Es raro. Incluso los propios dueños lo reconocen. Pero en Tordesillas, en un lugar donde la carne, el lechazo y el horno han capitaneado la gastronomía local durante muchos años, tres hosteleros han apostado por algo más. Sin denostar el resto de productos, en su restaurante, Alquira, los pescados se han ganado un espacio de privilegio en la carta. Un espacio que les ha permitido ser no solo ya un lugar de paso, si no uno de parada y posta obligatoria para saborear sus manjares.
Todo comenzó en 2006, cuando abrió sus puertas, aunque realmente sus inicios vienen de lejos. De los padres de Leovigildo, Cristóbal y Adolfo de Lózar, Jeremías y María Ángeles, y de su El Torreón, uno de los clásicos de la villa, a escasos metros. «Esto era un solar y la primera idea que tuvimos fue la de una especie de destilería. De hecho estuvimos haciendo un brandy con el nombre de Alquira», recuerda Adolfo, uno de los tres hermanos. El proyecto de destilería dio paso ese año al de la hostelería, de tradición en la familia.
Los primeros en incorporarse fueron los dos hermanos mayores, Leo y Cristóbal. Y posteriormente lo hizo Adolfo: «Mantuvimos el nombre, que es una especie de juego de palabras de alquimia, y en sus inicios fue una prolongación de El Torreón, con unos precios un poco más asequibles». Su idea era buscar otro tipo de clientes respecto al conocido asador de Tordesillas.
Unos años más tarde dieron una vuelta de tuerca al negocio. «Cristóbal se fue a estudiar y aprender cocina al País Vasco y fue el que a la vuelta apostó por introducir los pescados en nuestra carta», concreta Adolfo. De aquello han pasado 6-7 años y algún reconocimiento: como ser uno de los establecimientos recomendados este 2021 en los Soles Guía Repsol.
Y esa apuesta por los productos del mar se traduce en tres parrillas, que maneja Cristóbal con otro cocinero y tres ayudantes. «Siempre tenemos tres en la carta: merluza del Celeiro, bacalao y rodaballo, uno de nuestros fuertes, de un kilogramo y que lo rematamos emplatándolo en la mesa».
Sin menú como tal, aunque pueden cerrar alguno para grupos, en Alquira la carta suele ser muy reconocida, con cambios una vez al año y mucho producto de temporada... y de huerta, de su propia huerta: «Si alguien no nos conoce y viene por primera vez, no se puede perder el foie a la plancha, un clásico también en El Torreón; las mollejas de lechazo; algún entrante de temporada, como las setas, las verduras o algún producto con trufas; y que pruebe alguna carne y alguno de los pescados». Porque, como no puede ser de otra manera en Tordesillas, la carne también es plato imprescindible... y más siendo hijos de El Torreón.
«Aquí, a Tordesillas, siempre ha venido mucha gente de Madrid y otros que pasan cerca a probar nuestras carnes. Somos conocidos por nuestros asadores, pero no había nada similar a lo nuestro, con la apuesta por los pescados, por el producto de la huerta», reconocen en Alquira, con una capacidad para 80 comensales –realmente tienen para más, pero quieren «que la gente esté cómoda y contenta. Queremos enamorar al cliente y que vuelva»– en un amplio comedor con la cocina y las parrillas a la vista. Abre todos los días de la semana tanto para las comidas como para las cenas, y aseguran que en muchas ocasiones, y por su ubicación, pueden llegar a trabajar mejor un lunes que un viernes por la noche: «Al ser lugar de paso, hay jornadas que, aunque en el resto de la hostelería son mejores, aquí no lo son».
A su carta, con entrantes, productos de la huerta, carnes y pescados, se une una repostería que tiene un plus, un obrador de la familia donde se preparan muchas de las creaciones.
«Te esperamos cocinando el mar, la tierra y nuestras carnes... todo a la parrilla», reza en Alquira, un lugar estratégico por su situación, en la avenida Burgos-Portugal, 15, de la Villa del Tratado.