'Sex', la primera entrega de la trilogía del cineasta noruego Dag Johan Haugerud 'Sex, Dreams, Love', cuya segunda parte tuvo su estreno mundial en el reciente Festival de Venecia, se sumaba este jueves a la competición de la 69 Semana Internacional de Cine de Valladolid. En 'Sex', el director cuestiona los límites sociales que se establecen en el mundo contemporáneo en torno a cuestiones como la identidad, la sexualidad y el género. La película, que compite por la Espiga de Oro en esta edición, invita a la reflexión en torno a las barreras y temas tabúes que condicionan las relaciones humanas, de pareja o de amistad.
Haugerud, ausente en Valladolid, plantea su premisa inicial en la primera secuencia del film, con un plano secuencia de unos quince minutos donde un deshollinador le cuenta a su compañero en una pausa del trabajo los extraños sueños recurrentes que le asaltan desde hace una temporada, en los que aparece como una mujer seducida por David Bowie. Ser objeto de esa mirada masculina onírica le trastoca y la confesión empuja a su amigo a contarle el encuentro sexual fortuito que mantuvo la noche anterior con un cliente.
Con ese arranque, tal y como informa la Agencia Ical, el resto del film se centra en desentrañar cómo ambas situaciones afectan a los dos en sus vidas cotidianas, con sus respectivas mujeres y matrimonios. Sobre la mesa, el cineasta noruego aborda los roles de género y la fragilidad del amor, y cuestiona los vínculos entre sexualidad e identidad sexual, así como las barreras invisibles que existen en torno a ello. Además, pone el foco en la ansiedad y responsabilidad moral que conlleva la libre manifestación de los sentimientos más íntimos, ante la posibilidad de herir a los seres queridos.
"Quería señalar que la sexualidad y la identidad sexual no siempre están conectadas. Tampoco lo están nuestros sentimientos de amor y nuestra sexualidad, aunque a menudo pensemos que lo están. La película también trata de ganar más libertad a la hora de expresarnos física y emocionalmente sin herir a las personas que nos importan", apunta en el dosier de prensa del film.
Además, en su largometraje pretendía "mostrar la rapidez con que las emociones pueden pasar del entusiasmo, el éxtasis y la alegría a la vergüenza cuando se habla de sexo. Es curioso cómo, incluso en la sociedad moderna, las cuestiones sobre sexo y sexualidad conllevan tanta ansiedad y peso moral".
Al respecto, explica que la decisión de mostrar a dos hombres aparentemente heterosexuales que mantienen una amistad sólida no es algo casual. "Puede que las amistades masculinas de ese tipo no sean tan comunes como uno desearía, pero sin duda son una posibilidad. Una de las cosas que creo que debe hacer el cine es no solo reflejar el estado actual de las cosas, sino también cómo podrían ser. Introducir una nueva forma de pensar que pueda dar lugar a nuevas reflexiones y conversaciones mucho después de que la película haya terminado. Ese es el verdadero potencial del cine", resume.
"Vivimos en un entorno en el que, a través de varios medios, se nos anima a reconocer y aceptar nuestros impulsos y necesidades. Al mismo tiempo, elegir vivir nuestra sexualidad de formas alternativas parece una ruptura radical y desafiante con las convenciones y los valores tradicionales. Las tres películas pretenden abordar esto a su manera", explica Haugerud sobre su trilogía.