El apoyo mayoritario de los trabajadores de Siro al plan social presentado por el nuevo inversor garantiza el futuro de la plantas, pero también avala el trabajo efectuado desde el Ministerio de Industria. Un rechazo a las condiciones propuestas no solo hubiera abocado a las fábricas al cierre definitivo, sino que habría dejado en una difícil tesitura al departamento que dirige Reyes Maroto (Medina del Campo, Valladolid, 1973). Por ambos motivos la ministra estaba ayer exultante, tras explicar ella misma los pormenores del plan a los empleados en la fábrica de Toro (Zamora). Convencida que son este tipo de acciones las que dan sentido a la política, ahora confía en que la Junta de Castilla y León se sume a la aprobación y posterior tutela de ese acuerdo.
Los trabajadores de Siro han aprobado el plan presentado. ¿Llegó a temer un rechazo?
Nosotros hemos venido a dar confianza, pero la decisión última era de los trabajadores. Hemos venido con ánimo, pero también con inquietud porque ya había habido una votación previa en el que habían rechazado ese plan social. Este plan incorporaba sus reivindicaciones pero también garantiza un futuro para las plantas, que era lo que ellos también necesitaban.
¿Qué ha cambiado entre este plan y el que rechazaron en un primer momento los trabajadores?
Han cambiado dos cosas. La primera es que en el plan anterior no estaba el Ministerio, no tenía el respaldo del Gobierno. Aquel se desarrolló entre los trabajadores y la empresa y había una falta de confianza; hubo un castigo a la empresa. La entrada del Ministerio les ha aportado confianza y además hemos conseguido mejoras para los trabajadores.
¿Cuáles han sido esas mejoras?
Principalmente que, además de recuperar el salario perdido de estos cuatro años que va a durar el plan de competitividad, hemos conseguido mejorar parte de esa merma. Hemos incorporado también las bajas incentivadas, que para algunas plantas era un tema muy importante porque la situación laboral de muchos trabajadores es compleja y había que atenderla. Por último hemos reforzado el plan industrial. Esto no se soluciona poniendo una tirita en la hemorragia. Se trata de garantizar un futuro que vaya más allá de los cuatro años. Ahí radica la importancia de ese plan industrial que invertirá 100 millones en las plantas y que se unirán a los 80 para el pago a los proveedores y 50 para los salarios de los trabajadores. Nosotros siempre dijimos que no íbamos a financiar despidos sino a salvar empleos.
Ese plan industrial, sin embargo, deja fuera a la planta de Venta de Baños
Ahora tenemos que crear esa mesa industrial en la que estén representadas las administraciones, el nuevo propietario de la empresa y los sindicatos. Será allí, conociendo las necesidades de cada planta, cuando podamos planificar su futuro. Efectivamente, hay una situación particular, la de Venta de Baños I, que es una planta que iba a cerrar de manera inmediata según figuraba en el plan de competitividad y hemos conseguido retrasar dos años el cierre. Hemos ganado tiempo para comprobar la viabilidad de esa planta y ver si pueden derivarse a ella parte de las inversiones previstas o para encontrar un inversor que garantice la viabilidad definitiva de la planta. Tenemos que trabajar mucho todavía en esa mesa industrial. Una de las cosas que reclamaban los trabajadores era tener más participación en el futuro de las plantas de Siro.
¿Cuáles son los términos concretos del acuerdo?
Los daremos a conocer la semana que viene. Estamos redactándolos y queremos que la rúbrica se produzca la semana que viene. Quiero esperar a que se produzca esa rúbrica para tener ya todas las certezas del acuerdo.
¿Cuántas bajas incentivadas prevé el acuerdo?
Las bajas incentivadas las puede solicitar cualquier trabajador. Es cierto que la situación particular de algunos, bien por edad o por salud, las hagan más necesarias. Pero más allá de eso, lo que garantiza el acuerdo es el mantenimiento del 100 por 100 de los puestos de trabajo. Las bajas incentivadas son una reivindicación de los trabajadores, especialmente los de alguna planta.
¿No se ha esperado demasiado tiempo a atajar este problema? Los trabajadores no han cobrado la nómina de mayo y se ha paralizado la producción.
Ha sido una situación compleja porque había que ganar la confianza de las partes implicadas. De los bancos, que son quienes asumen una parte importante de la quita de la deuda, del propio inversor y de los trabajadores.
¿Cuándo cobrarán los trabajadores los salarios que se les adeudan?
Hemos pedido al nuevo inversor que en cuanto se haga el traspaso efectivo de la propiedad, lo primero que haga sea pagar esas nóminas como gesto de buena voluntad.
¿Cuándo comenzaron a buscar una solución para Siro?
