La noche del 14 de marzo, en los albores de la mayor crisis sanitaria del último siglo, Sacyl respondía a la declaración del estado de alarma con la activación del llamado Nivel III del Plan Asistencial frente a la covid-19; la actividad en Atención Primaria y Especializada quedaba suspendida por completo. En los dos meses posteriores, en medio de un confinamiento casi absoluto, los centros de salud se centraron en los doce mil pacientes con sospecha de coronavirus que han terminado pasando por sus manos, mientras que los especialistas se alistaban para la batalla contra el coronavirus que se libraba en los hospitales, donde llegaron a acumularse casi seiscientos infectados ingresados. Ahora, con la famosa curva dando al fin un respiro, la Consejería ha decidido retomar la actividad en ambos ámbitos, aunque siempre con la vista puesta en un posible rebrote de la pandemia y con un nuevo sistema de trabajo en el que se potencian las consultas a través del teléfono.
En Atención Primaria, además, mediante dos circuitos de acceso y salida diferenciados para covid y no covid. Y en Especializada, con la reorganización de las agendas para tratar de evitar aglomeraciones en las salas de espera.
La piedra angular de este nuevo sistema de trabajo es el teléfono. En Atención Primaria, por ejemplo, todo se gestiona por esta vía. «Un paciente llama para pedir cita y se le asigna un día y una hora pero no tiene que acudir al centro de salud, sino que será el médico quien le llame y el que valore si necesita o no consulta presencial», según detalla el gerente del Sacyl en Valladolid, Eduardo García Prieto. «Son igual que las citas de siempre, pero con la salvedad de que son telefónicas porque lo que no queremos es que la gente acuda con normalidad al centro de salud y que convirtamos las salas de espera en unas zonas de riesgo de contagio del virus», argumenta.
TAMBIÉN LA INTERCONSULTA
El mismo mecanismo telefónico se sigue para las interconsultas en aquellos supuestos en los que el médico de familia entienda que el paciente debe ser valorado por un especialista: «Es una interconsulta telefónica, de modo que el médico de Atención Primaria llama al de Especializada y se determina en ese momento si hay que hacer algún tipo de prueba diagnóstica, dar continuidad a un tratamiento o si se necesita una consulta presencial», tal como detalla García Prieto a El Día de Valladolid.
Ya hay diez especialidades que han dado el paso y que están ya trabajando con este sistema para el que se reorganizado las agendas: Dermatología, Endrocrinología, Oncología y Digestivo en el caso del Hospital Clínico; y Traumatología, Dermatología, Oftalmología, Alergología, Cardiología y Neurología, en el del Río Hortega, «Estas diez ya están trabajando con nuevas agendas y la idea es que a lo largo de los próximos días también se vayan adaptando todas las demás especialidades», apunta el gerente del Sacyl en Valladolid.
Todos los pacientes tendrán su cita, igual que ocurre en Atención Primaria, si bien los especialistas organizarán su agenda para poder ir intercalando los presenciales y los telefónicos para evitar que haya acumulación de personas en sala de espera.
Y esto se aplicará tanto a viejas citas que deban ser recolocadas como a consultas fechadas desde hace meses. «En todo caso, habrá una llamada desde el hospital y se explicará cuál es el caso de cada uno, si tiene consulta telefónica o presencial», detalla García Prieto, quien explica que están siendo los propios equipos médicos los que están inmersos en el cribado de los pacientes en lista para citarles «en función de la prioridad», ya que «no se va a tener en cuenta el orden cronológico».
Sacyl estima que durante los dos meses de parón de la actividad en Especializada se han suspendido unas 100.000 consultas, aunque «algunos se pudieron ir sacando a través del teléfono porque eran solo para dar el resultado de pruebas o para determinar si se continúa o no con un tratamiento», puntualiza el gerente del Sacyl en Valladolid.
Ahora llega el momento de ir poniendo en marcha todo y tratar de ir sacando ese atasco, para lo que se trabaja sobre la idea de «programar unas 15.000 citas al mes, de las que una de cada dos o de cada tres serían presenciales y el resto, telefónicas», marcando como preferentes en un principio todas las «primeras consultas». «Habrá una parte de lo anulado que solo haya que eliminarlo de la lista, ya que se haya resuelto de otro modo o a través de Urgencias y, a partir de ahí, por preferencia bajo un criterio médico», señala García Prieto.
35 VIGILANTES DE SALUD PÚBLICA
Todo se articula bajo la premisa de que «aún se está en pandemia» y, por ello, «hay que hacer un regreso paulatino y prudente». En esa línea, otra de las novedades, en este caso en Atención Primaria, es la relativa al control de los pacientes covid, no solo con un circuito por el que deben entrar y salir todos aquellos sospechosos de coronavirus, sino mediante un protocolo que activa el médico de familia mediante la realización de la prueba PCR, cuyo resultado «debe estar en 24 horas» y empezar luego el trabajo de los nuevos vigilantes de salud pública (hay 35 en Valladolid), encargados de «establecer los posibles contactos de cada infectado».