Toda una vida entre el Viejo Zorrilla y el Palacio de Pimentel

R.G.R.
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El exjugador del Real Valladolid Luis Mariano Minguela abandona esta semana su puesto en la Diputación de Valladolid a los 64 años, con más de 38 cotizados. "Malos y buenos momentos ha habido claro, pero prefiero olvidar los malos".

Luis Mariano Minguela - Foto: Jonathan Tajes

"Es más gratificante el deporte que la política", expresa Luis Mariano Minguela, sentado en la mesa del despacho del Grupo Provincial Popular de la Diputación, en sus últimos momentos antes de su jubilación. Será hoy martes, 9 de abril, cuando ya no acuda a su puesto de trabajo. Llega el momento de jubilarse después de más de 38 años de cotización a la Seguridad Social en dos etapas; jugador de un Real Valladolid que marcó una época y político en varias administraciones, como el Ayuntamiento de la capital y la Diputación Provincial.

Mira hacia atrás con absoluto cariño y hace un gesto de exclamación al recordar las personas con las que ha tenido contacto. Afirma con total rotundidad que deja muchos amigos después de todo lo vivido. "Al menos sí son amigos mios, eso creo yo", sonríe mientras bromea. Con una memoria al detalle, relata momentos y compañeros con los que jugó en el Real Valladolid. Mira fotos de entrenamientos y partidos que guarda en su teléfono móvil. "¡Mira esta, con mi sobrino de niño, Carlos Minguela, es su cumpleados. 40 hace ahora!". Lo cuenta con una especial ilusión, con añoranza de aquellos años. "Me retiré cuando aún tenía un año de contrato, pero me lo dijeron los médicos. Tenía los cartílagos destrozados".

Mira esta, con mi sobrino de niño, Carlos Minguela, es su cumpleados. 40 hace ahora  

Su primer contacto con la política fue incluso antes de que llegara el momento de la retirada, con 32 años (1992). Un año antes recibió una llamada del difunto Tomás Rodríguez Bolaños. "Un día estaba entrenando en 1991 y me dicen que me ha llamado el acalde". Cuando le devolvió la llamada, Bolaños le comunicó que iba a ir en listas electorales a las siguientes elecciones y le pidió explicaciones. "No tenía ni idea. Primera noticia que tenía de ello. Le pregunté que cuál era mi partido y me respondió que yo siempre había sido un poco de derechas", comenta entre risas. "No tenía ni idea de lo que me estaba hablando". Efectivamente, unos días más tarde le llamaron de parte del exregidor Javier León de la Riva para realizarle el ofrecimiento. Se lo pensó y consideró que estando en activo no era la mejor decisión y declinó compaginar el deporte y la política. Un año más tarde se retiró y ahí comenzó una nueva etapa. 

En el momento de dejar el deporte, no contó con la opinión de nadie relacionado con el Real Valladolid. Ya llevaba más de un año fuera de los terrenos de juego y fue una decisión personal de la que no se arrepiente. "¿Para qué, no sirve de nada?", matiza entre bromas. Habló consigo mismo y con Ruiz Medrano y se aventuró. 

En 1993 llegó a la Presidencia del PP de Valladolid el difunto Tomás Villanueva. Ambos se habían conocido a través de Ramiro Ruiz Medrano. "Me llamó un día y me dijo que se iba a presentar y que quería que fuera en el Comité Ejecutivo". Luego ocupó un puesto en la lista electoral de León de la Riva y trabajó como concejal en el Consistorio de Valladolid. Fue en 1995 cuando llegó de la mano de Ruiz Medrano a la Diputación, donde ha estado 24 años como diputado y cuatro años más como secretario del PP. Ha conocido a tres presidentes y muchos compañeros diputados, "algunos compañeros que ya no están con nostros". Reconoce que Ruiz Medrano ha sido su padre político y "un amigo extraordinario". 

Reconoce que Ruiz Medrano ha sido su padre político y "un amigo extraordinario

"Me llevo muchos amigos, al menos eso creo yo. Yo les considero amigos" después de todos estos años. Recuerda también su etapa al frente del Ayuntamiento de Laguna de Duero. Lo hace como una de las etapas más estresantes y duras de su trayectoria política al llegar a un Consistorio con un remanente de tesorería negativo. "Ser alcalde no tiene nada que ver con ser diputado. De hecho, al poco tiempo de dejar la Alcaldía fue cuando me dio el infarto. Es una continua situación de estrés. La secretaria me decía que no teníamos dinero ni para pagar las nóminas", rememora. 

Evidentemente, durante todo este tiempo le ha tocado vivir algunos momentos malos, pero afirma que los olvida pronto. "No puedes llevarte los momentos malos a casa". Sí recuerda de manera negativa el hecho de ganar las elecciones en Laguna por segunda vez y no poder gobernar tras el pacto entre Independientes por Laguna y el PSOE. "Después de todo el trabajo, no pudo ser". Prefiere los buenos. "Las victorias con León de la Riva, sobre todo las primeras, o aquí en Diputación". Sus recuerdos predilectos vienen del mundo del deporte. "Eso tengo que decirlo claro, el fútbol fue mucho más gratificante que la política. Aquí, todo el mundo te enjuicia y opina y muchas veces sin tener todos los conocimientos". 

Ha trabajado en la institución provincial bajo el mando de tres presidentes. Ramiro Ruiz Medrano. "Es simpatía. Hablaba con todo el mundo". Jesús Julio Carnero, hoy alcalde de Valladolid. "Más técnico". Y Conrado Íscar. "Qué voy a decir, es incombustible". Pero llegó el momento de pensar en dar a un paso al lado, de pensar más en uno mismo y menos en el servicio público. Minguela sufrió un infarto después de dejar la Alcaldía de Laguna. "Un amigo me dijo que debía pensar en jubilarme y lo estuve mirando. Me dijo que lo mejor que podía hacer era invertir en mi salud y en su momento lo estuve mirando".

 

Qué voy a decir, es incombustible     

Ahora, ya ha llegado el momento. Tiene claro que los grandes beneficiados de esta decisión van a ser sus cuatro nietos, con edades comprendidas entre los tres y los trece años. "Tengo claro que me voy a dedicar un poco más a mí. A salir a andar por el pinar, a ir de caza cuando pueda, a la familia y a disfrutar de las cosas". La más pequeña de sus nietas tiene tres años y la mayor hará en julio 14. "El que va a hacer ocho años está en la escuela del Real Valladolid y le encanta ir a mi casa porque jugamos en el jardín. Y el pequeño se tira tres horas jugando en el fútbol en el parque con los amigos".

A Minguela no le importa "rascarse" el bolsillo para ir al kiosco con ellos a comprar los tradiciones cromos de futbolistas" y asegura que ahora lo hará con mayor insistencia. Sigue a su Real Valladolid, aunque ha dejado de acudir al estadio porque no entiende algunas decisiones que se adoptan por parte del equipo. "No estoy contento". Sigue los partidos por televisión "por desesperación" para no ir al José Zorrilla, que tantas alegrías le dio como jugador. 

Se retira y tiene claro que lo hace para no interferir en las decisiones que se adopten a partir de ahora en la Diputación.  "Yo solo vendré a tomar un café, nada más. La política la tienen que hacer los que se quedan. Yo solo vendré a verles". 

A partir de ahora, el Pinar de Antequera gana un paseador, un hombre con experiencia y un enamorado de su familia. Eso sí, el recuerdo de Minguela en el campo siempre estará presente y con él esa afición por el equipo de sus amores y que tantas alegrías le dio antes de dar el salto a la política. 

 

ARCHIVADO EN: Palacio de Pimentel