En febrero nos llamó Siro para pedirnos ayuda. En aquel momento ni siquiera había un inversor. La situación de la empresa era prácticamente de quiebra, con una deuda que superaba los 300 millones y cuando nos llama la empresa empezamos a buscar alternativas. No es fácil encarar las crisis industriales: hay que buscar al inversor y hay que concretar ese plan de viabilidad financiera, acompañado en este caso de un plan social que los trabajadores han aceptado.
¿Por qué ha llegado Siro a esta situación? Las pérdidas del pasado ejercicio ascendieron a 47 millones de euros
Yo no gestiono la empresa. Lo único que he intentado es salvarla. Esa pregunta la tendrá que contestar el presidente de Siro o su equipo directivo.
El principal cliente de Siro, si no el único, es Mercadona. ¿Hay una garantía por su parte de que se va a implicar en este plan de viabilidad?
Mercadona ha tenido un comportamiento ejemplar. Ha estado trabajando con nosotros hasta hace unas horas para transmitir confianza y para garantizar que va a estar a la altura de lo que supone este desafío. Mercadona será parte del futuro de estas cuatro plantas.
¿Qué ayudas públicas va a recibir el grupo inversor?
Lo que hasta ahora tiene el grupo inversor es la garantía de que las inversiones que haga pueden encajar en las líneas que desde el Ministerio estamos desplegando para ayudar a las empresas. Una vez que en la mesa industrial conozcamos cuáles son las inversiones concretas que se van a hacer, las vamos a analizar y las vamos a acompañar. La oportunidad es única porque estamos gestionando los fondos europeos Next Generation y tenemos en marcha el PERTE agroalimentario. Eso también ha sido una garantía a la hora de encontrar los inversores que se pudieran hacer cargo de esas plantas. Lo que hay ahora es un compromiso, pero tengo la total seguridad de que vamos a poder encajar esas ayudas en las diferentes líneas que tenemos a disposición de la industria agroalimentaria.
¿Qué garantías ofrecen los inversores de que se ese plan industrial se va a llevar a cabo en su totalidad?
Está en el acuerdo. Hemos trabajado de una manera similar en la crisis de Alcoa. La solución se ha hecho de la misma manera. Hay un compromiso de inversión y una mesa industrial que tutela que se desarrolle conforme al calendario y al tipo de inversiones que vamos a hacer. Para el Ministerio era indispensable ese plan industrial porque no se trata solo de pagar facturas o salarios. Esa es la garantía para el futuro de las plantas porque va a permitir mejorar su productividad y que sean más competitivas.
El acuerdo entre los inversores y el comité de empresa se alcanzó de madrugada en la sede del Ministerio pero ¿cómo ha sido la colaboración con la Junta de Castilla y León?
Ha sido inexistente. No he tenido la oportunidad de que fuéramos juntos a trabajar por el futuro de Siro. Cuando hay que encarar la solución de una crisis de estas características, las administraciones tenemos que estar a la altura y trabajar juntas. Hace una semana hice público que, dada la complejidad de este proceso entendía que tenía debía tener interlocución con la Junta, pero no la he tenido lo que ha propiciado episodios lamentables como los que tuvieron que vivir los trabajadores el miércoles porque se produjeron dos reuniones y no se tenía que haber desarrollado así. Intenté hablar con el presidente de la Junta para comunicarle cómo estábamos planteando la solución al problema pero no fue posible. Eso ha generado en los últimos días una gran confusión, una gran inquietud y una falta de confianza de los trabajadores en las instituciones.
¿Va a estar la Junta presente en esa mesa industrial que debe tutelar el acuerdo?
Confío en que podamos sentarnos, aprobar juntos el proyecto que va a suponer la garantía de futuro de las plantas. La Junta debe estar en esa mesa. Las competencias en materia de políticas industriales las ejercen las comunidades autónomas y si no está, debería explicar los motivos. Confío en que esté presente porque ante estos problemas, las administraciones debemos trabajar juntas. Hasta ahora no ha sido posible, pero espero que a partir de ahora podamos sentarnos en la misma mesa y trabajar unidas por el futuro de Siro.
¿Cuándo van a empezar a verse esas inversiones? ¿Existe algún calendario previsto?
Lo primero que tiene que producirse es el cambio de titularidad. Va a ser cuestión de días pero es un paso muy importante para comenzar a trabajar. A partir de ahí crearemos la mesa y comenzaremos a establecer un calendario de reuniones en el que se concrete el plan industrial y los compromisos de la empresa y de las administraciones. Ya he dicho que confío en que la Junta esté presente en esa mesa, pero también que ponga a disposición de este proyecto las diferentes líneas de ayuda que tiene establecidas para la industria. El inversor necesitaba el apoyo de los trabajadores para entrar en las fábricas y lo ha conseguido. A partir de mañana empezaremos a escribir lo que espero que sea una historia de éxito de Siro. Esta ha sido una gran empresa, con un pasado excelente y ahora solo nos queda garantizar su futuro.