Aníbal, Víctor, los hermanos Guillermo y Diego o Raúl son algunos de los músicos que a diario usted se encuentra en las calles de Valladolid. Haga sol o frío, sus acordes y sonidos le acompañan en su recorrido al trabajo, en sus compras diarias, en su paseo por la tarde... incluso alguna vez se habrá parado a escucharles. Habrá reconocido alguna nota, probablemente alguna canción. Y les habrá sonreído. Por qué, no es gratis. Aunque ellos suelan tener un espacio en el que aceptan una ayuda para seguir en el mundo de la música. O quizá para grabar un disco. O quizá para vivir. Porque también es un modo de vida. Y si no, pregúntele alguna vez a Aníbal.
Ellos, los cinco, no son los únicos que se encuentran a diario, o día sí día no, o semanalmente, depende del tiempo, tocando en las calles de la capital. Hasta hace poco estaba Diego Moyano, un violinista que ahora vive en Zaragoza; o un mexicano en la plaza Correos, una teclista ucraniana en San Benito; Santos Andrés en Teresa Gil…
Los datos que maneja el Servicio de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Valladolid, que es el encargado de regular las actuaciones en la calle, hablan de 21 músicos autorizados en lo que va de año, con más de 60 autorizaciones concedidas hasta el mes de octubre. Las cifras son similares a 2020, cuando fueron 64, o 2021, con 83, aunque inferiores (aún faltan unos meses) a las 101 del pasado 2022.
En esos números hay músicos de percusión, guitarra, piano, acordeón, clarinete, dulzaina, flauta dulce, saxofón, trompeta, tuba, gaita, violín, viola, violonchelo, conjunto de cuerda, cuerda y viento… que son los que engloban desde el Servicio.
Conciertos a la vuelta de la esquina. - Foto: Jonathan Tajes«Para estas actuaciones de músicos el procedimiento es rellenar una instancia general de ocupación de vía pública. Se puede realizar online o de forma presencial en la Casa del Barco. En ella se debe reflejar el tipo de instrumento y seleccionar la calle en la que se quiere tocar», explica Andrés Herguedas, director del Servicio de Medio Ambiente. Si la calle seleccionada no está ocupada, normalmente es la que se le concede. Si está ocupada se le ofrece otra o bien se espera a estar ocupada.
La licencia para tocar es de tres meses y las franjas horarias abarcan dos horas por la mañana y dos por las tardes: «Eso sí, cada 45 minutos deben cambiar de emplazamiento a lo largo de la calle». Y está prohibido cualquier sistema de amplificación.
Calle Santiago o Fuente Dorada suelen ser las zonas más solicitadas por estos artistas. Y si hay quejas o reclamaciones de vecinos, se les suele mover de lugar o de calle. «Se puede solicitar el permiso para todas las calles de Valladolid, con limitaciones en los entornos de hospitales y colegios» añade Herguedas.
Conciertos a la vuelta de la esquina. - Foto: Jonathan TajesEn los últimos tres años solo ha habido una sanción. La Policía Municipal es la que se encarga de ello. Primero se da un aviso y luego ya se sancionaría. Normalmente suelen ser por tocar sin licencia o por tocar con amplificadores.
La Ley del Ruido prohíbe estas actuaciones
Las actuaciones de músicos en vía pública está regulada por la Ley del Ruido de Castilla y León que, a su vez, deriva de la Ley Nacional. Ambas prohíben este tipo de actuaciones, como así lo recoge el artículo 41 de la primera de la ley autonómica: «En la vía pública no se permitirán actuaciones de grupos musicales, sistemas de megafonía, emisiones musicales o vocalistas que utilicen equipos de reproducción, amplificación sonora o elementos de percusión...».
Pero ese mismo artículo pone una salvedad: «Salvo en los casos autorizados por el Ayuntamiento. En las autorizaciones, que serán temporales, se especificará el lugar, el horario, duración y periodo de actuación, así como los equipos a utilizar».
Y gracias a esa salvedad, en Valladolid los artistas pueden tocar en la calle, como dice la Ordenanza Municipal por el especial interés cultural y social de las actividades.
Los músicos
Vagabund3a. Teresa gil con Regalado
«Siempre solicitamos la misma zona, Teresa Gil con Regalado»
Víctor Noriega toca la flauta celta; Guillermo López de la Mano el violín y Diego López de la Mano, la guitarra española. Los tres componen 'Vagabund3a', una formación que lleva un par de años actuando, normalmente, en la esquina de la calle Teresa Gil con Regalado, aunque también se han dejado ver en la plaza España o en Santiago.
