El uso prolongado del chupete en los niños puede derivar en importantes alteraciones odontológicas, llegando a ser irreversibles si no se establecen las medidas adecuadas para corregirlas, según han advertido las especialistas en odontología infantil Hahn y Rabassa, asesoras de Proclinic Group.
La principal consecuencia del chupete en la salud bucodental de los bebés, si lo continúan utilizando después de los dos años, es la modificación que produce en los dientes anteriores, pudiendo desarrollarse una 'mordida abierta anterior o posterior' según la forma en la que coloquen el chupete entre los dientes.
Además, "el chupete también puede producir una compresión del paladar que se traduce en una mordida cruzada, resalte dental (cuando los dientes superiores están adelantados con respecto a los incisivos inferiores) y/o un paladar profundo u ojival. Todo ello puede afectar a la estructura ósea y la alineación de los dientes", han afirmado Hahn y Rabassa.
Igualmente, han advertido de que no debe usarse en los primeros días de vida "debido a que el patrón de succión del chupete es diferente al de la succión del pezón. Por consiguiente, el uso del chupete en bebés recién nacidos puede dificultar que adquieran la técnica para la lactancia materna".
En la mayoría de los países desarrollados, el uso del chupete alcanza el 42,5 por ciento entre los niños pequeños de 12 meses. En este sentido, es importante recordar que el crecimiento más importante del niño se produce entre los dos y los cinco años, periodo en el que el 70 por ciento de la cara y los maxilares del niño se desarrollan. Por ello, es recomendable retirar el chupete alrededor de los 24 meses para evitar estas malformaciones que no solo afectan a nivel estético, sino también a la alimentación debido a una incorrecta masticación, han señalado Hahn y Rabassa.
Las doctoras también han señalado que utilizar chupete o chupar el dedo aumenta el riesgo de padecer otitis, desarrollar problemas de habla y comunicación. Así, si los dientes, la lengua o el paladar se ven posicionados fuera de su correcta función, el niño podría tener dificultades al pronunciar ciertas consonantes, requiriendo la ayuda de un logopeda.
Asimismo, desde la compañía dental también han recordado que el chupete nunca debe bañarse en azúcar, zumo o miel, ya que favorecen la aparición de lesiones de caries en los dientes de los niños.
A pesar de estas contrariedades, el chupete tiene diversos beneficios, ya que calma el llanto, previene chuparse el dedo, ayuda a conciliar el sueño y reduce el estrés del niño, sobre todo si sufre algún dolor como cuando nacen los primeros dientes. Además, su utilización es preferible a otras alternativas, como chupar el dedo o cualquier otro objeto.
Si se ha producido un uso prolongado del chupete, más allá de los dos años, y ha causado un problema dental, es fundamental poder solucionarlo cuanto antes para evitar una incorrecta alineación de los dientes.
Como alternativa al chupete, el dedo o el biberón, a partir de los dos años se pueden utilizar aparatos infantiles funcionales que mejoran la masticación de los niños, su respiración nasal, la fuerza labial y corrigen la posición de la lengua. "Se trata de pantallas orales y aparatos que sustituyen al chupete, eliminando su uso y ayudando a la corrección de la malformación de los dientes en los niños pequeños. Además, también contribuyen a una correcta respiración y deglución. En algunos casos pueden ser una buena alternativa para hacer un intercambio por el chupete y sus colores vivos fomentarán que quiera llevarlo", han señalado Hahn y Rabassa.