La docencia es una profesión con muchas caras. Puede ser tan satisfactoria a largo plazo como dura en el día a día, especialmente en ciertas etapas educativas en las que a los profesores les toca lidiar con adolescentes.
Y así lo pone de manifiesto el último informe del Defensor del Profesor, correspondiente al curso 2023-24, que refleja 89 intervenciones en el ámbito regional, 17 de ellas en Valladolid.

Unos datos que permiten sacar algunas conclusiones. Por ejemplo, que los docentes suelen tener más conflictos con las familias de los estudiantes que con los propios alumnos, y que la consolidación del uso de las nuevas tecnologías también muestra su cara más perversa con los profesores. Más conclusiones: la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), con jóvenes de entre doce y 16 años, es la etapa más conflictiva y, cuantitativamente, hay más problemas en los colegios públicos que en los concertados o privados, aunque este dato está condicionado porque hay más alumnos en centros del primer tipo que en el resto.

Aunque no sean conflictos generalizados, algunos profesores tienen que hacer frente a situaciones de acoso, burlas e incluso amenazas. Por ejemplo, la de la maestra de Educación Infantil que fue objeto de «falsas acusaciones» y «acoso» por parte de una familia que consideraba que la docente dejaba que los compañeros de sus hijos le pegasen durante los recreos. O la del maestro de Educación Primaria que pidió amparo al Defensor del Profesor después de tener que soportar situaciones de «acoso» por parte de la familia de una alumna que le culpaba de las crisis de ansiedad que tenía la niña cuando debía acudir a clase. Según sus familiares, el docente amenazaba «constantemente» a la pequeña, un extremo que él niega. Otro de los casos denunciados este año es el de una profesora de la ESO que era objeto de burlas por parte de sus alumnos a través de Whatsapp.

De los 17 casos conflictos en Valladolid, cinco tienen que ver con los alumnos (dos por «falsas» acusaciones, dos por acoso y una por amenazas), nueve con las familias (tres casos de ciberacoso, dos de acoso y cuatro de «falsas» acusaciones) y otros tres casos que tuvieron que ver con el equipo directivo del centro y con la Inspección.

Más casos este curso

El último informe del Defensor del Profesor revela un incremento del 5,8% de la conflictividad respecto al del curso 2022/23. «Hay que buscar soluciones a esta tendencia ascendente», reclaman desde Anpe. Este sindicato exige la implantación de la figura del «coordinador de bienestar». «Es fundamental para el bienestar emocional y la convivencia de los centros», añaden las mismas fuentes, quienes denuncian que esta figura «sigue sin contar con loa recursos y la formación necesaria». «Consideramos que los docentes deben contar con un respaldo adecuado frente a agresiones o falsas denuncias, y que los protocolos deben ir acompañados de una memoria presupuestaria que asegure su correcta implementación», señala el sindicato. Anpe también pide que se reconozcan las enfermedades profesionales derivadas de estas situaciones.

Otra de sus exigencias es una «una mayor inversión en educación» que permita reducir las ratios alumnado-docente, el refuerzo de las plantillas de profesores «y una dotación suficiente de personal de administración y servicios en los centros, justificada por la diversidad del alumnado». Por último, Anpe también reclama «la simplificación de la documentación que debe cumplimentar el personal docente, la creación de entornos virtuales accesibles para el profesorado y un aumento de las horas de coordinación y acción tutorial con el fin de posibilitar que las tareas burocráticas se realicen dentro del horario de trabajo».