Igual que nunca llueve a gusto de todos, los protocolos de calor que aplican las fábricas, allá donde los hay, también suelen generar discrepancias que van más allá de las clásicas discusiones de oficina por el aire acondicionado. Fundamentalmente, porque lo que se pone en juego no es una mera cuestión de confort, sino pura salud laboral; y coincide que, en Valladolid, sus cuatro empresas más grandes han revisado sus medidas en las últimas semanas para hacer frente a temperaturas que, en ciertos puestos dentro de las naves, pueden rebasar los 40 grados con desgraciada solvencia.
En Renault se acordaba el pasado 7 de junio una actualización que obtuvo el visto bueno de UGT, CCOO y SCP, pero no unanimidad porque, mientras este último sindicato, por ejemplo, valoraba un documento «abierto a mejoras», CGT lamentaba que la implementación de las posibles medidas a tomar quede «a criterios de interpretación de la propia empresa», en lugar de prefijarse parámetros más concretos y objetivos para su paulatina activación automática. Horse (firma titular de la fábrica de Motores por la alianza de Renault con la multinacional china Geely), por su parte, abordaba en paralelo la revisión de su propio protocolo sobre la base del que ya tenía por Renault; y también Iveco ha incorporado nuevas iniciativas al suyo en junio, al tiempo que realizaba contrataciones específicas para asegurar descansos extra y rotaciones. Michelin, mientras, estima en un millón de euros su gasto anual en mejoras de climatización y eliminación de riesgos de estrés térmico en su planta de Valladolid, y actualmente está llevando a cabo «un proyecto muy ambicioso» de renovación de sus máquinas de refrigeración.
Iveco
De las cuatro fábricas, la más desarrollada en este aspecto es Iveco, cuyo primer protocolo data de julio de 2015 y se elaboró «por iniciativa de la empresa y sus delegados de prevención», según fuentes oficiales de la propia compañía. Fue entonces, y no antes, cuando empezaron a instalarse ventiladores (aparte de otros sistemas de climatización), tal y como añade la delegada sindical Alicia Carrascal, de UGT. En estos años el documento se ha sometido a un total de diez revisiones, incluida la de este verano.
Las medidas se reparten en tres fases y la primera, cuando las previsiones apuntan a temperaturas por debajo de 25 grados, se limita a la difusión de recomendaciones generales entre los trabajadores (beber mucha agua, evitar frío excesivo en los descansos...). Pero en la segunda, entre 25 y 27 grados, se activan los sistemas de climatización de toda la planta, variables según el nivel de afección calculado en cada área: «Humectaciones, desestratificadores, extracciones, ventiladores, equipos individuales de aire acondicionado, ventilación natural de las naves...». Y ya en la tercera y última fase, a partir de 27 grados, el servicio de prevención activa la entrega individual de botellas de agua fresca y se establecen rotaciones «en los puestos de trabajo con más saturación».
Iveco suele realizar algunas contrataciones por este motivo. No son muchas, apenas una decena, pero sí las suficientes para asegurar unas rotaciones que ya fueron necesarias incluso algunos días al final de la primavera. Como explica Carrascal, Iveco se dota así de empleados 'comodín' que, «al estar formados para poder desempeñar varios puestos, van rotando para dar descanso a compañeros durante cinco o seis minutos», el tiempo que suele invertirse en hacer un vehículo. Y si por absentismo u otra circunstancia no hay cobertura para la rotación pese a estar por encima de 27 grados, «se para igualmente y se 'pierde' un vehículo», añade. Además, Iveco facilita dos paradas extra en el turno de tarde, en torno a las 16.00 y a las 20.00 horas, que se suman a las ordinarias de las 17.00, 19.00 y 21.00.
Por otro lado, entre las novedades acordadas recientemente se incluyó la instalación de máquinas expendedoras de agua por diferentes zonas para que los empleados puedan sacar hasta tres botellas gratis con la tarjeta de fichar, equivalentes al litro y medio de agua congelada que les solían traer del restaurante de la fábrica. Y aparte, en los últimos años se ha adelantado la parada por vacaciones de verano a la última semana de julio, precisamente, para evitar el calor de esas fechas.
