«Pienso dejarme la vida para lograr el objetivo»

M.B.
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Mario Martín habla en una larga entrevista de su crecimiento como jugador en Primera y asegura estar convencido de que el Real Valladolid se va a salvar

Mario Martín. - Foto: Jonathan Tajes

Le gusta la cocina. De hecho, estudia por las tardes un curso de nutrición aplicado a la cocina en la Escuela Alcazarén. Es familiar y asegura que pasa mucho tiempo libre con sus padres y su hermana, que hacen un esfuerzo para venir desde Sonseca (Toledo) para estar con él. Allí, en su pueblo, es casi una institución... y eso que solo tiene 20 años. Es tranquilo, «todo lo contrario que en el campo». Cedido por el Real Madrid, no piensa en la temporalidad de su paso por el Pucela y está «seguro» de que se van a salvar.

Lo suyo es dejarse la cara y la cabeza... ante el Valencia y contra el Betis acabó con sendos golpes.

Sí, ante el Betis fue una jugada fortuita en la que me tiré al suelo para recuperar un balón, con la mala fortuna de que Kike me arrolló y me dio con la rodilla en la cabeza. Me tuvieron que poner cuatro grapitas. Si hay que dejarse la vida para poder sacar tres puntos, lo vamos a hacer. Y si me tengo que sacrificar, lo haré.

La otra vez fue el labio, dos codazos. Esta vez, un rodillazo. Vamos subiendo (risas), pero espero que no llegue a más.

Justo ahora, hace dos años, debutó con el primer equipo del Real Madrid en la Copa del Rey ante el Atlético... ¿qué ha cambiado de aquel chaval de 18 al de ahora de 20?

Sobre todo la madurez. Con el paso del tiempo he tenido la suerte de jugar y de encontrarme gente con mucha experiencia y calidad, de la que he intentado aprender. Esa madurez la intento trasmitir en el campo. Y, sobre todo, las ganas, el hambre, el querer hacer bien las cosas; y mostrar mi más alto nivel. También eso ha cambiado.

¿Qué le hizo aceptar la oferta del Real Valladolid el pasado verano?

Me resultó un reto. Vi un equipo que estaba muy unido, que tenía ambición por un objetivo. Hablando por aquel entonces con el míster, Paulo Pezzolano, me convenció y me dio argumentos más que de sobra, al igual que Catoira o Bruno. Estuve encantado y me decidí a venir aquí por eso, para crecer.

Eso sí, sin opción de compra. 

Ya lo dije el primer día. No pienso en la cesión, nada más que en el objetivo del Real Valladolid, donde soy un jugador más. Pienso dejarme la vida para que los objetivos lleguen y podamos lograr el que tenemos común. Y así va a ser hasta el final de la temporada.

¿Se ha llegado a arrepentir? De lo de venir cedido al Pucela por aquello de estar en puestos de descenso...

Es verdad que el ambiente desde fuera no parecía el mejor, podía parecer que estábamos hundidos y que no levantábamos cabeza. Pero no ha sido así en ningún momento: el equipo cada semana ha levantado cabeza, ha trabajado con más ganas... la intensidad de los entrenamientos, cómo se lo toma la gente, la actitud... es una cosa que me ha sorprendido. En absoluto me he arrepentido de venir aquí, ni mucho menos. Estoy contento porque estoy aprendiendo cada día y evolucionando como jugador.

¿Qué le ha pasado al Real Valladolid en la primera vuelta para llegar a esta situación? Tras un buen comienzo, se ha ido diluyendo.

La gente no quiere estar en esta situación, trabajamos para que no pase. Esto es la Primera División, en la que están los mejores y nos codeamos con la elite del fútbol. Hemos juntado ideas para estar muy juntos; y poco a poco tengo clarísimo que vamos a salir de esta situación. El día del Betis el apoyo de la grada... la gente estaba muy unida, es el Pucela que todo el mundo quiere ver. Tengo ganas, como todo el mundo, de que el Pucela salga para arriba. Y estoy seguro de que va a llegar.

¿El triunfo ante el Betis ha cambiado algo dentro del vestuario? Sobre todo por la forma de ganar ese encuentro.

Todos competimos al cien por cien. Me abrí yo la cabeza pero nos la hubiésemos abierto cualquiera para llevarnos los tres puntos. Y eso es el buque insignia de este equipo, lo que queremos que sea, que nos dejemos la vida y la piel el uno por el otro. 

Paulo Pezzolano, Álvaro Rubio, Diego Cocca... ¿cómo viven los jugadores esos cambios?

Desde fuera parece un revuelo y que las cosas no están claras. Pero desde dentro sigue todo igual. Yo estoy muy agradecido a Paulo Pezzolano y su cuerpo técnico, igual que a Álvaro Rubio las dos semanas que estuvo con nosotros. He aprendido mucho de ambos y los deseo lo mejor en sus carreras. Pero nada viene por ninguna causa, todo pasa por algo. Es una experiencia que nos llevamos todos.

¿Qué se habla dentro de un vestuario cuando hay una destitución de un entrenador?

