Zorrilla se puso en pie y aplaudió a rabiar. Una ovación sincera, emotiva, profunda. Como se hacen los homenajes en nuestra tierra, con cariño y un sentido respeto, tal y como describe el club en una nota de prensa. Fernando Redondo Barcenilla no se merecía otra cosa. Más de sesenta años ligado de alguna u otra forma a su Real Valladolid, recientemente celebró el quincuagésimo aniversario de su primer partido como primer entrenador blanquivioleta.
En la víspera de su octogésimo cumpleaños, arropado por sus hijas -Cristina, Rocío y María Ángeles- y siempre con el recuerdo de presente de su mitad, Mari Ángeles, Redondo contuvo las lágrimas a duras penas. Todos los jugadores y todo el staff quisieron acompañar de cerca a una figura sin la que no se puede comprender la historia del Pucela.
"Alguien que fue jugador y entrenador en el filial y en el primer equipo. Alguien que fue director deportivo. Alguien que ha sido parte protagonista de casi todos los éxitos más destacados de estos largos 93 años. Alguien que sigue siendo aficionado fiel. Alguien que es leyenda blanquivioleta. Alguien, don Fernando, que es Real Valladolid. Muchas gracias por todo", añade el club.