Tiene el móvil que hoy usa justo desde antes del confinamiento. Es su herramienta de ‘trabajo’: «Aún aguanta... lo cargo unas tres veces al día». Miguel Ángel Reinoso es @mianrey en Twitter, un vallisoletano de 27 años que en un año ha pasado de ser un alumno de Magisterio en Educación Primaria (hoy ya con el TFG presentado) al tuitero de la covid: «Me llaman influencer, pero lo único que hago es poner los datos y poco más, solo busco concienciar».
A finales de marzo de 2020 recuperó su cuenta en esta red social y puso su primer tuit sobre la covid, respondiendo al Ministerio de Sanidad con un mensaje en el que venía a explicar que cuando la fórmula nuevos casos divididos entre la suma de muertos y curados, N/(M+C), fuese menor de 1, la pandemia iría remitiendo. Tuvo tal repercusión que, «por petición popular», empezó a hacer hilos con los datos de las Comunidad Autónomas. Por entonces tenía 200 seguidores. Hoy son casi 52.000: «Notaba que la televisión o los medios decían solo los casos y nada más. Yo quería, dentro del drama, buscar un punto positivo. No esperaba seguir con esto un año después», reconoce.
Miguel Ángel, que llegó a ser árbitro de fútbol hasta Tercera, es uno de los muchos jóvenes y no tan jóvenes a los que la covid les pilló en una etapa disfrutona: «Recuerdo que el sábado anterior al estado de alarma estuve de fiesta con mis colegas en San Miguel». Un año después, como el resto de los humanos, desea que la pandemia acabe cuanto antes: «Ojalá sea dentro de poco. Quiero que esto termine y volver a la vida de antes. Antes era más feliz que ahora. Parece que nos estamos acostumbrando, pero no puede ser teniendo 100 fallecidos diarios desde octubre. Parecemos insensibilizados. No hay que normalizar los datos de fallecidos». Él mismo perdió a su abuelo Pío por la covid y su abuela tiene numerosas secuelas.
Hoy vive con sus padres y su hermano menor, pero el estado de alarma le pilló en un piso de alquiler. Empezó dedicándole una hora al día a Twitter, después de comenzar comparando los datos de España, con Italia y China en un papel. De ahí al excel y ahora al móvil (o al ordenador para los gráficos). Hoy puede estar unas diez horas actualizando cifras por Comunidades; un hilo con las de Sanidad, las vacunaciones, hospitalizaciones... «No descanso ningún día. Se podría decir que es como un trabajo», señala mientras mira de reojo de vez en cuando su smartphone –el lunes de esta semana sus mensajes llegaron a las 5 millones de visualizaciones–. Los fines de semana se toma algún momento de asueto con sus amigos... «Me gustaría hacer algo más de deporte, porque lo he dejado», dice en alto como para convencerse.
Ha pasado momentos duros, como ese primer confinamiento o cuando en mayo se dio cuenta de que la pandemia no se iba a acabar tan sencillamente: «Lo pasé muy mal, me puse a llorar de angustia». Él mismo fue avanzando la segunda ola entre julio y agosto, mes que pasó en Budapest: «Fui para un fin de semana y me quedé mucho más. Quería un cambio». Allí tuvo la covid: «Un día al comer noté que no me sabía nada. Mordí una cebolla y nada. Es una sensación rara». A su vuelta decidió donar plasma para la investigación. Por entonces ya le dedicaba casi todo el día a actualizar los datos en Twitter. «Los que subo son apolíticos, sin sesgo. Tengo seguidores de todos los lados, y muchos son políticos, locales y nacionales», añade. Óscar Puente fue uno de los que más ‘publicidad’ le dio. Y, aunque reconoce que alguna vez ha tenido alguna confrontación, lo habitual son los mensajes de ánimo y felicitaciones. Hace unos meses se decidió a dar la opción de que la gente le hiciese aportaciones económicas a través de PayPal o Bizum, y reconoce que está sorprendido por la respuesta. «Si sigo es porque los medios no ofrecen la información nítida. Sanidad solo lo hace con un PDF rudimentario, que es difícil de entender. Busco acercar la información a todos y hay gente que ya se ha acostumbrado a verme y leerme», señala. Sus gráficos, de hecho, han salido en diversos medios, los últimos en Antena 3, La Sexta o Tele 5.
La covid le ha cambiado la vida: «Mucho, como a todos». Y asegura que es el momento de hacer el último esfuerzo para volver a la normalidad. ¿La suya? «Tengo vocación de profesor. Me gustaría sobre todo serlo de Matemáticas».