«Algunos videojuegos no son un juguete»

Ó. F.
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«Algunos videojuegos no son un juguete»

La segunda vez que Borja Zamorano llegó tarde a un entrenamiento por estar conectado a las redes sociales, sus alarmas se encendieron. Este influencer del mundo de los videojuegos reconoce que en un momento de su vida cayó en el abuso, hasta el punto de tener que eliminar algunos de sus perfiles. Más tarde los recuperó para hacer un uso mucho más racional, con la experiencia de una persona que ya sabía lo que tenía entre las manos, su potencial y sus peligros. No en vano, llevaba casi toda su vida utilizándolo, y sigue haciéndolo, incluso en el ámbito profesional. Conocido como DokiPanik en las redes, Zamorano es uno de los cuatro influencers que han participado en la campaña 'Pausa y reconecta' de la Junta de Castilla y León para poner coto al uso abusivo de las pantallas entre los jóvenes. «Es un medio que te da acceso a la diversión o a ver un cuadro del Museo del Prado o del Moma, pero también abre la puerta a un mundo muy oscuro que puede generar muchos problemas», explica. Zamorano apuesta por educar en la utilización de estas herramientas, en lugar de demonizarlas. También con los videojuegos. Y esto pasa por la implicación de los padres en los contenidos que consumen sus hijos. Los progenitores deben ser conscientes de que no todos los videojuegos están indicados para todos los niños. Algunos son extremadamente violentos, otros utilizan lenguaje malsonante, etcétera. «Estoy harto de ver en las tiendas que los padres compran a sus hijos de ocho años el GTA (juego con escenas muy violentas), es como regalarles una película porno», dice. También aboga por tener los dispositivos con acceso a Internet en el salón, a la vista de todos, para que el joven no se encierre en la habitación.