La mejor forma de empezar el 'año'

D.N.
-

Las borrascas suben el nivel de los embalses en Castilla y León, que alcanzan la segunda mejor cifra de los últimos 25 años, dando buenas perspectivas para el riego de los campos en los próximos meses

Embalse de Úzquiza en la primavera de este año, que ahora se encuentra al 61,7 por ciento de su capacidad. - Foto: Alberto Rodrigo

La lluvia es vida para el campo. No es una frase hecha. Es una realidad que los agricultores y ganaderos castellanos y leoneses viven tiempos de sequía cada poco. Implica pérdidas económicas y otras muchas consecuencias negativas que se arrastran durante mucho más meses que lo que dura la cosecha perdida. De hecho, las decisiones sobre qué plantar se adaptan a si hay o no agua embalsada y previsiones de lluvia y los campos están cambiando a plantas de producción de alimentos más resistentes a tiempos de sequía. Por ello, comenzar el año hidrológico, que se inicia cada otoño, con unas cifras de récord de agua embalsada es mucho más que una buena noticia. Es esperanza. Es la mejor forma de empezar el año. Permite tener buenas perspectivas sobre el riego para los meses futuros. Y aunque habrá que esperar a que llueva más en lo que queda de otoño, invierno y primavera. Contar ya con agua en los embalses es un alivio para el sector.

Las borrascas de octubre y noviembre no solo han permitido mantener un nivel aceptable de agua en los embalses de la Comunidad, sino que se ha registrado el segundo mejor dato de los últimos 25 años. Y es que actualmente estas infraestructuras gestionadas por la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) están a casi un 56 por ciento de su capacidad y eso implica contar con 1.637 hectómetros cúbicos de agua. Además, el agua embalsada está 14 puntos por encima de la media de los diez últimos años (43,8 por ciento) y es 7 puntos superior a la cifra registrada el pasado año en esta misma fecha (50,4 por ciento).

Es cierto que no se parte de un mal dato. Y es que, según la CHD, el año hidrológico anterior se cerró con una capacidad de un 47,3 por ciento. De hecho, apunta al «optimismo» de cara a la campaña de riego de 2025, aunque matiza que todo dependerá de si el cielo trae nuevas lluvias en los meses venideros. Los picos de agua embalsada se registran en primavera. En este sentido, los datos que se contabilizaron en el año hidrológico de 2022 y 2023 fueron inferiores a los del año anterior. No obstante, el periodo que se acaba de cerrar sí fue mejor para los embalses, sobre todo, en primavera. Y ahora se cuenta con un 7 por ciento más de agua que en el mismo periodo del año anterior.

Esta semana solo el sistema Cega, Eresma y Adaja (embalse de Castro de las Cogotas, Ávila) está por debajo del 50 por ciento de capacidad con un 42,2 por ciento. Y el siguiente con menos agua almacenada es el sistema Esla y Órbigo con un 51,3 por ciento. Destaca por todo lo contrario el sistema Tormes con un 72,5 por ciento. Aunque si se analizan los embalses, los mejores datos están en El Potón Alto (Segovia) que está lleno, es decir, al cien por cien; Alarzón (Burgos) con un 80,4 por ciento y Águeda (Salamanca) con un 79 por ciento.

Buenas cifras.

Volviendo la vista atrás, a hace 25 años, no solo destaca el agua total embalsada en la cuenta del Duero y que gestiona la CHD, sino también otros cuatro sistemas que logran cifras muy reseñables. En primer lugar está el sistema Carrión (Palencia). Sus 105 hectómetros cúbicos, no solo son 42 hectómetros cúbicos más que el año anterior, sino que es la cifra más alta alcanzada en los últimos 25 años. Y es que acaba de empezar el año y está aun 64 por ciento.

El sistema Arlanza (Burgos) también ha registrado esta semana la segunda mejor cifra en este mismo periodo de tiempo con los embalses al 66 por ciento de capacidad, que también es 13 puntos más que la media de los diez últimos años.

Asimismo, el sistema Pisuerga (Valladolid) cuenta esta semana con el tercer mejor dato de estos últimos 25 años con 179,9 hectómetros cúbicos de agua embalsada, es decir, un 56,9 por ciento de su capacidad, pero más de 70 puntos por encima de lo registrado por la media de hace diez años y 95 puntos más que el pasado.

Es más, incluso los sistemas Tormes-Águeda (Salamanca) y Eresma-Adaja (Ávila) que están al 68,6 por ciento y al 42,2 por ciento de capacidad tienen registros superiores a la media de los últimos 25 años. Todo esto hace que el inicio de año hidrológico se vea con optimismo y es que los embalses almacenan agua, pero también albergan muchas esperanzas.