Se trata de una tendencia generalizada en toda España y Valladolid no es una excepción. El gasto en farmacia hospitalaria se ha disparado en los últimos años, sobre todo por el alza de los precios de los nuevos fármacos. Y así lo revelan los datos de la Consejería de Sanidad. En el año 2016 el Hospital Clínico gastó 36,5 millones en medicamentos; el Río Hortega, 33,8; y el Hospital de Medina del Campo, 2,1. En total, 72,4 millones. Pues bien, en el año 2023, últimos datos disponibles, esa cifra ya había aumentado hasta los 109,1 millones. En estos siete años, el incremento en el Clínico se sitúa en el 42,7%; el del Río Hortega, en el 54,7%, mientras que el Hospital de Medina ha gastado más del doble que hace siete años.
Hay varios factores que explican esta evolución. El primero, el incremento del consumo. Según los datos del Ministerio de Sanidad, los castellanos y leoneses gastaron el año pasado algo más de 4,7 millones de envases en los hospitales de la Comunidad, lo que supone un 0,4% más que el año anterior. Es una subida muy ligera, pero en 2022 ese indicador ya había aumentado un 5,9%; en 2021, un 6,5%; en 2019, un 3,4%; y en 2018, un 5,6%. El términos globales, el consumo de envases ha pasado de poco más cuatro millones en 2017 a 4,7 en 2023, un 19% más, según los datos del Ministerio.
Por otro lado, también hay que tener en cuenta el alto precio de los medicamentos, especialmente los que han salido en los últimos años al mercado. Hace tres años, el movimiento No es sano, promovido por organizaciones como Médicos del Mundo, la OCU, la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria y la Organización Médica Colegial de España, entre otras, denunció que el alto precio de los nuevos medicamentos había incrementado un 53% el gasto hospitalario en esta partida en solo siete años. Más o menos lo mismo que ha sucedido en Valladolid. El estudio hace referencia a algunos de los fármacos aprobados durante la pandemia. Por ejemplo, el Zolgensma, un medicamento para la atrofia muscular espinal, aprobado en 2021, que se administra una sola vez y cuyo precio por paciente alcanzaba en esa fecha los dos millones de euros. «Si tenemos en cuenta el precio por paciente y el número personas que podrían ser tratados con este fármaco, en España el coste para las arcas públicas oscila entre los 28 y 35 millones de euros al año», señala el estudio. Otro ejemplo es el de Luxturna, un fármaco para la pérdida de visión, cuyo «precio de la terapia completa para los dos ojos es de 688.896 euros» en España.
Además, hay que tener en cuenta que hay otros medicamentos que tienen un coste mucho menor, pero que son utilizados por un gran volumen de pacientes. Por ejemplo, el Dupixent, un tratamiento para la dermatitis atópica en adultos que, según el estudio, conlleva un gasto anual de 117 millones de euros. «Estos y otros medicamentos evidencian que este aumento de los precios de los fármacos no solo se da en un grupo de enfermedades con pocos pacientes, sino que, cada vez más, se va haciendo extensivo a otras patologías que afectan a un mayor número de personas; y eso está teniendo un impacto directo en los presupuestos sanitarios de las comunidades autónomas», señala el informe.
Cómo se fijan los precios
Los precios de los medicamentos no financiados por el sistema público los marcan directamente las farmacéuticas fabricantes. En cambio, los que están dentro del Sistema Nacional de Salud están intervenidos, es decir, se fijan por el Estado, dada su relevancia y potencial impacto sobre la salud pública y los sistemas sanitarios. En primer lugar, para decidir si se financia un medicamento o no se tienen en cuenta factores como las necesidades de ciertos colectivos, el valor terapéutico y social y beneficio clínico, su impacto presupuestario, el grado de innovación y la existencia de alternativas. Si finalmente se da el visto bueno, se establece un precio máximo de venta en función de los factores apuntados. Un precio que se puede revisar regularmente.
Población envejecida
En la evolución del gasto en medicamentos también hay que tener en cuenta otros factores que son locales. Por ejemplo, el hecho de que Castilla y Léon sea una de las comunidades más envejecidas de España, con lo que eso conlleva para el desarrollo de patologías. De hecho, la Comunidad es la tercera que tiene un mayor gasto por habitante en medicamentos, con 319,4 euros al año. Es una cifra que solo superan Extremadura (364 euros) y Asturias (325), otras dos comunidades azotadas por el envejecimiento población. Si se comparan con las cifras nacionales, el gasto de los castellanos y leoneses es casi un 18,4% más alto que la media nacional, que es de 269,6 euros, según recoge el estudio Prestación farmacéutica en el Sistema Nacional de Salud de 2023, publicado por el Ministerio de Sanidad. El gasto medio por envase fue en 2022, año al que se refiere el estudio, de 11,9 euros, 50 céntimos más que la media española.
Precisamente el Consejo Económico y Social (CES) alertó antes de la pandemia de las grandes diferencias que había entre unas comunidades y otras respecto a la evolución en el gasto farmacéutico, e hizo una referencia a ese enverjecimiento de la población, que es más grave en esta Comunidad. Según el CES, se trata de un fenómeno «imparable» que «avoca al Sistema Nacional de Salud a emplear cada vez más recursos» a la atención de los procesos crónicos. Además, pidió que se pusiese el foco en la prevención, como una de las claves «que irán cobrando mayor importancia en el debate sobre la sostenibilidad del gasto sanitario en los próximos años».
Con todo, los hospitales de Valladolid no son los que más gastan en medicamentos de la Comunidad. Los más de 52 millones del Clínico y el Río Hortega quedan lejos de los 60,8 millones del Complejo Asistencial de Burgos, los 65,8 millones del de León y los 73,5 del Complejo Asistencial de Salamanca.