Rap y electrónica de la mano

M.B.
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Miguel Grimaldo disfruta como cantante, compositor, productor e, incluso, músico en otras formaciones

Miguel Grimaldo. - Foto: Cristina Sandalia

Miguel Grimaldo realmente no se llama así: «Mis amigos y los que me conocen ya lo saben». Pero es su nombre artístico desde la primera década de este siglo, cuando formaba parte de Urano Players junto a Erik, Edu Omega, akaQvmore, Dj Porre y Zar1. «Toda la labor de producción y grabación del disco que sacamos en 2009, no de las instrumentales, cayó en mí. Sabía un poco, no mucho. Por eso, por no tener ni idea de hacer un disco, teníamos muchas discusiones. Y estos me decían que estaba grimao, grimo, grimao», recuerda. A él siempre le llaman Mike y un día, medio de broma, aseguró que a partir de entonces sería Miguel: «Vimos un cartel que ponía rey Grimaldo y al día siguiente abrí un Myspace con el nombre. Y así se ha quedado», explica.

De aquello han pasado muchos años, muchos trabajos –algunos en solitario y otros con amigos– y una carrera que arrancó en su Valladolid y que desde hace cinco años se desarrolla en Madrid.

El rap siempre ha sido parte de su vida. Desde los 13 años, cuando en su barrio, La Victoria, escuchaba maquetas y cintas de casete: «Los breakers eran de allí, la gente bailaba en el escenario de la plaza de la Solidaridad; hacíamos graffitis...». Con Urano Players dio el primer empujón a su carrera. A partir de ahí, cada uno hizo la suya propia, sobre todo él y Erik Urano.

«Antes de Miguel Grimaldo publiqué 'Cría cuervos' como Mikez Maus», apunta. Y el primero, ya como Miguel Grimaldo, fue en 2012, 'El gato de Schrödinger'.

Desde entonces no ha dejado de crear. Casi siempre por su cuenta. Mezclando rap con electrónica, algo poco común en esos primeros años.

'El estado del bienestar', con Edu Omega, en diciembre de 2015; 'Las aventuras de Miguel Grimaldo & Niño', en noviembre de 2016; 'Unreleased XXVI', un recopilatorio de temas en 2016; 'Entropía', en septiembre de 2017; 'Síntesis', con Niño, en noviembre de 2018; y 'Trip Ass', en noviembre de 2019, habían sido sus discos hasta este 2023, en el que ha sacado, junto al  grupo de rap madrileño CKGK, 'Handyman': «Son ocho temas, aunque entre medias había sacado alguno ya suelto». Asegura que siempre ha hecho rap con electrónica, salvo en este último trabajo: «Más rapero, más shamples y más clásicos».

Lo ha hecho desde Madrid, a donde se fue por trabajo y oportunidades. Es productor, «supongo», y técnico de sonido. Así ha ayudado a producir el primer CD de 'Depresión Sonora'; y trabaja con otros muchos. Hace eventos con 'Mosul mosul'. Y también colabora como músico con la cantaora flamenca María José Llergo. «Estoy metido en mil historias», añade. Entre ellas, un segundo proyecto, con el nombre de 'Üverdriver', con música más electrónica.

Asegura que viene menos de lo que quisiera a su Valladolid y que ha bajado el ritmo de creación por sus múltiples ocupaciones, pero sigue creando: «Hablo casi siempre de lo que me pasa. Es importante que lo que digo sea verdad. No me gusta montarme películas. Hablo de lo cotidiano, del día a día. En el rap intentamos que todo sea verdad, que sea real. Real a lo que eres y contar lo que eres y lo que vives». Lo hace en español, aunque ya sabe lo que es tocar en todo el territorio nacional y en el extranjero, como en México.

Habla del rap como algo que no tiene por qué ser underground, y es de los que cree que los músicos deben asociarse: «Estoy bastante metido en este tema, hay que destacar la labor de los sindicatos de músicos, hay que asociarse. Nos obligan a ser falsos autónomos. Y es necesaria la unión de músicos porque los festivales nos están comiendo y Spotify también. Es lo mismo que el capitalismo».