Años en Valladolid: 50
Profesión: Empresaria hostelera y cocinera
Comida y bebida favorita: Callos y Ribera del Duero
Rincón favorito: Parque de la Fuente de la Salud
A Hortensia Eulalia dos Santos, 'Romy' (Lisboa, 1956), se le conoce especialmente por los más de diez años que mantuvo en la calle de la Estación el popular Café Fado La Portuguesa, desde su apertura en una fecha tan histórica para su país natal como el 25 de abril, pero de 2012 (el de 1974 fue el de la Revolución de los Claveles, la sublevación militar que acabó con la Dictadura de Salazar), hasta que bajó la persiana el 30 de junio de 2022. Entonces decidió jubilarse, pero improvisó su regreso el pasado enero con el Gastrobar Amanecer La Portuguesa en la carretera de Rueda, donde ofrece hasta 92 recetas de bacalao que va alternando a razón de "una o dos por día", aparte de pulpo, mejillones o vieiras, iniciando así un nuevo capítulo en Valladolid de una vida de novela que se remonta unas cuantas décadas más.
A esta ciudad arribó precisamente en 1974. Era bailarina y había sido portada «en una revista como puede ser 'Hola' en España», en la que apareció desnuda por una foto que le tomaron la noche del 25 de abril de aquel año, cuando irrumpieron militares en el teatro donde estaba actuando y saludó la llegada de la democracia quitándose la ropa sobre el escenario. El impacto mediático fue tal que emigró poco después por temor a represalias si volvía la Dictadura, y «de casualidad» acabó aquí.
'Romy Santy' prolongó su carrera de bailarina 16 años más, tiempo en el que no dejó de viajar con artistas como Lina Morgan o María Jiménez. Pero con Valladolid como «puerto principal» (con visitas cada pocas semanas porque en esta ciudad se crió su hijo desde 1976), hasta que un grave accidente de tráfico la retiró de las tablas en 1990, se estableció definitivamente y empezó a plasmar su arte en la cocina. En 1992 abrió su primer bar, El Nido, en Portillo de Balboa; en 2012 La Portuguesa, después de una etapa intermedia de casi seis años en el Hotel Mozart; y hoy, desde el Amanecer, 'Romy' mira atrás y celebra lo que ha crecido Valladolid desde 1974: «Entonces era un pueblo grande, pero ahora veo una gran ciudad cultural y turística, bonita y con mucha historia». Cuando se le pregunta por algo que no le guste de esta tierra sólo pone una «pega», el «dolor» de los plantes de quienes llaman para reservar mesa y no aparecen.
«Tontos hay en todas partes, pero los vallisoletanos son buena gente en general», matiza. «Me recuerdan mucho a los portugueses del norte, de Coimbra, de Guarda: serios, honrados, trabajadores...». Y a estas alturas no se ve en otro sitio: «Si me tocara la lotería igual me compraba casa en mi pueblo de Portugal (Costa de Caparica) para pasar temporadas allí, pero si no, mi lugar está aquí», concluye.