La importancia de buscar cultivos alternativos para impulsar el crecimiento del sector agrícola de la Comunidad buscando una sostenibilidad económica, medioambiental y social ha llevado a investigar y probar otras variedades diferentes al cereal. Entre ellas, el sector hortícola se presenta como una de las principales apuestas para crecer en Castilla y León, ya que cuenta con un alto valor añadido y una elevada rentabilidad por hectárea que se consigue gracias a su adaptación al cambio climático y que necesita una menor disponibilidad de agua que otros cultivos.
España es líder europeo en hortalizas, siendo Andalucía, Aragón, Cataluña, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura y Murcia las mayores productoras. Castilla y León, con casi 14.500 hectáreas y 470.000 toneladas de producción anuales, no se encuentra entre el 'top ten' de comunidades productoras de hortícolas, aunque sí es la que más puerro y zanahoria produce.
Además de poder aprovechar la situación de España como líder europeo en la producción de hortalizas, el consumo al alza de estos productos, el incremento en las exportaciones o las consecuencias que el cambio climático tiene sobre comunidades productoras, Castilla y León dispone de otras fortalezas endógenas como su situación geográfica muy cerca de importantes mercados como Madrid o Bilbao. A esto se suma que zonas importantes para la industria hortícola, como la Ribera del Ebro, ya no cuenta con disponibilidad de suelo para seguir creciendo.
A toda esta situación se suma la inversión que los últimos años lleva realizando Castilla y León para la conversión del regadío que facilita el acceso al agua. «Esto consigue cerrar el círculo para apostar por cultivos más sostenibles y rentables», explica el jefe del área de Investigación Agrícola en el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), Juan Carlos Prieto, y ser una alternativa a otras comunidades para los cultivos hortícolas.
Desde el Itacyl se ha trabajado en un proyecto con algunas de las principales industrias de variedades vegetales, principalmente ubicadas en las provincias de Segovia y Valladolid, como son Ultracongelados del Duero, Iberfresco, Huercasa o Hijos de Teodoro Muñoz, que trasladaron la necesidad de lograr mayor materia prima ante el crecimiento a nivel europeo de su sector.
El siguiente paso fue «la identificación de los territorios más óptimos para el desarrollo de estos cultivos hortícolas que más interés despiertan», detalla Prieto, que incide en que es una «colaboración a la carta». De esta forma, y con la colaboración del Itagra, se decide poner en marcha el proyecto 'Hortícolas' y, tras un informe edafoclimático de tierras que han pasado de secano a regadío, se opta por arrancar los primeros ensayos en Arabayona de Mógica (Salamanca), Canalejas de Peñafiel (Valladolid) y Santibáñez de la Isla (León), en las que tres agricultores realizarán el mismo estudio en cada una de ellas.
El Centro Tecnológico Agrario y Agroalimentario (Itagra), colaborador en este proyecto, ya está realizando la plantación y supervisión de los ensayos con los agricultores que participan en esta experiencia piloto. Una vez finalizada la cosecha de las tres zonas se realizará un informe para las industrias en las que se evaluará los rendimientos y calidad del producto. Para ello, se realizarán análisis de tipo físico-químicos y sensoriales en las unidades que el Itacyl dispone en su centro de Zamadueñas, Tecnali y Senso-Lab.
Prieto explicó que de cara a la industria, las variedades que se van a probar son el máiz superdulce, el guisante verde para consumo humano, la remolacha roja, el romescu como brásica y la alubia pocha (la que se recolecta al final del ciclo).
Mercado en fresco
«A partir de este proyecto se han abierto otras posibilidades con grandes empresas que se han puesto en contacto con nosotros para pedirnos participar en el proyecto y descubrir la adaptación de cultivos hortícolas para el mercado en fresco», añadió el responsable del Itacyl, que comentó que en este caso se van a sembrar escarola, lechuga, kale y radicchio como brásica (ya se produce un poco en las provincias de León y Soria).
«Para nosotros el tema del cambio climático es una oportunidad para desarrollar otros cultivos. ¿Quién se iba a imaginar lo que ha ocurrido con el pistacho o el almendro?», argumenta Juan Carlos Prieto, que además lo ve como una oportunidad para fijar población en el medio rural.