La competitividad de Castilla y León se ve lastrada por la falta de infraestructuras básicas en la Comunidad. Una de las grandes demandas autonómicas, más y mejores carreteras, trenes y aeropuertos, sigue dando razones para elevar el tono de las reclamaciones ante el negativo impacto que su ausencia tiene para la economía regional. Pero no son es el único culpable, ya que el entorno institucional tampoco rema a favor de la mejora de los índices competitivos de Castilla y León, tal y como refleja el informe 'Competitividad Regional en España 2022', presentado esta semana por el Colegio General de Economistas de España. Dos elementos clave, las infraestructuras y el entorno institucional, que contrasta con los buenos datos que presenta el sector empresarial y los trabajadores, que sirven para contrarrestar y que la Comunidad se consolide como la séptima de España con mejor índice competitivo. Y es que el documento de los economistas pone de manifiesto que Castilla y León mejora su nota con respecto al año 2021, aunque a un ritmo inferior a la media nacional. En cualquier caso, la competitividad de la Comunidad cerró el pasado año con una tasa de 9,03 puntos, frente a los 8,7 alcanzados el ejercicio anterior. Un comportamiento con el que Castilla y León se mantiene dentro del nivel competitivo relativo 'medio-bajo', que comandan la Comunidad de Madrid y las dos de régimen foral.
«La recuperación de los niveles de actividad previos a la pandemia y la solidez del mercado de trabajo apuntan a un aterrizaje suave de nuestra economía, a la espera de una clarificación en el panorama geopolítico», señala Valentín Pich, presidente del Consejo General de Economistas de España. El informe, que analiza 54 variables estructuradas en siete grandes ejes que dejan a la Comunidad encajada en el tercer bloque –aquellas con una competitividad media-baja– junto a Aragón, La Rioja, Galicia y Cantabria.
Bajando al análisis que el Consejo de Economistas realiza de Castilla y León, ponen de manifiesto que el dinamismo es «superior a la media» en los apartados de capital humano y eficiencia empresarial. En este sentido, las variables que evolucionan más favorablemente en sus respectivos ejes son la variación del PIB; la tasa de paro juvenil y tasa de paro; la tasa de abandono escolar temprano; el tráfico aéreo; la variación de la productividad; y el gasto en I+D e Investigadores.
Por el contrario, esta es «particularmente desfavorable» en lo relativo a la tasa de ahorro; el déficit público; el parque de vehículos ecológicos; el dinamismo empresarial; y las empresas con medios sociales. No obstante, y a pesar de que el informe alerta del descenso en la competitividad del entorno institucional de Castilla y León, lo cierto es que este ocupa la tercera posición en el ranking nacional.
La innovación es otra de las que lidera la tabla, situándose en cuarto lugar. Ya en la parta baja del listado autonómico se encuentran las infraestructuras básicas –en el puesto 10–, el capital humano –en el 10 igualmente–; o la eficiencia empresarial y el entorno económico, ambas en el undécimo lugar. «En 2022 se constata una mejora sustancial de la competitividad de las Comunidades Autónomas, aunque también es oportuno señalar que persisten notables diferencias entre ellas», señala Pich. Una tesis a la que se abona Patricio Rosas, Coordinador del Informe, que no oculta que en la medida que existe una «acumulación de desigualdades» entre los territorios, existe el «riesgo de dificultar un mayor grado de cohesión social, perpetuando diferencias en los niveles educativos, reduciendo el atractivo a las inversiones y, en consecuencia, limitando las oportunidades de las próximas generaciones».