La junta militar birmana, en el poder desde el golpe de Estado del 1 de febrero, ha cortado en los últimos días la señal de internet en algunas de las zonas más conflictivas del noroeste del país, donde grupos armados combaten contra los militares, informaron este domingo medios locales.
Según la agencia de noticias Chindwin, las autoridades han cortado internet en 23 localidades, 16 de ellas en los estados Chin y Sagaing, donde en los últimos días se han intensificado los combates, con ataques militares sobre algunas ciudades, lo que ha provocado el desplazamiento forzoso de miles de personas.
En la lista de las localidades figuran Thatlang y Mindat, ambas en el estado Chin, que en los últimos días han quedado devastadas por los enfrentamientos entre los grupos de defensa civil y los uniformados.
El resto de los cortes se han producido en el estado Kachin, en Sagwe y en Mandalay, donde este domingo decenas de monjes budistas salieron a las calles para conmemorar el decimocuarto aniversario de la llamada Revolución del Azafrán, en la que los religiosos lideraron multitudinarias protestas contra el régimen militar.
Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, sigla en inglés), más de 206.000 personas han sido desplazadas debido al conflicto tras el golpe de febrero y tres millones de personas requieren ayuda en el país.
El corte selectivo de internet, sobre todo por las noches, fue una de las primeras medidas tomadas por la junta militar tras el golpe de Estado, que justifica por un presunto fraude masivo durante las elecciones generales del pasado noviembre, en las que el partido de la líder depuesta Aung San Suu Kyi arrasó, como ya hizo en 2015, con el aval de los observadores internacionales.
El rechazo al golpe de los militares se ha puesto de manifiesto con protestas a lo largo del país y un movimiento de desobediencia civil que ha conseguido parar a parte de la Administración y del sector privado.
Al menos 1.125 personas han muerto a raíz de la brutal represión ejercida por policías y soldados desde el golpe, que han disparado a matar contra manifestantes pacíficos, mientras se mantiene detenidos a casi 6.803 opositores, según datos de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.
El golpe también ha recrudecido el conflicto armado en el país con el nacimiento de nuevos grupos de defensa contra la junta militar, muchos de ellos bajo el paraguas de un Gobierno democrático alternativo formado por antiguos parlamentarios y activistas.