Con el encendido de la iluminación navideña en torno al puente de diciembre se solía dar el pistoletazo de salida a la temporada más consumista del año, la que se extiende hasta el final de la semana que todavía concentra el mayor gasto en comercios, la de Reyes. Y ahora que el Black Friday viene anticipando buena parte de esas compras (siete de cada diez vallisoletanos lo hacen, según el Observatorio Cetelem), son las propias luces las que se adelantan, ya estrenadas este pasado jueves en Valladolid para alumbrar las ventas a pie de calle. Si Mahoma no va a la montaña... Los motivos navideños ya se asoman por los escaparates y también Papa Noel, pero con internet vestido de Grinch para la tienda tradicional e incluso para las grandes superficies, que también acusan el avance imparable de las plataformas online, hasta el punto de que la Unión de Consumidores de Castilla y León advierte que más del 40% de las compras van por ese canal. Y aun así los negocios clásicos (desde las patronales Avadeco y Fecosva hasta centros comerciales como Vallsur) confían en mejorar sus resultados de temporadas anteriores aprovechando que estas navidades apuntan a nuevo récord de consumo.
De hecho, el Instituto Económico de Mastercard publicaba el pasado lunes un informe en el que prevé un incremento nacional del 5,3% en el gasto navideño de noviembre y diciembre en comparación con estos mismos meses de 2023. La consultora KPMG y la empresa de investigación de mercados Appinio, mientras, elevan el porcentaje incluso al 33%, contando en su caso también las rebajas de enero. La Unión de Consumidores de Castilla y León, por su parte, ultima en estos días la elaboración de su informe anual de gasto medio en Navidad, que la campaña pasada lo situaba en 755 euros por vallisoletano y ahora, según anticipa a El Día, ya sabe que será más elevado, marcando así un nuevo máximo.
En todas estas expectativas de consumo influye el aumento de la capacidad de gasto propiciado por factores como la caída de los tipos de interés, clave en las revisiones a la baja de las hipotecas, o la subida de sueldos por encima de la inflación durante el último año, aparte de que hoy hay más empleo y menos paro que hace doce meses. Claro que no puede obviarse que la pérdida de poder adquisitivo fue notable en los ejercicios precedentes; y aunque los precios ya no suban tanto como en 2021, 2022 o 2023, lo siguen haciendo en la mayoría de sectores (un 2,1% de media anual, según el último IPC conocido, el de octubre), mientras los que bajan no lo hacen hasta el punto de compensar la escalada previa.
«Hay gente que en los últimos años se ha tenido que quedar en casa y que ahora va a tener más renta disponible», destaca el presidente de la Agrupación Vallisoletana de Comercio (Avadeco), Rafael Monedero. «Otra cuestión es cómo y dónde van a comprar», matiza. Pero, pese a todo, confía en que las ventas del comercio tradicional crezcan, «cosa que tampoco es tan difícil si se trata de compararse con años pasados, que fueron malos», al menos para la tienda a pie de calle. «Otras campañas también hemos dicho que podíamos llegar a un incremento del 5% y al final no ha sido así, pero a lo mejor éste sí es el año en que lo alcancemos o lo superemos», incide.
Críticos con el Black Friday
En su valoración, Monedero dibuja así luces y sombras sobre el comercio tradicional, pero deja pocas dudas en cuanto a lo que opina su sector del Black Friday: «Es una pena que exista», sentencia, por cómo ha trastocado su calendario. No en vano, advierte que les ha retrasado las ventas de la temporada de otoño (también afectadas por una meteorología que ha pospuesto la demanda de ropa de abrigo en el sector textil, por ejemplo) a la vez que se han adelantado buena parte de las compras navideñas, «y no es tan grave eso como el hecho de que esas compras al final se hagan por internet», apunta, cuando además «no se ve a ningún operador digital colaborando para costear la iluminación navideña», desliza.
«Los comerciantes somos buenos vecinos, pero si no nos dan de comer dejaremos de serlo. Puede que se compre más, ¿pero quién vende?», insiste Monedero. «La gente no tiene que mirar sólo el precio sino también el asesoramiento, la atención, el servicio, la proximidad... Son un montón de cosas las que dan valor al producto, que además no siempre es más caro en la tienda que en internet. Pero las opciones del público van cambiando y es una pena», lamenta. Más aún cuando muchos comercios, «sobre todo jugueterías, perfumerías o incluso tiendas de deportes», se juegan más de la mitad de la facturación anual en estas fechas.
Coincide en buena medida con la percepción del presidente de la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid y Provincia (Fecosva), Jesús Herreras, que espera «una buena campaña de Navidad, mejor que la del año pasado sobre todo si el tiempo acompaña». Pero recela de las consecuencias de un Black Friday que, más allá de excepciones, «sólo favorece a las multinacionales». En ese beneficio de los grandes se va buena parte del gasto del consumidor, que sigue en aumento mientras los comercios clásicos vallisoletanos todavía pugnan por recuperar los volúmenes de negocio que registraban antes de la pandemia. «Nos estamos aproximando a las cifras de 2019», estima Herreras, aunque el año, más que bueno, malo o regular, lo califica como «irregular»; a la vez que su homólogo de Avadeco, frente a esa misma pregunta con tres posibles respuestas, contesta improvisando una cuarta alternativa al considerar que está siendo «distinto», sin inclinarse tampoco por verlo «mejor ni peor».
Entretanto, en Vallsur, donde las luces navideñas ya se encendieron el 22 de noviembre, las expectativas de negocio para estas fechas son «optimistas», según su gerente, Carolina Castro. «La moderación de la inflación, la reducción de los tipos de interés y un mayor indice de confianza del consumidor sitúan a los compradores en una mejor posición en comparación con años anteriores», argumenta. «Además, Vallsur ofrece un mix comercial muy variado, así como el mejor ocio, con los mejores cines de Valladolid, la mejor bolera y una variada oferta gastronómica».
«La campaña navideña del año pasado ya fue muy buena» para Vallsur, ya que además coincidió precisamente con la inauguración de su nueva zona de ocio y restauración, que le facilitó superar las 600.000 visitas entre finales de noviembre y el día de Reyes; y este año van «en la misma línea» en cuanto a previsiones de movimiento, pero con las expectativas mejoradas por esa «mejor posición económica del visitante».