Del avance tecnológico a la sangría rural

David Aso
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Intrum prevé ahorrarse casi 50 empleos con una aplicación de Inteligencia Artificial para el registro de llamadas de sus teleoperadoras, y Nanta deslocaliza a Zamora y Segovia su producción de Tudela, que se queda sin referencia industrial

El Ayuntamiento de Tudela de Duero, con una pancarta contra el cierre de Nanta, en una imagen tomada el pasado miércoles.

De todas las causas alegadas por Intrum para justificar su ERE, más allá de las económicas, organizativas o de producción, una tecnológica que finalmente se retiró, por discrepancias formales con los representantes de los trabajadores, resulta ser en la práctica la más impactante, por lo que ya representa y por lo que se teme que supondrá en el futuro: la Inteligencia Artificial, en este caso encarnada en Chat GPT. La aplicación que tan popular se ha hecho por permitir mantener conversaciones con la IA ha facilitado en parte el trabajo en el centro de esta empresa sueca en Valladolid, que aún hoy emplea a 515 personas, el 80% mujeres y teleoperadoras en su mayoría.

Sin embargo, Intrum cuenta con rentabilizar esta tecnología gracias a que permite registrar el contenido de las llamadas de manera automática. «Hace un cálculo por el que resta 23 segundos de tiempo de trabajo en anotaciones después de cada llamada, y si le sale que a estas anotaciones se venía dedicando en torno a un 15% de la jornada laboral, traduce las cuentas en personas y así justificaba el despido de 48 en Valladolid», advierte el presidente del comité de empresa, Jaime Esteban (CGT). «Durante la negociación reclamé que nos enseñaran autorizaciones de los clientes por el uso de datos sensibles para esta tecnología, resultados de las pruebas que hubieran efectuado, etcétera, y al final retiraron esa causa como justificativa, pero contaban con implantar esto antes del 30 de junio y en la práctica no han reducido los afectados», lamenta; hasta 134 en total en Valladolid, con 133 de Intrum y uno de otra sociedad del grupo, Solvia.

El ERE de la empresa sueca se ha aprobado para su ejecución hasta el 31 de diciembre y se prevé que el grueso de afectados salga a partir de septiembre, para cubrir antes las vacaciones de verano.

Entrada al centro de trabajo de Intrum en Valladolid.Entrada al centro de trabajo de Intrum en Valladolid. - Foto: José Carlos Castillo

En Tudela, mientras tanto, el Grupo Nutreco ha alegado causas organizativas y de producción para justificar el cierre de su fábrica, que data del mismo año en el que se constituyó Nanta, 1968, si bien las instalaciones empezaron a funcionar como Covana. Aún hoy trabajan allí a tres turnos que cubren las 24 horas del día (de 6.00 a 14.00, de 14.00 a 22.00 y de 22.00 a 6.00) y el trasiego de camiones es constante: «Su continuidad era absolutamente viable y en realidad no hay causa que justifique una medida tan desproporcionada», tal y como ha asegurado una y otra vez durante las negociaciones quien ha puesto voz pública a los trabajadores durante el mes de negociación, el secretario de Alimentación, Bebidas y Tabaco de FICA-UGT, Juan Carlos García Serrano.

Pero la decisión está tomada y su producción se deslocalizará a las plantas de Nutreco en Pobladura del Valle (Zamora) y Tabanera la Lengua, mientras Tudela se quedará por tiempo indefinido con un inútil monstruo de hormigón en su silueta urbana, visible desde la entrada al pueblo como desgraciado monumento a la extinción de su tejido industrial. El 12 de julio será el último día de actividad productiva en esta fábrica, y al Ayuntamiento, aparte de descolgar de su balcón una pancarta contra el cierre volteada por el viento, ya no le quedará más trabajo al respecto que velar por el cumplimiento de un plan de desmantelamiento que se ajuste a la legalidad y evite situaciones comprometidas en el futuro, ante el riesgo de que la zona se convierta en una chatarrería con entrada libre.