Once años escanciando sidra en Arroyo

M.B.
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Óscar Herrera nos abre las puertas de El Topín Fartón, donde 'mandan' los cachopos y sus cinco variedades

Óscar Herrero y su hija Ania, en el Topín Fartón. - Foto: J.C. Castillo

Si le gusta la sidra siga leyendo. Si, además, le apetece un cachopo, con más razón todavía. Porque El Fogón se adentra esta semana en un establecimiento que tiene esos dos productos tan típicos de la gastronomía asturiana. Junto a ellos no faltan otros, como las patatas al cabrales, el chorizo a la sidra o el pastel de cabracho. El Topín Fartón abrió sus puertas hace once años y un mes, el 28 de noviembre de 2013 en Arroyo de la Encomienda, de la mano de Óscar Herrera y de su hija Aroa. 

«Ella tenía una sidrería en Gijón. Se había ido para allí de joven y quería volver. Yo llevaba toda la vida en la hostelería, así que entre ambos nos animamos», señala Óscar, que ya ha superado las tres décadas en un sector que conoce desde que empezó como botones en el hotel Imperial. Camarero, jefe de sala o maitre, pasó por diferentes establecimientos hasta tener un pequeño bar ya en Valladolid: «Elegir Arroyo fue por azar. Nos pusimos a buscar hasta encontrar este local». Donde se encuentran, en la calle Júcar, 27, de la localidad vallisoletana había otro negocio de hostelería, aunque él ha ido cambiándolo desde que abrieron.

El nombre ya es un guiño a Asturias: «El topo es un animal que se ve mucho por esas tierras y fartón viene de estar 'fartao', que se dice mucho allí y es estar lleno». Como buena sidrería, este establecimiento tiene el jugo de la manzana como principal bebida –actualmente andarán gastando unas 70 cajas de 12 botellas cada veinte días–. Y, como dato de pureza, es, probablemente, el único local de la provincia en el que aún se escancia la sidra.

En lo gastronómico se puede decir que hay algo de mezcla de lo castellano con lo asturiano. Para el día a día tienen un menú por 13,5 euros, con un entrante y tres primeros y tres segundos a elegir: «Siempre intentamos meter algún plato típico asturiano». Aunque los viernes es el día del cocido castellano, siempre en la temporada de invierno, en este caso por 16 euros. Y los fines de semana, el menú se oferta por 18. Entre los platos, todos los sábados del año hay fabada (también por encargo el resto de días).

La carta, bastante extensa, con, entre otras cosas, carnes a la brasa o frituras, completa la amplitud de opciones que salen de los fogones donde 'mandan' Óscar y Victoria.

Abierto todos los días de la semana, menos los lunes y los domingos por la tarde, de 12.00 a 16.00 y de 20.00 a 00.00 horas, la sidrería El Topín Fartón tiene una capacidad para 130 comensales y hace un año un 'hermano' en la capital, el Fiu Topín Fartón, en el barrio de Covaresa, con la misma carta y los mismos menús, al frente del cual están las hijas de Óscar, Aroa y Ania.

La gastronomía asturiana manda aquí aunque si hay que destacar un plato ese es el cachopo. En este caso los cachopos, ya que cuentan con cinco variedades, con unos precios que van entre los 27 y los 30 euros. El de jamón y queso, el de cecina con queso de cabra, el deluxe (cecina, queso de cabra, compota de manzana y rebozado de kikos), el topín (lomo ibérico, queso afuega'l pitu y cebolla caramelizada, rebozado con pan con pango) y la novedad, el extreme (panceta ibérica, pimiento caramelizado, queso azul el Peral y bañado con queso camembert) son sus cinco opciones. «En 2022 quedamos cuartos del mundo en la categoría de cachopos para celiacos, con el topín, ya que el rebozado se hace con garbanzos o guisantes», explica Óscar sobre alguno de sus reconocimientos, añadiendo que por encargo, el cachopo para celiacos se puede preparar a cualquier cliente.

Con una clientela variopinta –quizá un 70 por ciento de la capital y un 30% de Arroyo–, este negocio cien por cien familiar (Aroa empezó con su padre en Arroyo y Ania se incorporó cuando Óscar tuvo un 'susto' médico), el Topín Fartón guarda secretos de la gastronomía asturiana –de hecho el queso y la sidra vienen directamente de allí– con alguna mezcla con la castellana, que para algo están en Valladolid.