Nodo intermodal, hub logístico, autopista ferroviaria son términos a los que los vallisoletanos debemos ir acostumbrándonos porque se escucharán mucho en los próximos años. El transporte ferroviario de mercancías es una actividad económica y una oportunidad de desarrollo a la que hay que 'engancharse' ahora para recoger los frutos de todo su potencial en un futuro muy cercano. El ministro de Transportes visitó esta semana las obras de terminal que está en construcción en la zona del Páramo de San Isidro, junto a la ronda exterior y la autovía del Duero, y puso en valor una infraestructura que pondrá a Valladolid entre los primeros lugares del mapa logístico ibérico y que concentrará a un millar de trabajadores cuando las instalaciones estén a pleno rendimiento. Ojo, que la cifra es importante y aún mayor puede ser el tirón para el tejido empresarial de la capital y para atraer nuevas compañías a la provincia.
Un cuarto de millón de metros cuadrados dedicados a la logística y al transporte de mercancías es un área muy potente, teniendo en cuenta además su conexión al Corredor Atlántico y a varias de las más importantes autovías ferroviarias de Europa. Esto, que supondrá una inversión de unos 300 millones de euros, debe impulsar el desarrollo industrial de Valladolid, incluso de otras provincias cercanas, especialmente en algunos sectores que ya son punteros, como el agroalimentario o la automoción. Las ventajas competitivas de un transporte rápido, más limpio que el actual y a un precio menor podrían atraer a compañías que dedican gran parte de su producción a la exportación y cuyos gastos de transporte cada vez son más importantes en su cuenta de resultados. El hecho de poder montar tráiler completos en los vagones o recibir convoyes de 750 metros, además de disponer de zonas de estacionamiento y almacenamiento de contenedores, le convierten en el buque insignia de la logística en Castilla y León. La nueva estación de mercancías que está en construcción será la más grande de España y la tercera de Europa.
Toda esta infraestructura ofrece infinitas posibilidades para que Valladolid sea el gran nodo logístico del noroeste de la Península, ya que llegarán mercancías procedentes desde Algeciras o incluso de puertos mediterráneos como el de Valencia. No obstante, las administraciones deben ponerse las pilas cuanto antes, sin esperar a que las instalaciones ya estén en marcha, para generar un entorno económico y dotacional que permita su uso a muchas de las empresas ya instaladas en la provincia y que atraiga nuevas inversiones en servicios complementarios o en la implantación de industrias que necesiten una salida rápida de su producción. En esta tarea, el Ayuntamiento y la Junta deben ponerse ya manos a la obra para convertir a este equipamiento en factor de crecimiento y riqueza para la capital y la Comunidad, dejando a un lado las batallas políticas y trabajando de forma conjunta para el beneficio de todos los ciudadanos.
Y una de las tareas pendientes es el parque logístico y agroalimentario, una iniciativa que planteó ya el anterior equipo de gobierno municipal, pero que no consiguió concretarse y que tampoco ha tenido avances en este año y medio del actual mandato. Parece que el Ayuntamiento ahora está ultimando los pliegos para que una consultoría realice un plan estratégico sobre este equipamiento y su ubicación, algo que debería tener la máxima prioridad. Cuando en el año 2026, si se cumplen las previsiones, esté toda la zona ferroviaria de mercancías en pleno funcionamiento, también debería estar disponible ese parque agroalimentario y se tendría que haber despejado el futuro de Mercaolid y Centrolid, que también han visto frustrados algunos planes de expansión y mejora en los últimos años.
En definitiva, la logística cada vez juega un papel más importante en la economía y desarrollo de los territorios y Valladolid tiene la oportunidad de codearse con los más grandes en este sector. En estos momentos existen unas 2.300 empresas de transporte en la provincia y es una cifra que va creciendo, aunque aún hay margen de mejora porque las instalaciones destinadas al desplazamiento de mercancías por carretera son muy mejorables. Las condiciones del polígono Canal de Castilla, prácticamente vacío, lastra la estratégica y privilegiada situación geográfica de la provincia, que la hace inmejorable para apoyar la cadena de distribución de mercancías de las empresas, tanto las denominadas de última milla como las que requieren su almacenamiento y salida hacia otros destinos nacionales.
Tenemos los mimbres, solo hace falta que nuestros dirigentes dejan la política para otros ámbitos y trabajen para que salgan adelante estos proyectos que pueden marcar el futuro de la ciudad y la provincia. Igual que cuando llegó Fasa y otras empresas automovilísticas se puso toda la carne en el asador para apoyarlas, es el momento de hacerlo con la logística y el transporte, pues es un eje generador de riqueza para todos los sectores, incluido el mencionado, ya que la inmensa mayoría de los vehículos producidos en Valladolid y Palencia viajan en camiones a otras partes del mundo. Toda celeridad es poca y, si por intereses partidistas o de cualquier otra índole, dejamos pasar esta oportunidad habrá que pedir explicaciones a quienes tienen el poder en las instituciones.