El día se hizo noche y el cielo se oscureció. Los hombres rezaron a su Dios y el miedo les heló el alma. Cada bando tomó el eclipse como un mal presagio. Así comenzó la batalla de Simancas, que enfrentaría a la coalición cristiana, bajo el mando de Ramiro II, y al todopoderoso califa Abderramán II, que dirigía un ejército de más de cien mil hombres. Una batalla que decidiría la existencia de los reinos del norte en la península. Así reza de esta forma tan poética la contraportada del cómic 'La batalla de Simancas', publicado esta semana por Cascaborra Ediciones. Relata un acontecimiento histórico poco conocido que acaeció en el 539:la victoria del rey de León sobre el todopoderoso califa de Córdoba.
Gracias al guionista Rafael Jiménez, al ilustrador Raúlo Cáceres y, sobre todo, al editor, Julián Olivares, esta epopeya sale de los rincones del olvido, y lo que es mejor, a buen seguro va a tener la mejor difusión posible en la localidad y la provincia.
Curiosamente, los artífices de este pequeño 'milagro' no tienen vinculación alguna con la localidad ni con Valladolid. La editorial es barcelonesa, como el editor, el guionista vive en Carmona (Sevilla) y el dibujante en Córdoba.
Eso no fue óbvice para que Jiménez, autor de la trama, se documentara a fondo a fin de que no le sacaran cantares como al director de cine Ridley Scott y su polémica película 'Napoleón': «Me he basado en los textos de los cronistas árabes Isa Ben Ahmand ar–Razi, Muhammad Ibn Masud e Ibnn Hayyan, así como el cristiano Sampiro. Además, he utilizado información de los últimos estudios sobre la situación del lugar donde se desarrolló la batalla de la Alhandiga, que es la que sigue a la de Simancas y que se puede considerar consecuencia de esta».
«Siempre me ha gustado la Historia y sobre todo la medieval. Conocía este hecho bélico y las curiosidades que lo rodearon como el eclipse solar que tuvo lugar días antes y que cada bando la interpretó como augurios de Dios», sostiene el andaluz, que añade que, a su juicio, estamos ante la batalla más importante de la Historia de España junto a Covadonga:«Si la coalición cristiana hubiera perdido, Abderraman III hubiera destrozado a los reinos del norte y la repoblación de las tierras del Duero se hubiera venido abajo. La derrota habría cambiado la Historia tal y como la conocemos».
Una vez ideado el guion, es el turno del ilustrador, que califica «de meritorio ser español, dibujante de cómics y vivir de esto». En sus inicios se ganó la vida con tebeos porno y trabajó con grandes como Ennis, Max Brooks o Warren Ellis. Reconoce que bebe del 'Conan' de Alcalá y Buscema, así como el de Barry Windsor-Smith, cuyo bárbaro contrastaba con los anteriores por su estilo «más barroco, prerrafaelista y modernista». También señala el cordobés que se documentó en webs con referencias para armas, armaduras, vestuario y escenarios, añadiendo visitas virtuales a Simancas con el Google maps. Porque, que nadie lo olvide, si los cristianos, muchos menos que los musulmanes, ganaron fue por la orografía.
Especializado en el blanco y negro, lo prefiere por la densidad de líneas, los detalles y las masas de negro, y en 'La batalla de Simancas' no cree que sea necesario el color.
'OK' de los expertos.
Asimismo, hemos consultado a grandes del cómic de la tierra, comenzando por el 'número uno', Jesús Redondo, que lo 'bendice':«El dibujo es fantástico, pero a veces la composición de las páginas es tan bella que dificulta el seguimiento del relato».
Félix Ruiz, que para Marvel hizo Lobezno, elogia que Raúlo despliegue «todo su poder visual y narrativo rompiendo la página a través del uso de composiciones imposibles y muy creativas llenas de dinamismo y fuerza con un blanco y negro poderoso y rotundo». Lo compara con Kentaro Miura.
Para el dibujante Fernando Sanchís, «Raúlo compone páginas arriesgadas sin menoscabo de la claridad en la narración. Sus páginas recuerdan a obras de maestros como el 'Merlín' de Enrique Alcatena o a 'Los ejércitos del Conquistador' de Jean-Claude Gal».
Por último, el humorista gráfico Iván Huerta elogia «la cuidada composición y el excelente guión en sus laberínticas páginas, disfrutando de los detalles».