Agregado eclesiástico de la Embajada de España cerca de la Santa Sede, periodista y sacerdote desde hace casi medio siglo, Antonio Pelayo (Valladolid, 1944) conoce a la perfección los entresijos y vericuetos de la política vaticana, sus ritos y su particular ‘tempo’. Corresponsal de Antena 3 Televisión en Roma, trabaja desde hace semanas en la noticia más importante del año para millones de católicos, el relevo en el sillón de San Pedro. A un día del comienzo del cónclave, previsto para mañana martes, el vallisoletano analiza en esta entrevista con la Agencia Ical el legado de Benedicto XVI, los retos a los que se enfrentará el nuevo pontífice o el ambiente que se vive en la Ciudad Eterna.
Este cónclave, con el Papa anterior vivo, ¿será diferente a los demás? ¿En qué aspectos podría apartarse de la ‘norma’ habitual’?
Será muy diferente, puesto que es el primero de los tiempos modernos que se celebra sin que haya muerto el Papa precedente.
La sombra de Benedicto XVI, ¿planeará por la Capilla Sixtina? ¿Tendrá algún poder de decisión, más indirecto que directo, claro, en la elección de su sucesor?
Benedicto XVI ha escogido el retiro y no aspira a convertirse en ‘papa-sombra’ de nadie ni en oculto sugeridor de papables. Tiene confianza en los cardenales, muchos de los cuales han sido creados por él, y sabe que obedecerán más a las voces del Espíritu que a las de los hombres, incluidos los medios de comunicación. Pero, evidentemente, su estela sigue brillando y los electores tendrán en cuenta su ejemplo para designarle un sucesor.
A su juicio, ¿cuáles serán los grandes retos a los que se enfrentará la Iglesia del nuevo Papa?
El reto más importante y definitivo es luchar contra el eclipse de Dios en las sociedades modernas. Es lo que se llama nueva evangelización. Para eso es necesaria una purificación de la Iglesia y una adaptación profunda a los ‘signos de los tiempos’ que son muchos: la miseria de los pobres, la marginalización y sexualización de la mujer, la ecología como parte del compromiso religioso con la creación, etc.
¿Cree que ya va siendo hora de que se celebre un Concilio Vaticano III?
Decididamente, no tengo opinión al respeto. Queda mucho Vaticano II por realizar y en este momento un Vaticano III no me parece maduro, pero los tiempos pueden cambiar y esa perspectiva convertirse en algo realista.
Las obras del Joseph Ratzinger teólogo… ¿pasarán a la historia tal y como se dice ahora mismo? ¿Tienen tanta importancia?
Ratzinger es un teólogo de tal envergadura que, aunque no hubiera sido Papa, sus libros están ya en la historia del pensamiento religioso del siglo XX y XXI, pero, además, su magisterio es excepcionalmente rico desde el punto de vista teológico. Sí, seguirán leyéndose durante décadas y tal vez en el futuro sea declarado Doctor de la Iglesia.
¿Cuáles han sido las luces y las sombras de su pontificado?
La laguna más importante es no haber acometido una reforma a fondo de la Curia Romana, tal vez porque ha comprendido que su prioridad era otra, la que he indicado en la tercera pregunta.
¿Qué ambiente se vive en Roma ahora mismo? ¿Emoción, incertidumbre, preocupación por el futuro...?
Roma está muy acostumbrada a los grandes acontecimientos y éste lo es. Ya somos más de 4.000 los informadores que estamos aquí para cubrir el cónclave y la cifra aumentará. No llegaremos a los de las Olimpiadas, pero no andaremos muy lejos. La ciudad se prepara a recibir turistas y eso alivia un poco la crisis.
¿Se prevé un cónclave largo? ¿Costará llegar a la fumata blanca?
No, los cónclaves modernos no son largos. Duran tres o cuatro días a lo máximo. La regla no se romperá porque al cónclave se llega ya con mucho trabajo hecho.
¿Cuáles cree que son las razones de fondo por las que Benedicto XVI renunció a su Pontificado?
No hay que inventárselas. Las ha dado él mismo en repetidas ocasiones estos días: falta de vigor para guiar «adecuadamente» la Iglesia. No entremos en complots, conjuras, conspiraciones. Ha sido una meditación muy larga y una decisión tomada hace tiempo, pero ejecutada de un modo admirable por su sencillez y humildad.
¿Le habrán influido los escándalos de los últimos meses?
Nadie es ajeno a lo que sucede a su alrededor. El Papa ha sufrido mucho por los escándalos como la pedofilia de algunos sectores del clero, la falta de transparencia en las finanzas de la Santa Sede, las resistencias a las reformas de amplios sectores curiales. Pero no han sido éstas las razones profundas de su renuncia. Así lo creo.