Un asistente virtual para los políticos

D.N.
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Un proyecto liderado por la UVa ha desarrollado una herramienta que permite a las instituciones tener una simulación sobre qué políticas contra la despoblación pueden ser más efectivas en una comarca

Un hombre mayor señala el deterioro de una de las casas del pueblo en el que reside. - Foto: Jonathan Tajes

Spandam no es una bola de cristal para predecir el futuro, pero se presenta como una herramienta que puede echar una mano a políticos, instituciones o entidades privadas que quieran saber qué políticas son más efectivas en un territorio para acabar con la despoblación. Sin embargo, el abandono de las zonas rurales se lleva abordando desde hace varios años por todo tipo de entidades sin encontrar un remedio eficaz. Ni proyectos con dotación económica están dando frutos en las zonas despobladas para atraer a nuevos habitantes.

¿Se podría confiar en los resultados que dé este programa? ¿Un modelo matemático puede predecir con cierta certeza en temas sociales? El profesor en el departamento de Sociología de la UVa y miembro del Grupo de Energía, Economía y dinámica de Sistemas (GEEDS), Juan José Mediavilla, explicó que no son «futurógolos», pero que esta herramienta hace simulaciones sobre cómo puede afectar una política determinada a una zona, por ejemplo, la apertura de un centro de salud, una farmacia o un colegio, o crear un número concreto de empleos. Incluso puede generar el escenario de cómo será una zona si no se actúa sobre ella. Eso sí, reconoce que hay «una mayor incertidumbre» que manejando otros programas que usan modelos para predecir, por ejemplo, el cambio climático o temas económicos. 

Esta herramienta se puede ver como un asistente virtual para políticos, instituciones, empresas o investigadores. Ya cuenta con información con indicadores, como el número de desempleados, los bares que hay en un área, si tiene colegios o si cuenta con farmacia y centro de salud. Con esta base, este programa permite aplicar políticas, como qué pasaría si se suma un colegio o si se abre una empresa, y ver qué efectos tendría para los años 2030 y 2050. Estos años están cerrados porque los investigadores creen que se precisa de este tiempo para ver los efectos que podrían tener esos cambios en una población. 

Mediavilla afirmó que es un prototipo y que abre una línea de investigación. De hecho, remarcó que el modelo, es decir, el programa interno se puede seguir mejorando y actualizando. El objetivo es que puedan hacer las consultas que lleguen de cualquier entidad. Aunque el proyecto en sí, financiado con fondos de la UE, ya ha finalizado tras tres años de desarrollo. 

Desafortunadamente, las pruebas de cómo funciona la herramienta no se han realizado con zonas de Valladolid. Ha sido testado el modelo en la provincia de Zamora, Cinco Villas, Arribes del Duero, Besaya y Pirineo Navarro. La UVa ha sido líder y coordinador del proyecto, pero otras instituciones y una empresa privada han participado en la elaboración de los diferentes pasos. Por ello, no estaba en manos de los miembros de la universidad vallisoletana incluir alguna población de la provincia. 

También remarcó Mediavilla que es un programa que no tendría resultados adecuados si se aplica para pueblos pequeños, pues si cuenta con pocos habitantes y muy mayores, la predicción a 6 y 26 años puede resultar infructuosa. Por ello, aseveró que el modelo funciona mejor en términos municipales o comarcales. Insistió en que es «una línea de investigación con mucho futuro» que les gustaría continuar.