Grandes problemas reclaman grandes soluciones, o eso debió pensar Rafa Nadal cuando decidió apostar por intentar llegar al inicio de la temporada 2024 en plenitud física para realizar algo parecido a eso que a las veteranas bandas de rock les gusta tanto, un 'last tour', con la vista puesta en la tierra batida de Roland Garros, con el Grand Slam y los Juegos de París como principales metas.
Por eso, antes de regresar ayer a Mallorca para celebrar la Navidad junto a los suyos antes de partir a Australia, el manacorí ha pasado varios días en su academia de Kuwait, lugar donde ha elevado mucho el nivel de sus entrenamientos buscando alcanzar una versión que, tras su lesión del psoas ilíaco en el pasado Abierto de Australia, hace 11 meses, aún no había podido experimentar.
Brisbane será la primera parada de un Nadal que deberá afrontar el primer 'grande' del año enMelbourne a sabiendas de que tendrá que encarar un duro rival en las primeras rondas del campeonato debido a su posición en el 'ranking' ATP, ya que disputará el torneo con clasificación protegida.
Consciente de ello, en Kuwait ha disputado algunas 'pachangas' ante oponentes fuertes y prometedores del circuito que seguro que, pese a la situación especial del español, no querrán encontrárselo en las competiciones venideras.
Uno de ellos fue Arthur Fils. La joven perla francesa compartió intercambios con el mallorquín en el país árabe y compartió sus sensaciones sobre la pista con Ivan Ljubicic, de la Federación Francesa de Tenis (FFT). El serbio, quien fuera entrenador de Roger Federer en su día, reveló que Fils le escribió para decirle que «Nadal estaba jugando a un nivel muy alto» durante la puesta a punto que estuvo llevando a cabo en Kuwait.
Ahora, a menos de 15 días para que el ganador de 22 Grand Slam y leyenda del deporte nacional se vuelva a enfundar la cinta del pelo, colocar sus botellas y gritar en la cancha, Nadal está más preparado que nunca para encarar una temporada inimaginable hace semanas y soñada desde hace días.