El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha ratificado la condena de siete años y cuatro meses de cárcel impuesta al ciudadano de origen dominicano Darwin R.E., quien fue detenido el pasado mes de marzo en su piso con más de tres kilos de cocaína por valor superior a los 286.000 euros distribuida en distintas dependencias del inmueble.
En su sentencia, la Sala de lo Civil y Penal del TSJCyL, con sede en Burgos, ha desestimado el recurso del condenado y confirmado en todos sus términos el fallo de la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia Provincial, que consideró probada la culpabilidad del encausado, le condenó por delito contra la salud pública, con la atenuante analógica de drogadicción, y le impuso siete años y cuatro meses de prisión, junto con el pago de una multa de 750.000 euros, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
Durante el juicio, el condenado, a quien la fiscal del caso había pedido ocho años y medio de cárcel y una multa de un millón de euros, frente a la petición absolutoria de su defensa, negó ser el titular de la droga hallada en su casa y aseguró que la misma se la había entregado para su custodia un varón cuyo nombre había declinado facilitar por miedo a posibles represalias contra su familia.
"Se lo aseguro por la salud de mi hija, la droga no era mía, me la había entregado una persona para guardarla en mi casa a cambio de cinco o seis gramos", alegó Darwin R.E, cuya letrada invocó la nulidad de todas las actuaciones por entender que la policía había practicado la detención dentro del portal de la casa, vulnerando así la inviolabilidad del domicilio, y en caso de condena pidió que la misma fuera minorada por la toxicomanía que sufría su cliente.
El condenado explicó el día del juicio que aceptó el encargo de guardar a un tercero la mercancía debido a los problemas económicos y personales por los que atravesaba, a lo que ese mismo día se había sumado el hecho de que su esposa le había comunicado que había "perdido la barriga". Así, acuciado por dicha situación, justificó que no puso reparos a que esa persona le utilizara como custodio de la mercancía.
Darwin sí insistió en que su detención se produjo dentro del mismo portal de su vivienda, en la calle Gil de Mena, en posesión de una bolsa de 266 kilos de cocaína y sin que tuviera tiempo de acceder a la calle con su patín eléctrico, circunstancia que fue esgrimida por su defensora para invocar la nulidad de actuaciones por haberse violado el derecho de su cliente a la inviolabilidad del domicilio.
Lo que no pudo explicar con claridad es por qué la policía halló el resto de la droga, hasta completar un total de tres kilos por valor de casi 290.000 euros, distribuida en bolsas en distintas partes de la vivienda, como el salón, la cocina y su dormitorio, así como sustancia de corte y numerosos efectos para la distribución de la mercancía, como una prensa, cuatro balanzas de precisión, bolsas y alambre de jardinería, junto con 9.090 euros, cantidad que ha atribuido a su trabajo como repartidor.
Policías que participaron en las pesquisas y su detención, con el instructor del atestado a la cabeza, desmintieron que la detención se produjera dentro del portal del domicilio y precisaron que fue llevada a cabo en plena calle cuando el acusado circulaba con un patín eléctrico y pasó casualmente cerca de un dispositivo policial que esa mañana habían montado en el barrio, ajeno totalmente a las investigaciones que se seguían desde hacía tiempo sobre Darwin.
El instructor añadió que el acusado se había convertido en un "objetivo prioritario" a raíz de las numerosas informaciones recibidas que le situaban como una persona que movía grandes cantidades de droga y que mantenía contactos con otros compatriotas inmersos en dicho mundo delincuencial.
Sin embargo, el policía reconoció las graves dificultades que habían tenido hasta entonces con los seguimientos realizados a Darwin, debido a las medidas de seguridad que adoptaba, mucho más intensas que otros con los que sí habían tenido éxito las pesquisas. De hecho, no han podido pillarle realizando transacción alguna de droga.
Fue precisamente de forma casual, tal y como aseguró, cuando el investigado fue interceptado el 14 de marzo en la calle en una actuación que, según especificó otro agente, se llevó a cabo cuando vieron salir a Darwin del portal y éste, al percatarse de su presencia, se puso nervioso y trató de esquivarles.
"Dije ¡alto, policía!, pero él no hizo caso y siguió circulando con el patinete", recordó el funcionario que salió corriendo tras él y, junto con otros compañeros, logró reducir al presunto 'narco', al que inicialmente ocuparon 266 gramos de cocaína y más tarde otras cantidades, hasta sumar tres kilos, durante el registro efectuado poco más tarde en su domicilio.