Establecer límites y normas de usos en la familia y en otros ámbitos, así como la "imprescindible" comunicación que la familia tiene que tener en casa sobre la utilización de las nuevas tecnologías, son algunos de los consejos que los psicólogos David Cortejoso y Noemi Fernández dieron esta tarde a los asistentes de la jornada 'Menores conectados. ¿Prohibimos o educamos?', organizada esta tarde por CSIF en Valladolid.
Los psicólogos coincidieron en señalar que los adolescentes creen que son los que controlan las nuevas tecnologías, por lo apuntaron que los padres y docentes tienen que demostrar que ellos también las conocen, que les interesa esas tecnologías y que, además, les preocupa su uso. "Los adultos tienen que expresar la voluntad de compartir esas inquietudes con los menores. De lo contrario se aislarán más", aseguraron.
Por su parte, la presidenta provincial de CSIF Valladolid, María José San Román, indicó que "en este asunto hay un vacío, ya que no hay una orientación profesional suficiente para abordarlo", a la vez que destacó las críticas del profesorado por la inseguridad jurídica que tienen a la hora de impedir el uso de móviles a los alumnos.
Según los psicólogos, las consecuencias del uso del móvil y las tecnologías son rendimiento académico pobre, problemas psicológicos, emocionales o físicos, así como dificultades en los comportamientos sociales.
Los datos que arrojan los últimos estudios sobre el uso de estas tecnologías y sus repercusiones son cada vez más preocupantes, como el estudio llevado a cabo por Unicef y en el que han participado más de 50.000 adolescentes de 11 a 16 años. En el mismo se pone de manifiesto que el 31,5 por ciento usa Internet más de cinco horas diarias de lunes a viernes; 6,7 por ciento lo usan durante las clases para fines no educativos; seis de cada diez duermen con el móvil en la cama; el ocho por ciento ha enviado imágenes o vídeos propios de contenido sexual y el 3,6 por ciento ha apostado dinero online en alguna ocasión.