Entristecido, preocupado y convencido de que la situación actual del campo vallisoletano no se solventará a corto ni medio plazo. Se muestra partidario de continuar con las movilizaciones hasta conseguir, al menos, una serie de objetivos a nivel nacional y europeo. Pide a los conductores que tengan paciencia y que comprendan a los agricultores y ganaderos que luchan por llevar al pan a sus casas, y a los convocantes les solicita organización porque no se puede ir «como pollos sin cabeza».
¿Cómo ha llegado el campo a esta situación?
Está más que justificada. Llevamos tiempo intentando manejar y convocar manifestaciones. Desde finales de 2023 ya lo indicamos, consultamos y pedimos al resto de organizaciones que íbamos de la mano. En aquel momento, Asaja no veía que fuese el momento de manifestarse, pero después de la eclosión de las concentraciones, todos apoyamos aunque vayamos sin banderas. Lo que ha ocurrido es que cómo la mecha se ha encendido en Alemania y en Francia, el campo tiene que defender lo suyo. No queremos que entren productos de fuera, sin las medidas que se implantan en Europa. No queremos jugar con distintas reglas. Si nos exigen unos condicionantes, en la frontera se puede ver y no mirar para otro lado. La PAC cada vez es más complicada. Se ha entrado como un elefante en una cacharrería. Los agricultores somos los más ecologistas, cuidamos nuestros campos.
¿Por qué no se han convocado con anterioridad las protestas por parte de las organizaciones agrarias?
En diciembre ya estábamos hablando. Si lo quieres hacer bien tienes que pedir una serie de permisos... El día 11 de enero ya sacamos una nota de prensa diciendo que nos íbamos a movilizar. No estaba previsto cómo lo íbamos a hacer. El día 21 en Madrid está decidido desde antes de Navidad. No habíamos dicho desde UCCL cómo, pero sí que lo íbamos a hacer. Antes de esta semana ya teníamos decidido el calendario de movilizaciones por toda la Comunidad.
¿Respalda la Cámara Agraria las manifestaciones de esta semana?
Claro que sí. Respaldamos, aunque no hemos emitido ninguna nota de prensa ni comunicado porque la institución no es reivindicativa, sino que lo son los sindicatos que la componen. Pero, por supuesto, respaldamos las movilizaciones. Afortunadamente, no ha pasado nada grave. Las movilizaciones tienen que ser estructuradas. Se ha ido un poco como pollo sin cabeza, sin un plan de recorridos. En referencia a las reivindicaciones, pedimos todos más o menos lo mismo.
¿Qué se pide concretamente? No hay una tabla reivindicativa.
Las peticiones se basan en los costes y los precios. Estamos en un mercado globalizado donde no podemos cambiar el precio de nuestros productos, pero sí los costes. No puede ser que no haya diferencias de precios entre productos de aquí y los que vienen de Brasil o de Argentina. En cuestión de mano de obra, sí pueden competir esos países, pero no tratando con productos que en España están prohibidos desde hace mucho. Se deben poner en la fronteras los controles necesarios para hacer un análisis y decidir lo que entra y lo que no.
¿Eso no encarecería el valor de los productos en el mercado?
Qué queremos, ¿calidad o precio?
Desconozco lo que quiere el consumidor.
Pues entonces el problema puede estar en el etiquetado. Que los consumidores sepan qué productos son de España y cuáles no, porque ahora no lo pone muy claro. Hay gente que siembra productos ecológicos a un precio más elevado y los vende. El consumidor que quiera comer cosas que puedan ser malas, allá él. Hay empresas de España que van a Marruecos, cogen la mano de obra más barata y usan productos que están prohibidos en la Unión Europea. Luego, vienen aquí, lo cambian de caja y ya es producto español. Pues no, porque cuando llegan a Francia sí se lo van a mirar. Y, al final, pagamos los españoles. En España se marca una trazabilidad para saber si hay un producto de una granja local o de Marruecos. Lo malo es la doble vara de medir. Hay que exigir lo mismo a todos los países, no nos pueden inundar de productos más baratos porque no podemos competir.
¿Entienden que están respaldados por las administraciones?
No nos sentimos representados por las administraciones. No se puede sacar una Ley de Cadena Alimentaria, que no se pone en marcha. No se puede producir por debajo de los costes de producción y se está haciendo, como si fuera una ley del embudo. No vale decir esto vale a tanto y punto. Si quieres bien y sino, te lo llevas todo a tu casa, nos dicen. Los productos perecederos no me los puedo llevar a casa. Aquí no se puede sembrar maíz trasgénico y nos estamos comiendo el mismo producto, pero de otros países, como Brasil y Estados Unidos.
¿Considera sinceramente que la situación del campo tiene solución a corto plazo?
No. Es difícil. Habrá alguna concesión por las protestas, pero esto no se arregla. En 2020 hubo una gran tractorada en Valladolid justo antes de la pandemia. Tenemos los mismos problemas de entonces. Seguimos teniendo los mismos problemas y nadie hace nada por resolverlo. Los dirigentes europeos no quieren. Creo que ahora cederán en algo, pero volverán a las andadas y el problema que tenemos en el campo no se resuelve en tres días.
El sector lleva medio siglo en crisis.
Sí. Avanzamos técnicamente, cumplimos en todo lo que se nos ordena, pero seguimos teniendo los precios de hace 40 años. Los productos con la guerra de Ucrania estuvieron caros el año pasado, pero más caro aún el gasóleo, los abonos y todo lo demás. Ahora, los precios de los productos han bajado, pero lo demás sigue igual. Y los ganaderos están pagando la paja a unos precios carísimos. Llevamos dos años de sequía y no hay. Se debería buscar una solución para ellos porque no es asumible. No pueden ser tan rígidos con el tema de la burocracia. Pasamos más tiempo en el despacho haciendo cálculos que en el tractor. No es nuestro trabajo hacer papeles.
