La Policía Municipal de Valladolid se suma entre este lunes y el próximo domingo a la campaña que la Dirección General de Tráfico va a llevar sobre control del consumo de alcohol y drogas entre los conductores.
El motivo de dicha campaña es el hecho de que el alcohol está presente como factor concurrente o desencadenante en un tercio de los accidentes mortales. Su presencia en la conducción, dependiendo de su tasa, multiplica entre 2 y 15 el riesgo de sufrir un accidente. La única tasa segura es 0,0%.
No sólo está relacionado con una mayor accidentalidad, sino que también repercute en una mayor mortalidad, al ser un factor vinculado con un peor pronóstico en las lesiones sufridas.
Conducir después del consumo de sustancias psicoactivas es un hecho frecuente en España, el cannabis (THC), la cocaína, las anfetaminas y las metanfetaminas son las sustancias más frecuentemente halladas. El consumo simultáneo de sustancias, que se ha demostrado como un comportamiento de extremo riesgo vial, es comparativamente frecuente en España.
El peatón es el usuario más débil.
El objetivo de la campaña es concienciar del peligro real que supone el consumo de alcohol o drogas durante la conducción. El peatón como usuario más débil de la vía, necesita estar también en pleno uso de sus facultades físicas y mentales para no correr o hacer correr a otros riesgos innecesarios.
Se trata de informar a todos los conductores sobre los efectos negativos que tiene la ingestión del alcohol o drogas, aunque sea en pequeñas cantidades, provocando una disminución de sus habilidades para conducir, como, por ejemplo: aumentando el tiempo de reacción; graves problemas de percepción de las distancias, atención, control y coordinación; se subestima la velocidad y problemas de visión.
También se busca mentalizar a todos los conductores sobre la especial gravedad de esta conducta que incide directamente en la siniestralidad vial, como factor concurrente o desencadenante en un tercio de los accidentes mortales, multiplicando por nueve el riesgo de sufrir un accidente de circulación, además de controlar la conducción con tasas de alcoholemia superiores a las legalmente establecidas o habiendo consumido drogas, actuando reglamentariamente.