Nos centramos en rendir el fin de semana, en sacar los puntos, competir al máximo y permanecer todos juntos. El vestuario no se puede romper por cambiar un entrenador o que se vaya cualquiera. Nosotros vamos a seguir igual, tenemos un objetivo muy fijado y estamos muy concentrados en ello.

¿Qué les ha dicho y pedido Diego Cocca, el último en llegar?

Ser un equipo que compita, que estemos muy unidos. La verdad es que a mí, sinceramente, igual que a todo el vestuario, me gusta su metodología. Hemos tenido un periodo de adaptación con él. En Girona no nos dio tiempo a trabajar todo lo que queríamos ese partido, fue muy rápido todo. Pero demostramos contra el Betis que somos un equipo más unido que nunca. A la vista está que es un entrenador con mucho prestigio, que ha ganado en Argentina y en México, y estamos encantado. La evolución va a seguir y llegarán resultados y mejor rendimiento de cada uno.

¿Se puede salvar el equipo? ¿Es posible?

Sin duda. Lo pienso de verdad, no es por regalar los oídos a nadie. Pienso que hay equipo y un proyecto muy interesante. Todos juntos podemos salvarnos.

Ha jugado en 16 de las 19 jornadas, aunque su primera titularidad no le dejaría buen recuerdo (roja en Vigo).

Fue mala suerte. Fue una decisión que el árbitro lo ve de cerca, decide, podía ser roja o amarilla, pero hay que aceptarlo. Me sirvió de experiencia para llegar a Sevilla con muchas ganas. Un aprendizaje más.

Esa jugada, o muy similar, se ha repetido este año en varios partidos y no ha sido roja.

El árbitro es el que decide. Hay jugadas que pueden parecer peores y el árbitro las puede interpretar de una manera u otra. Es su trabajo. Para mí es muy complicado que siempre acierten, porque desde el punto de vista de cada uno es una decisión. Pero hay que tomarlo como experiencia porque no se puede hacer mucho más.

Este año, además, no pueden hablar casi con ellos, cero protestas. Y usted es de sangre caliente.

Te tienes que controlar y creo que es lo mejor. Si el árbitro toma una decisión, tienes que ir con ella, aunque se pueda corregir con el VAR. Las protestas para mí no tienen cabida en el fútbol, no son necesarias.

A nivel individual, además de esos 16 partidos, ha alternado buenas actuaciones, como aquella asistencia a Kike Pérez en Sevilla o el duelo ante el Betis, con el error en Vitoria. ¿Cómo se gestiona todo mentalmente?

El tener un fallo a muchos les puede afectar. Yo creo que soy fuerte de arriba y la siguiente jugada es la más importante. Y creo que en ese partido (Vitoria) demostré un grado de madurez bastante importante. Y eso es complicado, porque tienes un error, te marcan y te juegas la derrota. A mí me ayudó mucho el equipo, todos vinieron a animarme. Es una experiencia. Y para aprender tienes que equivocarte. Y la primera vuelta ha sido un proceso de maduración, en la que me he intentado asentar a la categoría. Y ahora estoy en ese periodo de maduración, creo que también con buenas actuaciones, con mucha actitud siempre, intentando dar el cien por cien. Tengo claro que voy a seguir mostrando mi nivel y subiendo.

Parece que el míster ha encontrado su sitio, junto a Juric y Kike Pérez. Tres perros de presa.

Somos los tres muy intensos y nos entendemos bien. Pero al igual que los tres, cualquiera del centro del campo que está en el banquillo, lo puede hacer bien. El que esté va a rendir, va a dar el cien por cien por este escudo y esta camiseta, y tengo muy claro que todo va a salir bien.

¿Cómo se vive el mercado de invierno? Que salgan compañeros y lleguen otros.

Es una cosa en la que nos centramos un poco menos. Es verdad que la directiva hará todo lo posible porque esta plantilla sea más competitiva. Y nosotros nos centramos en el partido del Espanyol, intentar sacar los tres puntos, competir a muerte y no pensamos en más.

Es el más joven de la primera plantilla con 20 años. ¿Se apoya en veteranos como Javi Sánchez o en compañeros como Latasa o Moro o Torres?

Con Latasa coincidí en el Castilla, tengo buena relación, ya venía con los deberes hechos. Pero la verdad es que el vestuario es encantador. Me han acogido todos y no puedo pedir más. Tanto Javi, como Kike o cualquiera que te diga me han apoyado un montón. Me ha ayudado a sentirme uno más, poder sacar mi nivel, tener más confianza, estar más suelto... encantado.

Y en una semana llega el Real Madrid. Ya jugó en la primera vuelta en el Santiago Bernabéu unos minutos, aunque siempre será especial, ¿no?

El Real Madrid ha sido y es mi casa. Y con ganas de que llegue. Será especial y queremos que el estadio y la afición esté como el otro día. Se llene y podamos hacer un buen partido.

¿Se le puede meter mano el próximo sábado?

A todos equipos se les puede en esta primera categoría. Y más nosotros ahora, con nuevas ideas, confianza y muchas ganas. Podemos ganar a cualquiera.