La Dirección General de Tráfico (DGT) tiene todo listo para que a finales de año, si se cumplen los plazos legislativos, entre en vigor la nueva tasa de alcohol al volante a 0,1 por litro de aire espirado -0,2 gramos por litro en sangre-. Después de que el Congreso tomara en consideración el mes pasado esta propuesta de ley de reducción del índice máximo de alcohol conduciendo, ahora es el turno de la presentación de enmiendas -hasta el próximo 22 de abril- y su posterior aprobación por la Cámara Baja.
Coincidiendo con esta tramitación, la DGT encargó un estudio que fue presentado ayer en el que se recomienda reducir la tasa de alcohol de 0,25 mg/l de aire espirado a 0,1 mg/l, lo que equivale a 0,2 gramos por litro en sangre -0,5 actualmente-, además de otro conjunto de medidas, entre ellas el aumento de controles de alcoholemia y sancionar «de forma más eficaz» el policonsumo de otras sustancias.
La investigación, elaborada por el Instituto de Tráfico y Seguridad Vial de la Universidad de Valencia, aconseja realizar más controles de alcoholemia aleatorios y visibles, sobre todo en zonas urbanas, llevar a cabo más campañas de concienciación y fortalecimiento de la educación vial en autoescuelas y realizar programas de reeducación de infractores reincidentes.
«Tengo la impresión de que tenemos una deuda con tantas y tantas víctimas del alcohol y la conducción, y es probable que con esta medida cubriéramos algo de esta deuda. Tenemos una cierta obligación ética y moral», defendió el director de la DGT, Pere Navarro, que recordó que países referentes en seguridad vial como Suecia y Noruega tienen dichas tasas.
Sobre por qué no se ha apostado directamente por la tasa 0,0, el mandatario argumentó que la OMS lo desaconseja porque hay ciertos «procesos gástricos que pueden dar algo de alcohol», así como medicamentos o frutas maduras y así «evitamos discusiones bizantinas». «Al final, el mensaje es tan claro como, si bebes alcohol, no conduzcas. Tú puedes beber, pero no puedes beber y conducir. Ni alcohol, ni botellín pequeño, ni nada», subrayó, para insistir en que «en la práctica» un límite de 0,1 mg/l espirado equivale a «cero, cero». Además, considera que la sociedad española «está preparada».
Temor a ser parado
El responsable del estudio, el catedrático de seguridad vial de la Universidad de Valencia, Luis Montoro, argumentó que además de incrementar las sanciones o la detracción de puntos del carné, es mucho más eficaz poner muchos más controles de alcoholemia.
«El riesgo percibido de poder sufrir un control impacta muchísimo más en el comportamiento que la cuantía económica», señaló el estudioso, que también manifestó que «las sanciones inhiben el comportamiento, pero no lo modifican».