El fútbol tiene cada vez más datos. Se estudian y se analizan los kilómetros que hacen los futbolistas, las posibilidades de lesión, los minutos que pueden jugar a alta intensidad... sus movimientos, sus entradas, sus aciertos y errores.
Pero el fútbol mantiene algo que no se puede estudiar, los sentimientos. Y los de la afición del Real Valladolid están contrariados. Por un lado de esperanza, al apostar por seguir al lado del club, batiendo el récord de abonados en Segunda, con 21.849, a pesar de las críticas tras el descenso, del enfado reiterado por el cambio de escudo y de los movimientos del mercado de fichajes. Por otro hay miedo a un descenso a Primera RFEF (como ya les ocurriese al Deportivo y el Málaga, por poner dos ejemplos) tras un inicio liguero nefasto, con tres derrotas consecutivas y ya en puestos de descenso (con posibilidad incluso de caer al de colista este domingo), y una imagen que dista mucho de la deseada para un equipo que aspira al ascenso. Y para rematar con un caldo de cultivo propicio para un cambio de entrenador.
Paulo Pezzolano, la apuesta del Real Valladolid (no solo del anterior director deportivo, Fran Sánchez, pese a que él se quiso hacer cargo de su llegada) la temporada pasada cuando se decidió prescindir de Pacheta –por entonces el equipo no estaba ni siquiera en puestos de descenso–, se la juega a las primeras de cambio. Quizá no este domingo, en la visita del Elche (21.00 horas) al José Zorrilla. O sí, porque una imagen similar a la vista en Albacete con derrota puede dinamitarlo todo. Porque la afición, ese ítem que no controla los datos, irá al estadio con las garras afiladas. No entiende la política de fichajes de este verano porque nadie se le ha logrado explicar (la próxima semana se espera una rueda de prensa para hablar de los datos económicos); no sabe el porqué del cambio en el puesto de director deportivo a diez días del comienzo de la Liga (algo no visto nunca); no acierta a entender el juego de su equipo... y en este último apartado las miradas se centrarán en el banquillo. En los otros, la ira puede ir contra el palco. Pero de lo que se ve en el césped la culpa la tiene el técnico uruguayo, que volverá a su sitio natural, el banquillo, tras cumplir una sanción de cuatro partidos.
Habrá que ver si mantiene a Jhon de portero o regresa Masip; si tiene a algunos de los centrales lesionados disponibles o sigue apostando por Quintana en un puesto que no era el suyo; si ya sale con un delantero en el once o continúa con Kenedy («al que hay que recuperar») como falso punta; si en el extremo izquierdo juega un lateral derecho o un chaval de la cantera... y si el equipo 'muerde', como se esperaba, en la presión o espera atrás, donde hay dudas en todos los defensas, salga quien salga.
Quizá no se la juegue este domingo, el día que Óscar Plano y Sergio León regresan, como rivales, a la que fue su casa. Pero en una semana, el Pucela volverá a tener una cita en el José Zorrilla para recibir al Cartagena. ¿Si se pierden los dos partidos puede caer Pezzolano? La pregunta se le hizo esta semana al director deportivo, Domingo Catoira. ¿Su respuesta? «Es obvio que hay que hacer esas preguntas. Pienso que vamos a ganar los dos próximos partidos», aseguró.