El Juzgado de lo Penal número 3 de Valladolid celebrará juicio el próximo día 7 de mayo contra tres personas acusadas de haber realizado a lo largo del año 2017 distintos pedidos a empresas suministradoras de gasóleo y piensos, en concreto 18.172 libros del citado combustible y 2.820 kilos de comida para caballos y perros, y dejar 'un pico' sin pagar de casi 12.000 euros.
Con carácter provisional, el fiscal del caso tipifica la conducta de los encausados como un delito continuado de falsificación en documento mercantil, en concurso medial con otro continuado de estafa, y solicita la mayor de las penas, cuatro años de cárcel y multa de 3.000 euros, para Emilio E.A, y dos años y medio y dos años y nueve meses, respectivamente, para Álvaro L.C. y Leandro M.C, junto con las mismas multas que la solicitada al primero, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
En concepto de responsabilidad civil, los tres, en caso de ser condenados, deberían de abonar indemnizaciones por importe global de casi 12.000 euros en favor de las entidades perjudicadas.
El juicio tenía que haberse celebrado en la Audiencia de Valladolid el día 27 de octubre de 2002 pero entonces fue suspedido al entender el tribunal su "incompetencia procesal" para entender del asunto y acordó remitir lo actuado a un juzgado de lo penal para su enjuiciamiento.
Los hechos se circunscriben al año 2017, cuando los tres ocupantes del banquillo, con el fin de obtener un ilícito beneficio económico, se concertaron presuntamente y contrataron vía telefónica con empresas distribuidoras de gasóleo y piensos e hicieron pedidos de mercancía que no pensaban abonar en modo alguno.
Para ello, siempre según la tesis del fiscal, utilizaron el nombre y apellidos y número de cuenta de una persona a la que conocían. Emilio, quien cuenta en su haber con antecedentes por estafa, y Álvaro se encargaban de recepcionar las mercancías pedidas y el Leandro era quien señalaba a los anteriores aquellas empresas a las que se podían hacer los encargos y también se quedaba con parte del material recibido.
El gasóleo se descargaba en un tanque situado en el interior de una nave en el Polígono Industrial Santa Ana, en Calvarrasa de Abajo (Salamanca), y en un anexo al local de la travesía de la misma localidad regentado por Leandro, así como en contenedores de otra nave en la Cañada Real Merinera en Valdestillas (Valladolid), escenario este último donde también se recepcionó parte del pienso encargado, mientras que otra parte lo retiró Álvaro en persona de la sede de la mercantil supuestamente estafada.
El transporte posterior del gasóleo y los piensos, siempre según la tesis del fiscal, se realizaban por Álvaro y Emilio desde la nave de Valdestillas o desde unas naves de Pinar de Jalón hasta el local sito en Calvarrasa propiedad de Leandro.
Los cargos bancarios fueron devueltos previa orden del titular de la cuenta y datos utilizados por los encausados, de ahí que no haya realizado reclamación alguna, si bien las entidades distribuidoras no han visto abonados ninguno de los pedidos realizados, de ahí que formulen la oportuna reclamación.