El estallido de la crisis en Gaza tras el atentado cometido por Hamás contra Israel el pasado 7 de octubre interpeló directamente al escritor y editor vallisoletano Adolfo García Ortega. Fue entonces cuando decidió "buscar y rebuscar" en sus cuadernos y diarios las notas que había recabado en varios viajes a Israel, poniendo en limpio y refrescando, en algunos casos, conversaciones con personas que había conocido en sus diversos viajes allí. Fruto de ese trabajo ahora acaba de ver la luz 'Otro Israel posible' (Espasa, 19,90 euros), su nuevo libro, un ensayo donde reflexiona sobre las que, a su juicio, han de ser las claves de resolución de un conflicto que lleva demasiado tiempo enquistado.
"No hay que ser muy psicólogo para saber cuál es la solución que Israel y Palestina necesitan: dos estados, dos lugares, dos ámbitos de porvenir. Cuando, como y con quien sea", relata en el prólogo de la publicación, antes de advertir que "si no hay pronto dos estados, puede haber una dictadura supremacista de judíos fanáticos que oprima por igual a palestinos y a judíos opositores".
En cuanto a las causas de la actual situación, a Hamás le achaca el "ataque brutal contra civiles israelíes, como exponente de un odio alimentado durante décadas", y no descarta que ese atentado fuera orquestado por Irán como una "provocación a Israel para que el conflicto se generalice en la región". A Israel, por contra, le atribuye "una insoportable política de asentamientos ilegales, avalada por un ultraderechismo en el Gobierno de Netanyahu sin escrúpulos, mantenida solo para perpetuar su poder en pos de una oscura pulsión por destruir su propio país mediante una política durísima y ciega".
García Ortega alude a la culpa que impregna a Israel en el conflicto, después de que se haya probado que los distintos gobiernos de Netanyahu financiaron a Hamás para dividir a los palestinos, y censura la "reacción furibunda y cruel en la que Israel ha llevado a cabo su legítimo derecho a defenderse". "Israel no está libre de culpa. Es más, la culpa lo perseguirá en adelante", escribe antes de sentenciar: "No hay excusa para que un país civilizado como es Israel aplique la venganza con la desfachatez inmoral del que dice odiar con motivo y ese motivo valida su odio".
Una realidad compleja
Como posibles claves para la resolución el conflicto, apunta la necesidad de disminuir la fuerza mortífera de Hamás (para evitar la escalada bélica de esta guerra), preservar los contactos con Fatah (el mayor partido político de la Autoridad Palestina) y no avalar a Hamás como único representante del pueblo palestino. Por parte de Israel, a su juicio, "la liberación de los rehenes lo marca todo".
Para el vallisoletano, que recuerda que su "amor por Tel Aviv fue un flechazo" la primera vez que pisó aquel suelo, "el Gobierno de Netanyahu no representa la realidad y complejidad de la población israelí". "Israel tiene capacidad democrática para dar un vuelco a su política", recalca antes de subrayar que "una mayoría está surgiendo para provocar un cambio de liderazgo". Además, aclara que "ser judío y ser israelí no son la misma cosa, aunque se parecen mucho, y el mundo los constriñe a igualarse hasta la identificación total".
'Otro Israel posible' recoge charlas de García Ortega con personalidades como el diplomático Manuel Durán, la actriz Cipe Linkovsky, la escritora y periodista Tova Klein, el actor Fuad Bishara, el escritor Abraham B. Yehoshúa o el dramaturgo Uri Caspi, fundador de una organización que reúne a profesionales del mundo del teatro, tanto israelíes como palestinos.
Además, por sus páginas desfilan ideas o referencias de autores y pensadores como Saul Below, Edmond Jabès, Moisés de León, Imre Kertész, Isaac Deutscher, Ciorán, Marco Aurelio, Henry Roth, Bernard Malamud, George Steiner, Chateaubriand, Natán Yonatán, Flauvert, Çedgar Morin, Alberto Manguel, Aharon Appelfeld o Amos Oz. Y no falta un sentido recuerdo a Hurbinek, el niño de tres años fallecido en Auschwitz, al que apenas citaba Primo Levi en 'La tregua' como un "hijo de la muerte" y a quien García Ortega decidió imaginar una vida posible en 'El comprador de aniversarios', un personaje que, para el vallisoletano, "simboliza muchas cosas, judías, palestinas y universales".