«Teníamos ganas de experimentar. Guille, el violinista, llevaba haciéndolo hace años. Teníamos conocidos que tocaban en la calle y quisimos probar», señala Víctor Noriega. Los tres forman parte de 'Hijos del tercer acorde', con lo que conocen los escenarios de sobra y querían probar con la calle. De hecho, el nombre, 'Vagabund3a', viene de la otra formación y por eso juegan con ese 3.
Habitualmente se dejan ver por las mañanas en su particular escenario callejero, ya que «siempre solicitamos la misma zona; aunque cuando no hay posibilidades también hemos estado en otras zonas».
Su música es celta, aunque hacen versiones de canciones rock, heavy, country e incluso flamenco: «Siempre hacia el celta. También tenemos alguna canción de nuestra otra formación, 'Hijos del tercer acorde', y desde hace poco tenemos una propia de 'Vagabund3a', aunque aún no le hemos puesto nombre».
La gente que pasa por Teresa Gil ya les conoce. Son dos años los que llevan allí. «Gustamos mucho. Hacemos una música variada y no siempre es lo mismo. Además a nosotros también se nos hace entretenido al estar tres», reconocen. Entre 12.00 y 13.30 o 11.30 y 13.00 suele ser su horario habitual.
Aníbal. Calle Santiago o Montero calvo con Teresa Gil
«En vez de por calles, la ley estaría mejor regulada por zonas»
Aníbal cuenta con un disco ya publicado, 'Natural heritage', tres singles y recientemente ha sacado, junto a Maref, otro más. Aunque él mismo no duda en catalogarse como músico callejero. Es habitual verle en Santiago o en Montero Calvo con Teresa Gil, donde ha estado estos últimos meses. Allí, con una maleta, donde lleva incrustada un bombo y una pandereta; y una guitarra acústica, versiona a muchos clásicos ante la curiosidad de los viandantes.
«Empecé a tocar en la calle en Salamanca, creo que en 2016, cuando estudiaba Psicología. Tocaba en casa y me dije por qué no en la calle; y de paso me dejaba ver. El dinero no fue el principal motivo para salir», señala. Pasó luego por La Palma, donde miraba los horarios de llegada de los cruceros y allá se lanzaba a dejar fluir su voz con sus acordes. Y en cuanto regresó a Valladolid, y supo cómo funcionaba el tema de los permisos, no ha dejado de actuar.
Ha estado en Bilbao, Cáceres, Badajoz, Gijón, La Coruña e, incluso, en Portugal. En Valladolid siempre con permiso. Reconoce que es raro que la Policía le diga algo, aunque a veces, en función de alguna queja, puede tener que moverse de lugar: «Normalmente estoy entre una hora y cuarto o una hora y media».
Y, aunque reconoce que está muy bien que haya permisos y que estén regulados, le gustaría alguna modificación porque cree que no están realizados por alguien que haya hecho trabajo de campo o por músicos: «Por ejemplo, en vez de calles que estuviera regulado por zonas; y que se midiese por decibelios...».
Raúl Rulo. Plaza España
«Quiero tocar; y de paso lograr algo de dinero para poder sacar un disco»
Raúl Rulo lleva desde septiembre tocando en la calle, concretamente en la plaza España. La música siempre le ha acompañado, con versiones y temas propios, algunos de los que se pueden ver y disfrutar en su canal de YouTube. Hace unos meses, de la mano de Arturo Benito, un habitual en las calles, se lanzó a salir él también a ellas: «Me gusta la música y quiero tocar; y de paso sacar algo de dinero para poder sacar un disco».
Con la guitarra y su voz, acompañado de una partitura, se sienta en una de las esquinas de la plaza a deleitar al personal: «Las canciones que más gustan, además de versiones de Silvio Rodríguez, son un par propias, 'Encantador de mariposas' y una que hice en homenaje a Charly Blues, que se llama igual».
Empezó a actuar en micros abiertos y festivales, como en el Festeamus de Cuéllar y el PerVersos de Valladolid. Y en septiembre se lanzó a la calle con su primer permiso de tres meses.
Sale a actuar cuando su trabajo, en una imprenta, se lo permite. Con sus versiones y sus nueve canciones propias, las que quiere grabar en un disco.
«La gente reacciona muy bien, sobre todo con canciones conocidas», asegura sobre sus actuaciones, mientras una señora que pasa al lado le deja unas monedas. ¿Frío? «De momento no he pasado mucho, pero mi idea es seguir saliendo. Me abrigo y seguimos», aseguraba hace unas semanas este artista vallisoletano, en micros, festivales y en la calle.