Coinciden en el tiempo la decisión del "exnúmero dos" del PP Teodoro García Egea, que fue mano derecha de y mano derecha de Pablo Casado, de abandonar su escaño en el Congreso de los Diputados, en el que ha permanecido un año después de que perdieran la guerra desatada contra la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, a cuenta de la participación del hermano de esta en una operación de suministro de mascarillas, en la que obtuvo un pingüe beneficio por su intermediación, con la presentación de la fundación del Partido Popular, Reformismo21, que viene a sustituir a la que con el nombre de "Concordia y Libertad" puso en marcha la anterior dirección del PP.
Con la marcha de García Egea a la empresa privada desaparece uno delos últimos rastros del "casadismo" en la política activa y los que sobreviven serán laminados en la elaboración de las próxima listas electorales, al menos en la Comunidad de Madrid, de la misma forma que los "sorayistas" tuvieron que volver a la retaguardia a la espera de que el vaivén de péndulo les devuelva a los puestos de mando ahora de la mano de Alberto Núñez Feijóo dispuesto a recuperar talento, experiencia y capacidad de gestión para ir preparando la posible recuperación del poder en las próximas elecciones generales. En definitiva, ocurre lo que tantas veces se ha vivido en la política nacional la alternancia de los equipos de unos y otros líderes, y el pase de algunos de ellos a la categoría de "históricos" guardianes de las esencias del partido, dispuestos a volver cuando se les necesita siempre que no hayan convertido su salida de la política en una historia de rencor. Al menos por ahora todos los "casadistas" guardan un respetuoso silencio con la acción del nuevo jefe de filas.
Alberto Núñez Feijóo quiere que la nueva fundación coexista con FAES, más dedicada a los asuntos ideológicos mientras que Reformismo21 estará más orientada a la acción política, con la incorporación de relevantes personalidades del mundo de la empresa y la recuperación de ministros de las etapas de Aznar y sobre todo de Mariano Rajoy, como Fátima Báñez, Isabel García Tejerina, José Piqué, o el brevísimo ministro de Economía Ramón Escolano, que apenas estuvo tres meses justos en el cargo de ministro de Economía en sustitución de Luis de Guindos, cuando fue nombrado vicepresidente del Banco Central Europeo, y que es otro de los políticos con los que Feijóo quiere volver a contar. O los hermanos Nadal.
Con estas reincorporaciones Feijóo demuestra que quiere contar con un sólido equipo económico ante el hecho de que Bruselas ya envía señales de que a partir del próximo año habrá que volver a la senda del cumplimiento de las medidas de estabilidad con control del déficit y de la deuda pública y que volverán las recomendaciones de austeridad que conllevan reducción del gasto público y reformas del sistema productivo.
La economía será, sin duda el eje de la próxima campaña electoral, en la que el PP enarbolará el compromiso de no tocar el gasto social. Pero está la experiencia de Rajoy, que dijo lo mismo y en su primer consejo de ministros recortó diez mil millones de euros. A pesar del diagnóstico pesimista sobre la situación económica de España que realiza el PP, los últimos reportes del Banco de España o de la OCDE indican que la economía española mantiene fuerte el proceso de recuperación.