Puntual, a las 18.30 horas de una tarde marcada por el frío y los cielos despejados, arrancaba la Cabalgata de los Reyes Magos de Valladolid con su itinerario habitual, del paseo de los Filipinos hasta la plaza Mayor, pasando por el paseo de Zorrilla, Isabel la Católica, Poniente… Emprendían así 'Un viaje intemporal', tal y como rezaba el título del desfile de este año, inspirado en los oficios de Melchor, Gaspar y Baltasar; es decir, astrólogos y astrónomos, que también ponían en práctica la alquimia y la botánica, aparte de mucha magia para los niños..
Una máquina espectacular transportaba a los espectadores a otro mundo lleno de fantasía de la mano de la compañía francesa 'Le Théâtre de la Grande Ourse'. Le seguía una comitiva compuesta de doce animaciones y siete carrozas, tiradas por vehículos Renault Austral y Scenic fabricados en Castilla y León. También desde el país vecino llegaban otros dos espectáculos, 'Ángeles de Luz' y 'The Lighted Drummers', precediendo a los tres cortejos reales.
'Globoescultura', la encargada de construir animaciones efímeras que llevasen al espectador al mundo de la naturaleza, a través de plantas, gnomos y una alegoría de la estrella fugaz.
Alrededor de 75 niños en el desfile, con una coreografía y la compañía de circo vallisoletana Nuevo Fielato, para acompañar con artistas de circo a los reyes, inspirándose en la profesión de cada uno de ellos. Y la Escuela Municipal de Música, esperando al cortejo en la calle Ferrari. También se sumaron 18 patinadores al desfile. Y en total, unas 400 personas participando, aparte de las de seguridad.
Antes de retirarse para preparar los regalos que repartir por la noche, Melchor, Gaspar y Baltasar se despidieron desde el balcón de la Casa Consistorial para poner el broche a un mágico desfile arropado por decenas de miles de vallisoletanos.