasta 1.826 horas y 27 minutos, de modo que las 38,5 semanales, que redondeando suman 1.758 al año, ya supondrían 68 horas menos que equivalen a nueve días laborables; y 114 horas menos, equivalentes a 15 días, con la rebaja a 37,5.
En Valladolid, mientras, la jornada laboral pactada en la negociación colectiva durante 2023 y lo que va de 2024 oscila entre 1.750 y 1.760 horas como media; pero aun así, sólo con la aplicación del primer tramo de rebaja a 1.758 horas (38,5 semanales) ya se verían desfasados 14 de los 21 convenios provinciales vigentes, de los cuales dependen más de 45.000 empleados de unas 14.000 empresas. Unas cifras que, con la rebaja posterior a 1.712 y 37.5 horas, ya se elevarían a casi 80.000 empleados y más de 17.000 empresas, dado que entonces, de todos los convenios provinciales, sólo se libraría el de limpieza de edificios y locales, que en la actualidad recoge 1.681 horas.
La reducción de jornada afectaría al menos a 80.000 empleadosLos más afectados
Destacan dos convenios provinciales de sectores muy dispares, el de transporte de viajeros por carretera y el de industrias de panaderías. El primero, según datos detallados cuando se revisó el acuerdo, firmado este mismo año, afecta a 500 empleados de otras tantas empresas; el segundo a 1.500 y 300, respectivamente; y en ambos casos sus jornadas anuales vigentes están en 1.800 horas, por lo que arrojan excesos equivalentes a 5,5 días laborables respecto a la primera rebaja y 11,73 respecto a la segunda. Muy cerca se queda el convenio de comercio de alimentación en general (2.987 empleados afectados y 3.601 empresas), con una jornada anual de 1.795 horas cuya actualización daría para 4,85 y 11,07 días menos en cada tramo de rebaja; o el de transporte de mercancías por carretera que, con 1.792 horas anuales vigentes para 1.650 empleados de 250 empresas, bajaría el equivalente a 4,46 y 10,67 días.
No obstante, poco se llevan estos tres primeros sectores con otros como el de industrias de tintorerías y limpieza de ropa, lavanderías y planchado de ropa (210 empleados y 20 empresas) y el artesanal de pastelería, bollería, repostería y platos precocinados (1.250 y 150).El primero tiene una jornada de 1.788 horas y el segundo de 1.787, por lo que sus diferencias frente a la jornada de 38,5 semanales se sitúan en torno a las 30 anuales, que dan para casi cuatro días laborables menos, o diez con la aplicación de las 37,5. En campo (4.600 empleados y 1.090 empresas) y pompas fúnebres (107 y 15), mientras, con 1.784 horas pactadas, tocaría corregir diferencias equivalentes a 3,4 y 9,6 días laborables.
Comercio y hostelería
Por la cantidad de personas que dependen de ellos destacan los convenios de comercio general excepto alimentación (12.218 empleados y 2.031 empresas) y de hostelería (10.500 y 4.400), con jornadas anuales de 1.775 y 1.782 horas que dejan excesos de 2,25 y 3,16 días en el primer tramo y de 8,4 y 9,33 en el segundo.
Por otro lado, en cuanto a las grandes empresas, Renault e Iveco no se verían afectadas por tener ya jornadas inferiores a las que ahora pretende implantar el Gobierno; tampoco Michelin, salvo un grupo minoritario de trabajadores, ya que la jornada laboral media de este año está en 1.582, según fuentes oficiales de la empresa. Lingotes Especiales, mientras, por convenio tiene 1.760 horas pactadas y marcaría un exceso equivalente a seis días con la rebaja a 37,5 semanales.
Otra cuestión será ver cómo se abordan futuras negociaciones de subidas salariales, ante la posibilidad de que las empresas justifiquen entonces su contención por asumir un incremento de costes de hasta el 6,2% con estas reducciones de jornada; aunque, de momento, la preocupación más urgente pasa por el corto plazo de la reunión del próximo lunes.