La donación de sangre sube y la meta es llegar a las 29.000

D. Núñez
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La Hermandad de Donantes de Sangre señala que en los cinco primeros meses se han realizado 150 donaciones más que en el mismo periodo del año anterior

Cinco donantes de sangre animan a los ciudadanos a donar. - Foto: J. C. Castillo

Las donaciones de sangre en Valladolid van a buen ritmo. Se han visto incrementadas, aunque solo sean en 150 hasta mayo respecto al mismo periodo del pasado año. Y para la Hermandad de Donantes de Sangre de Valladolid se trata de datos «muy positivos». Eso sí, la vista de la entidad está puesta en otra cifra: 29.000 donaciones. Ésta sería la meta que les gustaría alcanzar a finales de este 2023 porque en años anteriores han estado cerca. Y para ello, no paran de concienciar a toda la población, desde niños a mayores. Es cierto que hasta los 18 años no se puede realizar esta acción solidaria, pero los niños tienen una gran influencia en las casas. Un proyecto en los colegios permite a la hermandad llevar su mensaje hasta los hogares de la mano de los pequeños. Aunque también acude a institutos y la universidad con su mensaje.  

La presidenta de esta entidad vallisoletana, Elizabet Arija Muñoz, explica que hasta el mes de mayo las donaciones «no han aumentado mucho», pero se registra una subida. Mientras que el pasado año se contabilizaron 12.200 donaciones, en este 2023 han subido a 12.350 hasta mayo. Muñoz subraya que «es muy positivo» seguir incrementando estas cifras. 

Arija Muñoz señala que Valladolid es la provincia líder en donaciones en Castilla y León. Siempre está cerca de las 29.000. De hecho, en el 2022 se alcanzaron 28.600. Es más, presume de paisanos porque asegura que los vallisoletanos «son asombrosos en cuanto a donaciones». Remarca que la sociedad en la que vivimos es «solidaria y altruista». «Seguiremos siendo líderes porque tenemos una población maravillosa», recalca. 

Pero, ¿qué ocurre en verano? Pues que los donantes, como cualquier ciudadano se va de vacaciones. Sin embargo, los enfermos no, y los hospitales siguen trabajando. Arija Muñoz explica que se ven resentidas las donaciones porque muchos vallisoletanos se van fuera de la región o se trasladan a los pueblos. También se cambian los hábitos en esta época estival y, por ejemplo, no se puede donar sangre si se viene de hacer ejercicio o de disfrutar de un día en la piscina tras tomar el sol y nadar. Se mira siempre por la salud del donante. 

Los niveles de donaciones de sangre se mantienen estables, pero se hace especial hincapié antes de julio y agosto. La idea es contar con suficiente para esos meses en los que es más complicado conseguir donantes a diario.  «Afrontas con miedo qué puede pasar porque la donación de sangre no se puede prever. No sabes si al día siguiente a van a venir 15 personas o serán muchas más», remarca. 

No se puede saber qué pasará. Arija Muñoz indica que un hospital puede programar hacer un número exacto de operaciones, pero no se podría saber con seguridad cuántos donantes van a acudir un día determinado a donar su sangre. Se trata de una acción totalmente voluntaria y altruista y el donante no saca ninguna recompensa. «Da sin recibir nada a cambio», reitera. Es más, subraya que no se puede saber bien qué pasa cuando no acude un donante al llamamiento. Ni siquiera se obtienen datos concretos o causas exactas de por qué una persona va a donar una vez y no vuelve y eso que hacen encuestas sobre el tema. 

El donante peina canas. En cuanto al perfil del donante de la provincia, es «el de un adulto que peina o tiñe las canas todos los meses». Arija Muñoz subraya que es igual para toda la región pues son las personas de entre 40 y 60 años las que están más concienciadas. Y esto es algo que preocupa la hermandad. 

En este sentido, la búsqueda de donantes jóvenes es un objetivo porque se necesita también un reemplazo generacional, además de sumar nuevas personas que quieran donar sin importar su edad. Llegar al colectivo de los jóvenes es más complicado, explica, porque están estudiando o trabajando. No siempre encuentran hueco o no cuentan con la información que les lleve a tomar la decisión. 

«La regeneración de donantes de sangre es un tema que nos preocupa y estamos incidiendo mucho en campañas en universidades y en charlas en colegios e institutos», apunta.  La presidenta de la Hermandad de Donantes de Sangre de Valladolid remarca que se necesita esta base de jóvenes porque son los que en un futuro van a sustentar las donaciones. 

Además, la entidad está impulsando las donaciones de plasma, también muy necesarias. 

 

10 minutos a cambio de salvar muchas vidas

Hay tantas razones para ir a donar sangre como donantes. Cada una de estas personas tiene una historia diferente que le llevó a realizar esta acción. Jesús Gómez comenzó a donar muy joven. Lleva 162. Ahora es un padre muy orgulloso de sus dos hijas que son también donantes. Entre sus mejores recuerdos está ir con ellas a donar sangre y plasma. Es la voz de Valladolid en multitud de eventos y aprovecha estas plataformas y sus redes para difundir este mensaje. 

Y a Laura Cristina Arija ver a su abuelo necesitando transfusiones le dejó con una pregunta rondándole la cabeza: ¿qué hubiera pasado si alguien no hubiera sido solidario y hubiera donado su sangre? Es donante desde hace 8 años. 

El caso de Sara Galán es diferente. Siempre quiso donar pero no llegaba al peso mínimo y temía a las agujas. Pero el amor le «engordó» y superó el miedo sabiendo el bien que hacía por 10 minutos de su tiempo. 

Otro al que le daban miedo las agujas era Jesús César Santos. Pero ha realizado más de 80 donaciones. ¡Quién se lo iba a decir! Y es que era el típico que se ponía muy malo cuando le sacaban sangre. 

Para Luis Baraja, ser donante le llevó a conocer el trabajo de la Hermandad de Donantes de Sangre y a promover una iniciativa curiosa. Se dio cuenta de que esta entidad tiene el título de utilidad pública que, además ha conservado, gracias al trabajo voluntario de sus miembros. De forma que esta hermandad podía hacer entrega de medallas a la Policía Nacional y que los agentes pudieran llevarlas en su uniforme. En febrero se ofrecieron también a bomberos y militares, entre otros. 

 

Aumenta la preocupación por la bajada de donaciones de sangre de cara al verano

«Estamos muy preocupados». Así de contundente es la directora del Centro de Hemoterapia de Castilla y León, Lydia Blanco. Las últimas llamadas a donantes de sangre no están saliendo bien. No han acudido el número de personas que necesitaban. Teme lo que pueda pasar en verano. 

Las bajas donaciones no han sido algo puntual de un grupo, sino de toda la población. Por ello, pide a los vallisoletanos que acudan a donar antes de irse de vacaciones. Que dejen la maleta sin hacer hasta que vuelvan de hacer su donación de sangre. Si no se logra hacer ese acopio previsto, «la situación se puede complicar en julio y agosto». 

Se cuenta con 75.000 donantes en la base de datos, pero no todos van a donar tres o cuatro veces, según el sexo, al año. Y se precisa de un 12% de nuevos donantes y solo se cuenta con un 8%.