La "escalada de violencia" que vienen denunciando desde hace meses los trabajadores del Centro Regional Zambrana, educadores en su mayoría de una empresa subcontratada por la Junta (Clariane, antes Grupo 5), se prolongaba la semana pasada con otros dos altercados en menos de 24 horas. El miércoles 1 de noviembre por la noche se registraba un "intento de motín" por parte de media docena de jóvenes que pudo ser detenido a tiempo, sin consecuencias de gravedad; y el jueves 2 a mediodía, un conflicto con un interno fuera de control que se hizo con un cúter tras empujar a un educador y terminó autolesionándose antes de que los vigilantes lograran reducirle. Dos nuevos episodios para un largo serial que el pasado 21 de octubre sumaba también un motín con seis trabajadores heridos (cuatro vigilantes y dos educadores), y que este martes se aborda en las Cortes de Castilla y León a petición del Grupo Parlamentario Socialista.
El intento de motín del 1 de noviembre se originó tras la cena, al salir del comedor pasadas las 21.30, después de que un interno, al que se había visto cómo le entregaba algo a otro, se negara a ir a su habitación para que se le pudiera realizar un registro. Los educadores llamaron a Seguridad para que lo condujeran hasta allí, pero seguía resistiéndose, mientras les amenazaba.
Un vigilante le agarró del brazo, pero el joven se lo retiró, se echó hacia atrás y se puso en "posición de pelea". Los educadores cuentan que llegó a lanzarle un puñetazo, aunque no le dio, y el vigilante sacó su defensa, con la que impactó en dos ocasiones en una rodilla y un muslo del interno, que así terminó reducido y atado de muñecas "con medios homologados".
Pasadas las 22.10 horas se procedía al registro de la habitación sin que se encontrara nada relevante, pero el ruido, los gritos y en general la tensión del conflicto, que ya se prolongaba 40 minutos, se estaba extendiendo a otros internos. Primero a uno que entonces atendía una llamada telefónica en otra sala, donde empezó a golpear una puerta y a gritar que le dejaran salir para ayudar a su compañero, hasta que también fue llevado a su habitación. Pero la situación más delicada se estaba gestando en la sala de televisión, donde "seis u ocho" internos ya "intentaban amotinarse". Los educadores cerraron la puerta de la estancia para que no siguieran escuchándose gritos desde fuera como "vamos chicos, a por ellos, que no le hagan daño (al joven por el que se inició todo)", y después de veinte minutos de tensa mediación, dieron por finalizado el incidente.
Al día siguiente, sobre las 12 del mediodía, se producía un nuevo altercado en otra unidad. Un "interno conflictivo", que minutos antes ya había sufrido un "brote emocional" tras notificársele un expediente disciplinario en fase de propuesta de resolución, era conducido a tomar medicación. Parecía tranquilo, media hora después de que provocara a vigilantes y educadores, e incluso se tirara al suelo "completamente fuera de sí", pero de repente empujó con fuerza al educador que le acompañaba al baño y corrió hacia el armario de un despacho, lo abrió y se hizo con un cúter.
El menor se autolesionó entonces en un muslo, pero sólo se causó "heridas superficiales", según los educadores, probablemente porque su compañero llegó a tiempo de contener al interno la mano con la que sostenía el cúter. En pleno forcejeo avisó a gritos al personal de seguridad, ya que no conseguía pulsar el antipánico, y terminaron interviniendo tres vigilantes para reducir al interno, al que se le han iniciado medidas cautelares por agresión al educador.
"Progresiva pérdida de autoridad" de los educadores
Los educadores sostienen desde hace meses que "la escalada de violencia en el Zambrana" se debe a un "paulatino deterioro" del servicio de asistencia que ofrecen, por una precariedad laboral que ha elevado la rotación y falta de plantilla, agravada por las continuas bajas. Y también por falta de medidas que penalicen a los internos cuando cometen alguna irregularidad; sobre todo, desde que un joven de 14 años muriera tras ser reducido por personal de seguridad en marzo de 2022, aunque la investigación se archivó al concluir que se debió a causas naturales.
Respecto al "intento de motín" del 1 de noviembre, los educadores creen que no fue a más "porque extrañamente estaban de turno tres educadores con mucha antigüedad y experiencia en este centro, aunque no se valore ni se incentive esta experiencia ni por parte de la empresa ni por parte de la Junta". Y en cuanto a lo sucedido al día siguiente con el altercado del cúter, critican que se trataba de un interno "muy conflictivo" al que no se le debería haber permitido realizar un programa individual, una actividad en la que un educador suele permanecer solo en la unidad, "con el peligro que supone para su integridad física".
UGT ofreció una rueda de prensa el 19 de septiembre en la que advertía de "la progresiva pérdida de autoridad que están sufriendo los educadores", quienes a su vez habían trasladado previamente a los sindicatos su sensación de "desprotección" por parte de Junta y su propia empresa (la francesa Clariane, antes Grupo 5), debido al supuesto "exceso de permisividad" con los internos. Por falta de medidas contra aquellos que no respetan las normas o incurren en agresiones verbales o físicas y también por "falta de respaldo" a los educadores, al asegurar que son ellos los que suelen tener que solicitar la asistencia de la mutua o emprender acciones legales, sin respaldo de la empresa, la dirección o la Junta cuando han sufrido una agresión.
Los trabajadores reclaman por ejemplo que el centro recupere el sistema de 'economía de fichas' que aplicaban hasta hace sólo unos meses y que consistía en detraer una parte de la asignación económica semanal que tiene cada interno si comete una irregularidad, dado que ahora, según insisten los trabajadores, no tienen más herramienta de control que el diálogo, y lo consideran insuficiente.
En este centro viven casi 60 jóvenes de entre 14 y 21 años que cumplen medidas de internamiento ordenadas por los diferentes juzgados de la Comunidad, y en lo que va de año han sido agredidos físicamente más de una decena de educadores y una psicóloga, además del personal de seguridad "en numerosas ocasiones", mientras las amenazas verbales son "prácticamente diarias".
Entretanto, el Grupo Parlamentario Socialista, que ya se reunió con representantes sindicales de los educadores y de la sección de UGT, pregunta este martes sobre la situación del Zambrana en la sesión de control que se celebra en las Cortes regionales, después de un serial de incidentes que, según los trabajadores, amenaza con más episodios.