Pues sí, ya está aquí este 2025. Aunque el año que hemos despedido ha sido el tercero más cálido de la historia vallisoletana, estos días estamos invadidos por la niebla y el frío gélido de la meseta castellana. Aún así, las calles se ven llenas, lo mismo que los establecimientos hosteleros y que los comercios. Son días de celebración, de ilusión por la llegada de los Reyes Magos de Oriente y de esperanza en que estos 365 días vayan a ser mejores que los anteriores. Y visto el panorama, me he decidido a escribir yo a Melchor, Gaspar y Baltasar -a los tres de forma conjunta- para trasladarles mis peticiones y a ver si hay suerte, teniendo en cuenta que he sido bueno.
La lista de peticiones es larga, aunque las esperanzas no lo son tanto. Con este nuevo año hemos estrenado la zona de bajas emisiones, aunque de momento se encuentra en pruebas hasta principios de julio, cuando ya llegarán las multas para el que se salte las restricciones sin tener dispensa. Esta es una de las novedades que ya está en marcha, pero esperamos muchas más para este 2025. Sin salir del ámbito municipal, y teniendo en cuenta que en unos meses llegaremos al ecuador de los cuatro años de mandato en el Ayuntamiento, deberíamos ya de ver avances en el parque logístico agroalimentario, que va cambiando de nombre y de proyecto, pero de momento no existe más que en los papeles. Su importancia para la actividad económica de Valladolid debería ser muy grande, dado que pronto veremos en marcha el nudo logístico ferroviario en el que deberá apoyarse, y especialmente teniendo en cuenta la 'desaparición' de esas grandes inversiones que iban a realizar Switch Mobility e InoBat y que ya prácticamente nadie cree que se cumplirán.
Otra de mis peticiones es que podamos ya ver encauzado el denominado Campus de la Justicia en lo que fue el colegio El Salvador y aledaños, una iniciativa que se encuentra ya en fase de licitación del proyecto y dirección de obras, con lo que ya deberían comenzar las obras a finales de este 2025 tras un complejo proceso administrativo que ha retrasado la reunificación de los juzgados más de una década. Ahora que parece encauzado es el momento de un impulso definitivo para que cuanto antes se convierta en una realidad que dinamice el entorno de la plaza San Pablo.
Habrán pensado que me he olvidado del asunto estrella, pero no. El soterramiento o la integración, ahí sigue esta dicotomía que sigue amenazando la paralización total de obras en el entorno de las vías a su paso por la ciudad en ese tira y afloja que mantienen el alcalde, Jesús Julio Carnero, y el ministro de Transporte, Óscar Puente. De momento, no se ha disuelto la sociedad Valladolid Alta Velocidad y eso es positivo. En las obras de los pasos subterráneos y otras actuaciones previstas en la integración se avanza, aunque muy poco, sin embargo sobre la idea de enterrar las vías a su paso por la capital del Pisuerga no hay ni rastro, más allá de las declaraciones de sus promotores. A pesar de todo, parece que la nueva estación de tren podría dar pasos definitivos durante este año con el proyecto y su tramitación, que seguramente no estará exenta de trabas municipales. Esperemos que este proyecto, también clave para que Valladolid se convierta en el gran centro de viajeros del noroeste español, no se frustre por peleas políticas.
Siempre quedan cosas en el tintero y podríamos alargar la lista hasta el infinito: el teatro Lope de Vega, ya en obras; el puente de Poniente, del que no conocemos ni proyecto ni bocetos; la estación de autobuses, que avanza pero muy poco a poco; la remodelación del estadio Zorrilla, que con Ronaldo ya no va a ser, pero tampoco se sabe si se hará. Sin ser cansino, Valladolid necesita muchas cosas, pero como los Reyes Magos no pueden traernos todo, esperemos que algunas de ellas se hagan realidad. Especialmente, que no se olviden de la salud para todos los ciudadanos y el trabajo, que también es fundamental para continuar con los proyectos de vida deseados para cada uno de ustedes. ¡Viva el año 2025!