La Fiscalía de Valladolid solicita una condena global de nueve años de cárcel para un varón de origen marroquí, R.A, por un delito de tentativa de asesinato cometido en marzo de este año cuando, supuestamente, propinó cuatro martillazos en la cabeza a un compañero de piso por distintas desavenencias.
El juicio por estos hechos se celebrará el 26 de septiembre en la Audiencia de Valladolid, donde el encausado, además de por tentativa de asesinato -se expone a ocho años de cárcel-, deberá responder igualmente por otro delito de amenazas, con una pena aparejada de un año de prisión, y un delito de lesiones leves por el que se le pide una multa de 360 euros.
En el capítulo de responsabilidad civil, el acusador público interesa que el acusado abone al principal perjudicado una indemnización global de 6.105 euros por lesiones y secuelas y 200 euros a otro compañero de piso que resultó con lesiones leves, según el escrito de calificación provisional recogido por Europa Press.
Los hechos se remontan a la madrugada del 9 de marzo cuando el acusado, en situación irregular en España, irrumpió en la habitación de un compañero de piso, sito en el Páramo de San Isidro y ocupado por varias personas, y le agarró por el cuello -sufrió lesiones leves- diciéndole en varias ocasiones que le iba a matar y que iba a quemar todo lo que había allí.
Horas después, el acusado volvió a la habitación del agredido con un cartón en llamas en sus manos con el que trató de prender fuego, sin que lograra su propósito porque otro de los inquilinos consiguió apagarlo. R.A. abandonó el inmueble no sin antes, supuestamente, amenazarles con quemar la habitación con ellos dentro.
Fue ya al día siguiente, sobre las 16.20 horas, cuando el acusado regresó nuevamente al piso, en el que el agredido se encontraba en compañía de otros dos inquilinos, momento en el que sacó un martillo que llevaba escondido en su cazadora y, de forma sorpresiva, se colocó detrás de uno de estos últimos y comenzó a golpearle en la cabeza con dicho utensilio, al menos en cuatro ocasiones, al tiempo que gritaba "¡te mato, te mato!", hasta que la víctima perdió el conocimiento y otro de los allí presentes consiguió desarmarle.
Los policías desplazados al escenario de la agresión localizaron en el suelo un martillo de 30 centímetros de longitud con sangre en uno de sus extremos y más tarde detuvieron, las afueras del complejo, al presunto autor de los hechos.
Los testigos manifestaron a los policías que el agresor llevaba varios días molestándoles, incluso llegó a prender unos colchones el día anterior en la parte exterior de la vivienda. Todos estos problemas derivaban, según las declaraciones, en la negativa de los testigos y la víctima a que el varón viviera con ellos, lo que culminó con la agresión a primera hora de la tarde del día siguiente.