Lechazo, lechazo y más lechazo. Es el plato estrella del restaurante El Bohío, un establecimiento que abrió sus puertas por primera vez en el año 1968. Más de medio siglo de cocina tradicional castellana, que ha conseguido situar a sus fogones dentro en los primeros puestos del ranking gastronómico provincial.
Especialistas en eventos como bodas, bautizos y comuniones, durante los fines de semana de verano llegan incluso a trabajar unas veinte personas. «En el 90 por ciento de los casos, nuestro plato estrella es el lechazo», apuntan los dos socios que están al frente del negocio, Juan Carlos Jiménez y Alberto García. «Todo debe estar medido para una boda y comenzamos a trabajar cuatro o cinco días antes para que esté todo perfecto».
Se trata de en «un restaurante de referencia para la celebración de eventos particulares y para empresas, ofreciendo espacio para sus comidas y charlas».
El Bohío cuenta con cuatro salones independientes y una amplia terraza. La capacidad del restaurante permite ofrecer bodas de hasta 300 comensales, aunque la capacidad total del local es de 600 personas.
Durante los últimos años, una vez que se apagaba la temporada estival y los eventos iban finalizando también cerraba sus puertas el establecimiento (aunque siempre ha ofrecido comidas por encargo), pero este año será diferente. En esta ocasión, ambos socios han decidido continuar abiertos una vez que llegue el otoño. Lo harán de jueves a domingo y ofrecerán dos menús a sus clientes. Uno a un precio de unos 35 euros y otro por 55 (bebida incluida).
La idea es completamente diferente a lo que han venido haciendo hasta ahora. Desde el próximo mes, cambiarán los grandes eventos con centenares de comensales por algo más exclusivo, más personal y con unos menús cerrados que apostarán por los productos de la tierra. «No me gusta decir que incluirán productos de kilómetro cero, pero la cocina será reconocible y con productos de aquí», apunta Jiménez.
Tienen claro que quieren atraer a clientes de la capital y para eso, evidentemente, continuarán apostando por su tradicional lechazo asado, pero en su menú también estarán presentes otro tipo de productos y elaboraciones. «Está claro que continuará siendo cocina tradicional, pero tendrá un toque diferente. Un toque nuestro», apunta García.
Sin ir más lejos, se irán adaptando a los productos de temporada. Ya tienen ideado que durante el otoño las setas formarán una parte importante de su oferta gastronómica o, por ejemplo, productos de huerta como los espárragos de Tudela de Duero cuando llegue la temporada. Es decir, alimentos tradicionales, pero con un toque diferente de la mano del cocinero David Crespo, un auténtico especialista de los fogones.
Dejará para los clientes algunas delicias como 'el capricho de Somo', una de las especialidades de la casa. Se trata de una tosta de pan Brioche que se tosta con un poco de mantequilla para, posteriormente, empaparlo con una mermelada de tomate de elaboración propia y crema de mantequilla y luego, por encima, una anchoa de gran tamaño. «Es un plato que se come con la mano de dos o tres bocados».
Incluso, la oferta que propone para el completo va más allá. Los domingos se organizará música en la terraza para amenizar los eventos, con actuaciones enfocadas a hacer aún más agradables las citas gastronómicas. Todo un referente que cambiará su formato a partir de este otoño.