El juicio con jurado por el crimen de la Circular se ha centrado este miércoles, en su séptima jornada, en la pericial de la Policía Nacional que situaría a los seis procesados en el entorno del inmueble de la víctima a tenor de los datos obtenidos a través de los repetidores de telefonía móvil.
A semejanza del trabajo más propio de un orfebre, el segundo de abordo del Grupo de Homicidios, en línea de lo manifestado el día anterior por su jefe, ha detallado cómo fueron encajando las piezas por el cotejo del tráfico de llamadas y posicionamiento entre los encausados el día de los hechos, con la ayuda del Área de Telecomunicaciones de la Policía Nacional y las compañías de telefonía, y a partir del visionado de las imágenes de ellos y sus vehículos captadas por las cámaras de seguridad de los establecimientos del entorno de la plaza Circular.
Estas pruebas, junto con el testimonio de una persona que vio salir del portal de la víctima a tres personas y la confesión en comisaría de uno de ellos, Antón A.M., son las que llevan a los investigadores a situar el 17 de octubre de 2018 en el escenario de los hechos a los seis inquilinos del banquillo y a mantener su participación en los mismos. En el caso de los presuntos sicarios, las huellas y el ADN han demostrado que Anton, Kamenov y Krasimirov estuvieron en la vivienda, y el informe telefónico ahora también incriminaría a los tres teóricos inductores, Rubén, Arso y Emil, a quienes la Policía sitúa en el entorno de la plaza Circular durante el asalto mortal a María Aguña.
A lo largo de la jornada ha quedado patente la complejidad de la pericial sobre el posiciomiento de los acusados a tenor del tráfico de llamadas y datos recogidos por los repetidores de telefonía más cercanos. A ello se han aferrado las defensas para tratar de generar fugas en la 'línea de flotación' de la prueba y sembrar dudas en los integrantes del jurado popular, que tendrán que familiarizarse con términos del tipo celdas, BTS y CGI.
En su comparecencia como perito, el agente, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha hecho una reconstrucción de un robo en el que, según la hipótesis policial, el protésico vallisoletano Rubén A.R. actuó como 'autor intelectual' secundado por su 'lugarteniente', Arso A.I, y con la mediación de Emil A.M, quien se habría encargado de reclutar a los supuestos 'ejecutores' materiales, Antón A.M., Gabriel E.K. y Gabriel M.K., estos tres últimos, al igual que los dos anteriores, de nacionalidad búlgara.
Aunque las distintas partes personadas en la causa han vuelto a preguntar por el origen de la "información privilegiada" que los acusados obtuvieron, presuntamente, del entorno más cercano de la septuagenaria, que falleció a causa de una insuficiencia cardiaca, el integrante del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional ha precisado que en el cotejo de esas llamadas telefónicas no se ha detectado la participación de ningún familiar, y ello pese a que todas las sospechas se centraran en un primer momento en Cristina A., la entonces pareja del hijo de la víctima.
Las previsiones iniciales apuntaban que el juicio podría concluir este viernes. Se investiga si el empresario protésico dental Rubén A.R., presunto cabecilla, se concertó con el resto para perpetrar un robo en una vivienda de la plaza Circular que ocupaba María Aguña, de 73 años, para apoderarse de importantes cantidades de dinero y joyas que, a través de un informante no identificado, sabían que guardaba en una caja fuerte.
El robo, sin embargo, se complicó y tres de los autores materiales del asalto acabaron con la vida de la anciana --falleció a causa de una insuficiencia cardiaca-- tras golpearla brutalmente y dejarla maniatada y amordazada al abandonar de forma precipitada el inmueble, sin que obtuvieran más que unos anillos que arrebataron a la víctima.
Con carácter provisional, la fiscal del caso y un hijo de la víctima entienden que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato, robo con violencia en casa habitada, detención ilegal y pertenencia a grupo criminal, con una petición global en el primer caso de 31 años de cárcel y en el segundo de 38 años, a sustituir por prisión permanente revisable, mientras que otra de las hijas de la anciana entiende que la muerte de ésta se encuadra en un homicidio y por eso solicita 21 años de privación de libertad.
De los seis acusados, tan solo Antón A.M. y Gabriel E.K. han confesado su participación en el robo. La defensa del primero solicita un año por robo en casa habitada en grado de tentativa, pero el letrado del segundo mantiene la absolución al haber impugnado, por inconstitucionales, las imágenes recogidas en cámaras de seguridad del entorno de la vivienda de la víctima y, alternativamente, pide una condena por delito de robo en grado de tentativa y lesiones en concurso con un homicidio imprudente.