¿Cómo afectará al campo la nueva Política Agraria Común?
Cada vez que hay una reforma nos cuentan que se va a flexibilizar, pero no es verdad. Nos dicen que no tendremos que hacer tanto papeleo y, al final, es todo lo contrario. Ahora no quieren que usemos productos fitosanitarios? y este año hemos tirado más glifosato que en toda la historia. ¿Así es como hacen la norma? ¿Con qué cabeza?
¿Es usted partidario de que las protestas continúen en el tiempo hasta conseguir los objetivos?
Sí, por supuesto. Haríamos un flaco favor al sector si ahora nos rindiésemos y dejásemos de exigir lo que creemos conveniente. Estaríamos dos semanas de verbena y luego a casa. Tal vez tenemos que dejar para más adelante nuestras labores y seguir reivindicando nuestras medidas. ¿Los seguros? Nos dicen que van a ayudar al sector y lo que hace falta es que el agricultor tenga una garantía de sus rentas. Hace muchos años había un presupuesto importante para los seguros. Se eliminó y ahora nos dan unas migajas.
Algunas voces hablan de la inutilidad de las organizaciones sindicales al no haber convocado antes. ¿Qué les diría desde su posición?
Les diría que de vez en cuando hay que ver los medios de comunicación y saber lo que se está pidiendo. Desde el año pasado, desde UCCL ya estábamos manejando un calendario. Que nadie diga que nos hemos apuntado a esta chispa porque ya lo teníamos previsto.
¿Son conscientes de ese malestar con respecto a las organizaciones agrarias? ¿Les llega a ustedes también?
Nos llegan y hemos tenido que decir a nuestros afiliados que enseñen los whatsapp de las movilizaciones. No hay democracia en el campo, pero estuvimos en Madrid con el ministro del ramo. Se nos dejó fuera. Cuando hay una reunión con el Ministerio, el sindicato que lleva propuestas es la Unión de Uniones y los demás no quieren que entremos en esos encuentros. Llevamos 40 años sin elecciones en el campo.
¿Por qué no hay elecciones sindicales en el campo?
Arias Cañete antes de dejar de ser ministro preparó la normativa para celebrarlas, pero luego Isabel García Tejerina lo abandonó. El PSOE tampoco ha querido abrir este melón.
¿Por qué no existe unión sindical en el campo vallisoletano?
Nosotros llevamos mucho tiempo pidiendo la unidad de acción. Unión de Uniones está junta en toda España. Asaja o la Unidad del Campo en Madrid no quieren ni vernos. Creen que les vamos a comer un trozo de pastel. Nosotros decimos que en todos las partes del país o en ninguno. Sí queremos unidad de acción, pero en todos los sitios.
¿Cómo ve el campo de Valladolid dentro de diez o quince años?
No lo veo bien. El problema que tenemos es que no hay relevo generacional. No hay gente joven que se quede en el campo. Solo llegan algunos jóvenes, pero no se cubre el número de agricultores y ganaderos que se jubilan.
Parece que todo languidece en el campo de Valladolid.
Parece que se hace languidecer. Precisamente porque los pueblos se van quedando vacíos. La gente no quiere vivir en un pueblo, los jóvenes no quieren quedarse...
¿Qué le diría a un joven que esté pensando en sumarse al sector y esté viendo lo que ocurre estos días?
No hay muchos... Pero al menos me congratulo de que en estas movilizaciones han participado muchos jóvenes. Son ellos los que tienen que pedir y lo que necesitan para que el campo sea atractivo. La España Vaciada tiene que ser atractiva. Tienen que pelear mucho. Que yo cuando era joven me movilicé mucho. Ahora, parece ser que hay un rayo de esperanza con los jóvenes, tienen que creerse las cosas.
¿Y a aquellos vallisoletanos que se han visto afectados por las concentraciones de estos días?
Que tengan paciencia. No queremos molestar, pero es la única manera que tenemos de reivindicar nuestro trabajo. Pido disculpas y les pido que busquen otros itinerarios para que los problemas sean menores. Pero no tenemos otra manera de hacernos notar. Solo nos toman en serio en fechas electorales y luego no nos hacen caso. Les pido disculpas, pero no tenemos otra forma. Si nosotros no producimos no comemos ninguno. Lo que tenemos, no lo tiene nadie y los supermercados se quedarían vacíos. No puede ser que a nosotros se nos pague un producto y luego en el supermercado esté quince o veinte veces más caro. Que sepa todo el mundo que los agricultores no tienen la culpa del encarecimiento de los productos.
Suponiendo que el calendario de movilizaciones acabe el día 21 de este mes con una gran tractorada en Madrid. ¿Y después de esto qué?
Si tenemos que seguir seguiremos. Nos hemos puesto esa fecha como límite, pero si no se nos hace caso en nuestras reivindicaciones seguiremos. Esto no es salir de paseo un par de semanas. No hay una fecha límite para frenar la protesta.
¿En qué situación se encuentra la Cámara Agraria de Valladolid?
Los presidentes de todas las juntas agropecuarias locales me dijeron, en una reunión que debíamos continuar. No puedo decir nada bueno de la Consejería en este sentido. Llevo nueve meses para que me dieran una reunión y no hay forma. Lo digo alto y claro. Deben estar muy ocupados. Los políticos son políticos. Se deben reunir con quien quieren.