Cada vallisoletano recicla 115 gramos de fármacos al año

Óscar Fraile
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Las 280 farmacias que hay en la provincia disponen de un depósito para recoger los medicamentos y los envases, que posteriormente se tratan en una planta de Tudela de Duero

Una persona introduce una caja de medicamentos en un punto Sigre, - Foto: J. Tajes

Hace 23 años que un cambio de normativa obligó a las farmacias a instalar contenedores en sus negocios para que los clientes pudieran depositar allí los medicamentos, y envases, que estuvieran caducados o que ya no fueran necesarios. Una medida que no hubiera tenido sentido si no hubiera ido acompañada de campañas de concienciación sobre la importancia de reciclar los fármacos para evitar liberar al medio ambiente moléculas que aún conservan actividad biológica y pueden tener un impacto negativo en el ecosistema.

A juzgar por los resultados, este trabajo de concienciación ha dado sus frutos. Según los datos facilitados por Sigre, la entidad encargada de esta labor, durante el primer semestre de este año cada vallisoletano recicló de media 115,20 gramos de envases y fármacos, casi un 16% más que hace una década, cuando la provincia ya era una de las que más destacaba en este sentido. «Un crecimiento sostenido que cobra especial relevancia teniendo en cuenta que Valladolid ya partía de un alto nivel de concienciación respecto al conjunto de España, puesto que a nivel nacional la cifra anual de recogida por habitante ascendía en el año 2013 a 81,1 gramos, 18 puntos menos que la media vallisoletana», destaca el director general de Sigre, Miguel Vega.

Un gestor autorizado retira regularmente los medicamentos de los denominados Puntos Sigre para trasladarlos posteriormente a la  planta de clasificación ubicada en Tudela de Duero, que se encarga del reciclaje de todos los medicamentos del país. Allí se clasifican gracias al trabajo de robots que funcionan con un sistema de inteligencia artificial y que consiguen que se separen en función de factores como su tipología, tamaño y densidad.
Los restos quedan separados en dos grandes grupos: los que se pueden reciclar, como el vidrio y el cartón, y los que no. Los primeros se envían a empresas especializadas en reciclaje y el resto se somete a un proceso de elaboración de combustible derivado de residuos.

Un camino largo

Como todos los procesos de concienciación social, la que tiene que ver con el reciclaje de medicamentos avanza de forma lenta, pero constante. «El compromiso de la ciudadanía con el reciclaje de medicamentos crece año tras año», añade Vega. De hecho, en toda España se registró durante el primer semestre un incremento del 3,75% en la cantidad de envases y fármacos depsitados en los puntos Sigre, un porcentaje que  fue del 7,2% en Valladolid al pasar de 107,4 gramos por persona en el primer semestre del año pasado a los 115,2 del mismo periodo de 2024.

Vega aporta otros datos que refuerzan la mejora en la concienciación social en este tema. Por ejemplo, que el 90% de la población, según un sondeo realizado para Sigre, considera perjudicial para el medio ambiente tirar los medicamentos a la basura o por el desagüe. O que el 93% de los españoles considera que las farmacias son el mejor sitio para ubicar los puntos Sigre, «debido a su cercanía, facilidad de acceso y a la confianza que aporta el farmacéutico».

Pese a todo, todavía hay asignaturas pendientes. Una de ellas es aumentar ese 36% de población que, aparte de los medicamentos, también lleva a los puntos Sigre los envases vacíos y los prospectos, como corresponde hacer. «Es un aspecto en el que debemos mejorar, ya que cualquier envase de medicamento tiene que ser tratado de forma específica a través de Sigre porque puede contener trazas y resto de los mismos», señala Vega.

Esta entidad afrontará el año que viene un importante reto al asumir a partir del 1 de enero la gestión de los envases comerciales generados en los centros sanitarios y en las instalaciones del canal farmacéutico (distribuidores y operadores logísticos, aparte de farmacias), así como los envases generados en las industrias. Sin embargo, no hará lo mismo con los medicamentos que se generen en los propios hosiptales, porque la normativa actual no lo permite. Aunque eso no impide que se pongan a disposición de los mismos. «Visto el interés de los propios centros sanitarios en mejorar y avanzar hacia modelos más sostenibles y circulares, nuestra intención es apoyarles en ese tránsito, a través de, por ejemplo, la promoción de proyectos que contribuyan a la correcta gestión de los residuos de envases de medicamentos o la ejecución de acciones de sensibilización», añade el director general de Sigre.

Qué hay que llevar

Aunque el conocimiento sobre la existencia de los puntos Sigre cada vez es más alto entre la población, no todo el mundo tiene claro qué es lo que se puede llevar allí. En estos contenedores solo se pueden introducir los medicamentos caducados o que no lo estén, pero ya no sean necesarios, así como los envases vacíos de los mismos, prospectos incluidos y los blísteres. En cambio, no hay que introducir agujas, termómetros, gasas, productos químicos, radiografías, pilas, mascarillas ni test covid.  

Desde Sigre se recomienda revisar los botiquines domésticos al menos cada seis meses para comprobar que no hay medicamentos caducados o en mal estado. Para facilitar este control, también se recomienda mantenerlos guardados en su envase original, pues ahí es donde se refleja la fecha de caducidad. Y en sitios frescos y secos, para no alterrar los fármacos. Así, se debe evitar que estén en la cocina o en los baños.