Renault
En Renault también hay tres niveles establecidos, según puede leerse en su protocolo. Con el más bajo, a partir de 25 grados, se activan los sistemas de humectación, la ventilación de naves por la noche, el cierre de puertas de día… Se usan ventiladores para refrescar el ambiente, se asegura la provisión de agua fresca en las 'salas del bocadillo' y otros puntos de la nave, y el colectivo que suele vestir chaquetilla pasa a emplear polos de manga corta, aunque sin obviar el uso de equipos de protección en las «zonas necesarias».
Para el nivel 2, entre 27 y 28 grados, en «casos justificados a necesidades especiales» los trabajadores tienen «posibilidad de irse a refrescar previo aviso al jefe de unidad», y su protocolo también alude a «medidas organizativas en las zonas afectadas según posibilidades del proceso productivo», pero sin llegar a concretarlas sobre papel. No obstante, fija una «reunión semanal de revisión de acciones» por parte de los departamentos de Salud y Seguridad y de Recursos Humanos, junto con delegados de prevención, «pudiendo ser diarias en situación de ola de calor declarada por la Agencia Estatal de Meteorología». Y para el nivel 3, a partir de 28 grados, «medidas a determinar» por el área de Salud y Seguridad «en función del resultado de la evaluación de riesgos».
Horse
En Horse también mantienen tres umbrales (hasta 25 grados, de 25 a 28 y más de 28) con medidas parecidas a las de Renault, aunque con la revisión llevada a cabo recientemente aportan algo más de detalle, sobre todo respecto al tercer nivel, al establecerse «descansos de cinco minutos cada hora en MM (Montaje Motor) siempre que no coincida con el descanso programado»; y en mecanizado, «posibilidad de irse a refrescar previo aviso al jefe de unidad, con duchas o en salas de descanso».
Sin embargo, en CSIF Horse, por ejemplo, creen que el protocolo actual es «insuficiente». «Se queda corto, como hemos podido comprobar año tras año, y en ocasiones no se respeta por falta de personal», asegura el responsable de esta sección sindical, Francisco Manuel Sánchez. Considera que las medidas son «demasiado genéricas» y propone ampliarlas y concretarlas con propuestas como un «análisis de protocolos por zonas», ya que dentro de la misma nave hay puestos con temperaturas mucho más elevadas que otros. En las líneas donde se trabaja en turnos de mañana y tarde, sugiere incluso cambiar este último por uno de noche, así como alargar los descansos en las horas centrales del día. Pero sobre todo pide «una climatización real como la hay en la factoría de Sevilla, que es una reivindicación histórica en la antigua Renault» que ahora esperan «que sea una realidad con Horse», dado que «el problema son las naves que no están acondicionadas». «En algunos sitios las temperaturas pueden ser de 10 grados en invierno y en otros se llegan a sobrepasar los 44 en verano», prosigue. «De hecho», afirma que en ocasiones toca «reenfocar ventiladores de los trabajadores hacia los armarios eléctricos por máquinas que se paran por exceso de calor».
No obstante, desde Horse apuntan que en una zona especialmente caliente como la de Inyección de Aluminio, «por las características de la actividad a realizar, se facilita el acceso a bebidas isotónicas», al tiempo que los operarios de esta área disponen de equipos de respiración autónoma para bajar su temperatura corporal; y recientemente se ha decidido dotarles de «pulseras de alerta de estrés térmico» que detectan cambios en los parámetros corporales antes de que la persona empiece a notar cualquier efecto, para anticiparse así a cualquier riesgo.
Michelin
En cuanto a Michelin, las medidas más importantes se activan a partir de 28 grados, con tiempos de descanso que, según la zona de la fábrica, oscilan de cinco a diez minutos por cada hora de trabajo. Y aparte, «en los planes de inversiones anuales de la fábrica siempre hay partidas destinadas a la mejora de la climatización y la eliminación del riesgo de estrés térmico», añaden desde la empresa. A la fábrica de Valladolid destinó en torno a un millón de euros con este fin a lo largo de 2023, y para este año «la inversión estará en los mismos niveles».
«Entre otros proyectos, hay uno muy ambicioso en marcha para mejorar los sistemas de control de las cabinas de climatización, así como la sustitución de algunas de ellas por otras más eficientes», destacan. Y también aluden a «proyectos para mejorar la extracción y aumentar la ventilación en las diferentes zonas de prensas de vulcanización, que son las que están expuestas al riesgo de estrés térmico». En ese sentido, «se han instalado pulverizaciones para reducir la temperatura y mejorar la sensación térmica», y «se han tomado medidas para facilitar la dispersión del calor evitando que se concentre en zonas reducidas».