Valladolid contará en un año con un Centro de Tratamiento de Residuos (CTR) y un vertedero totalmente reformado y adaptado a las normativas medioambientales tras una inversión de casi 50 millones de euros.
Esta transformación, vinculada a la nueva concesión de la gestión del CTR se anunció a finales de 2020. Pero la licitación de esa nueva concesión, que se rebajó a nueve años, y la tramitación de los permisos administrativos para llevar a a cabo las obras motivó que los trabajos no arrancasen hasta finales del años pasado. Eso sí, el objetivo no cambió: se trata de actualizar una planta que se considera «obsoleta» y ampliar la capacidad y extensión del vertedero, con una inversión a cargo del Ayuntamiento de 13 millones, en varias fases, para evitar que se colmate.
Las nuevas instalaciones permitirán mejorar el tratamiento de los residuos sólidos, con mejores índices de recuperación, tanto de la materia orgánica, como de los envases y enseres. De hecho, se considera que la planta había llegado al final de su vida útil, una situación que reflejan las múltiples averías que restaban eficiencia a la recuperación de residuos. Un hecho, que han denunciado en reiteradas ocasiones desde el comité de empresa, y cuyo último episodio se registró estas Navidades, tal como informaba en sus páginas El Día de Valladolid. «Esta situación se produjo temporalmente, tanto por la obsolescencia de la planta y por la coexistencia del trabajo diario con las obras», detalla Javier Ruiz, director de la planta.
020224JT_0049.JPG - Foto: Jonathan TajesLas nuevas instalaciones también conseguirán paliar un problema indirecto que han sufrido muchos vallisoletanos:los malos olores que periódicamente se perciben en toda la capital. «Habrá un salto importante en el tratamiento de los olores», recalca Ruiz.
Así, la ampliación del vertedero, que lleva a cabo al noreste del actual, formará parte de las instalaciones del renovado CTR. El terreno sobre el que ya se trabajará es de propiedad municipal y se ha fijado un plazo de ejecución de la obra coincidiendo con el del Centro de Tratamientos de Residuos. En la primera fase de las obras, con un presupuesto de 2,6 millones, se contempla que se albergarán los rechazos de basura sin separar que se producirán en el CTR a corto plazo, durante un periodo de 10 años, mientras que la segunda fase se desarrollará a largo plazo, en función de las necesidades que se establezcan en un futuro, aunque se espera que sean menores por un mejor proceso de reciclado. En el proyecto se detalla que se calcula que los rechazos anuales con destino a su eliminación mediante depósito controlado serán de 74.137,35 t/año en esta primera fase. Para Ruiz, «el nuevo CTR aumentará significativamente las recuperaciones porque será una planta automatizada, que garantiza más eficiencia».
Estos residuos llegarán en balas plastificadas, lo que ya evitará en gran parte los olores. Además, se cubrirán las balsas de lixiviados, se cerrarán las naves de acopio de compost y habrá un sistema de exclusas en los fosos, solucionándose así uno de los problemas que ha denunciado reiteradamente Ecologistas en Acción. Esta organización atribuía los malos olores que llegan a la ciudad en cuanto empieza el calor a que la balsa depuradora de los lixiviados tiene que limpiarse, hasta ahora, con camiones cisterna porque su funcionamiento es muy deficiente. También criticaban que las bolsas de basura que llegan al CTR acaban en las tierras de los alrededores y que la basura que se deposita en el vertedero sigue sin empacarse.
Nuevas dotaciones.
Las obras, que llevan tres meses en marcha, ya son muy visibles. Actualmente se están haciendo movimientos de tierra, cimentaciones y trabajos de urbanización. Por otro lado, en el taller se está trabajando en las estructuras prefabricadas, que luego se trasladarán y montarán en unas semanas. «Hay un plan muy definido para hacer el desmontaje de los equipos a la vez que se instalan las nuevas dotaciones», detalla el director. En la planificación aprobada se da prioridad al montaje mecánico y eléctrico de los equipos que se ocuparán de la recuperación de los residuos de la fracción orgánica, así como su puesta en marcha prevista para el último trimestre de 2024.
Este es el caso del edificio de personal, que incluye vestuarios y comedor, además de una gran sala de exposiciones. Ruiz indica que «llegará a mediados de este mes y tiene un plazo de montaje muy corto».
Uno de los edificios que ya se ha construido es el centro de I+D, que estará dedicado al desarrollo provincial de la economía circular en materia de residuos.
También habrá un observatorio de los mismos, que permita conocer la realidad, aportando datos de valor para la toma de decisiones que redunden en una mejora del reciclaje.
«La mejor planta de españa».
El concejal de Medio Ambiente, Alejandro García Pellitero, apunta que la reforma del CTR lo convertirá en el más moderno de España. Y reconoce que, a pesar del retraso, se pondrá en marcha en el momento justo, coincidiendo con la nueva tasa de basura en 2025.
Las nuevas instalaciones del CTR serán autosuficientes.
En 2025, cuando la nueva planta esté a pleno rendimiento, obtendrá el 100% de la energía que necesita para su funcionamiento de la producida con el tratamiento de los residuos. Como se ve en la infografía se creará una zona de explotación del biogás, donde unificará el aprovechamiento del gas procedente de la biometanización más el generado en el vertedero. En esta zona se agrupan instalaciones, gasómetros y motogeneradores. Además, el Centro de Tratamiento de Residuos estará dotada de sistemas de automatización que serán capaces de mejorar los porcentajes de recuperación y se derivará casi un 50% menos de restos al vertedero. Además, la nueva instalación permitirá elaborar un compost diferenciado y de mayor calidad procedente de la fracción orgánica; aumentar la recuperación de materiales; reducir el rechazo y el uso del vertedero; minimizar la producción de lixiviados y mejorar su gestión y eliminar los malos olores que se producen en el entorno. Estas instalaciones remodeladas, adaptadas a las normativas medioambientales europeas, entrarán en funcionamiento coincidiendo con la nueva de residuos sólidos urbanos que se aplicarán el próximo año en todos los municipios. El Ayuntamiento de Valladolid todavía no ha fijado el importe de la misma, pero según las directrices europeas deberá cumplir el principio de que «quien contamina paga» y responder a la obligación de que la financiación de los servicios municipales de recogida y gestión de los residuos se costee con una tasa específica.